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Vídeo: ¿Se ha estrellado la nave Schiaparelli? - ESA/ATG medialab

EXOMARS, SCHIAPARELLILa ESA desconoce si Schiaparelli se ha estrellado en Marte

La sonda TGO entró en la órbita del Planea rojo con éxito pero, por ahora, no hay datos suficientes para saber si el módulo de aterrizaje está «de una pieza». El fallo ocurrió en los últimos 50 segundos

Madrid Actualizado: Guardar
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La Agencia Espacial Europa (ESA) todavía no sabe qué ha pasado con el módulo Schiaparelli, que ayer debía haber aterrizado en Marte, pero cuya señal se perdió durante el descenso (Así te lo contamos en directo). Los responsables de la agencia han confirmado esta mañana en una rueda de prensa desde el Centro de Control en Darmstadt (Alemania) que el Orbitador de Gases Traza (TGO) entró en la órbita de Marte con gran éxito, pero ni siquiera pueden aclarar si el módulo de aterrizaje «está de una pieza» sobre el terreno del Planeta rojo. De momento, solo se puede esperar. Dicen que hacen falta más datos para poder dar una respuesta, y que esta llegará sin duda en los próximos días.

Una comisión de investigación ya trabaja en ello.

La señal del TGO, la mitad de la misión ExoMars destinada a girar alrededor de Marte, llegó a las 18.35 del miércoles sin problemas. Dos horas después se confirmaba que la nave había entrado en órbita y que estaba lista para comenzar a trabajar, pero no había ni rastro del Schiaparelli, el artefacto que iba a tocar tierra.

Los primeros indicios de las señales de radio captadas por el Giant Metrewave Radio Telescope (GMRT), un conjunto de telescopios situado cerca de Pune, India, y la sonda europea Mars Express sugieren que Schiaparelli completó con éxito la mayoría de las etapas de su descenso de 6 minutos a través de la atmósfera marciana, incluida la desaceleración, el despliegue del paracaídas y el funcionamiento del escudo térmico, según explicaba Andrea Accomazzo, responsable de operaciones de vuelo, quien estuvo al frente también de la famosa misión Rosetta. Pero después algo se torció y se perdió la señal. Y fue justo al final, porque el módulo dejó de transmitir más o menos unos 50 segundos antes del tiempo de aterrizaje programado.

Según la telemetría grabada por el TGO, es posible que desprendimiento del escudo térmico y el paracaídas se produjera antes de lo esperado, pero el análisis de estos datos todavía no se ha completado. Los propulsores se activaron brevemente, aunque también pudo suceder que se apagaran antes de lo debido, a una altitud que aún no se ha determinado.

Desde la NASA esperan que su sonda Mars Reconnaissance Orbiter (MRO) sea capaz de fotografiar la zona de aterrizaje del módulo y que las imágenes lleguen en los próximos días. «Estoy seguro que seremos capaces de entender qué ha pasado», insistía Accomazzo.

Un éxito, pese a todo

A pesar de los inconvenientes, los responsables de la misión hablan de éxito e incluso en la rueda de prensa se escuchó la palabra «felices». «Tenemos un impresionante vehículo orbital alrededor de Marte listo para hacer ciencia y para apoyar la misión ExoMars en 2020», afirmaba Jan Wörner, director general de la ESA. «Nuestra exploración de Marte ha comenzado», se sumaba David Parker, director de Vuelos Tripulados y Exploración Robótica. «Todos los parámetros son normales. Mars Express tiene una compañera», decía Accomazzo.

Pero saber qué ha pasado con Schiaparelli es fundamental, ya que su misión principal es probar las tecnologías de aterrizaje para que en 2020 Europa pueda poner su primer rover en Marte. «Los datos nos permitirán comprender plenamente la secuencia de los hechos, y por qué no se produjo un aterrizaje suave. Eso ya es extremadamente valioso. No podemos especular más en este momento», reconocía Parker.

En 2003, el rover británico Beagle 2 de la también sonda europea Mars Express quedó inutilizado sobre la superficie de Marte cuando falló el sistema de apertura de los paneles solares que debían alimentarla. No se sabía nada del artefacto hasta que en 2015 la MRO encontró sus restos. La antena de radiofrecuencia estaba bajo los paneles y, al no desplegarse estos, no podía transmitir datos ni recibir comandos desde la Tierra. De ahí su largo silencio. Los responsables de ExoMars esperan que Schiaparelli no tenga un destino parecido. Otras misiones que también han acabado en catástrofe cuando pretendían poner un pie en Marte son las soviéticas Mars 2, Mars 3 (que aterrizó pero duró solo unos segundos), Mars 6 y Phobos 2, y la estadounidense Mars Polar Lander.

¿Por qué es tan difícil aterrizar?

Y es que aterrizar en otro mundo es harto complicado, y más en Marte, con una atmósfera y gravedad livianas. «Primero hay que tener en cuenta adónde se va. No es lo mismo aterrizar en un cuerpo sin atmósfera, como un cometa o la Luna, que en otro que la tenga», explica Ignacio Arruego Rodríguez, investigador del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) responsable de la estación meteorológica DREAMS-SIS a bordo de Schiaparelli. Para alcanzar un planeta como Marte, «hay que tener en cuenta el rozamiento y el calor extremos de la entrada en la atmósfera, hay que entrar con un ángulo determinado...».

Hasta ahora, se han aplicado distintos sistemas de aterrizaje en Marte: paracaídas, grandes airbags y retrocohetes, como el que la NASA utilizó para posar el rover Curiosity. La propulsión con retrocohetes fue también la elegida para el Schiaparelli, «y es algo muy complejo: sensores giroscópicos, acelerómetros... Son muchas piezas que deben funcionar a la perfección. Todo está automatizado y es imposible comandarlo desde Tierra», dice el investigador.

Schiaparelli entró en la atmósfera a 122 km de altura a 21.000 km por hora. Su paracaídas se abrió cuando quedaban 11 km para llegar al suelo y voló durante otros diez km a una velocidad de 1.700 km por hora. Cuando solo faltaba un kilómetro, se soltó el paracaídas y antes el escudo de protección, para que quedara libre un radar en la base del aterrizador que medía la velocidad y la distancia al suelo. Entonces debían encenderse los retrocohetes 30 ó 40 segundos y apagarse a unos metros del suelo. Pero ahí es donde comienza el misterio. «¿Lo más complicado del proceso? La suma de todo. Aterrizar en un mundo con atmósfera es muy incierto, por la presión atmosférica, la densidad, los vientos...», apunta Arruego. Además, ExoMars ha llegado a Marte con «mal tiempo», en una época en la que hay muchas tormentas de polvo. Precisamente el tipo de información que los instrumentos de Schiaparelli iban a recoger.

Arruego lo reconoce: tiene «pocas esperanzas» respecto al futuro del artefacto. Y con él el de la estación DREAMS. «Los chequeos durante el viaje indicaban que todo iba bien, pero si no podemos contactar con el aterrizador, no podremos hacer nada», dice. Pese a todo, recuerda que TGO puede hacer una gran ciencia «y va perfecto». Respecto a su compañero sobre Marte, crucemos los dedos.

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