Reconstrucción del aspecto en vida de la serpiente de Libros
Reconstrucción del aspecto en vida de la serpiente de Libros - Jim Robbins

Los colores de una serpiente de hace 10 millones de años

El análisis de la piel de un reptil de Teruel conduce a un nuevo método de estudio de la coloración de los vertebrados extintos

MADRID Actualizado: Guardar
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Conocer el verdadero aspecto de un animal que vivió en el pasado es una tarea complicada, especialmente en lo que se refiere a sus colores. Los fósiles, por lo general, no desvelan mucho sobre ellos y los investigadores se ven muy limitados a la hora de «pintar» a una criatura extinta, llevados por hipótesis más o menos acertadas. Sin embargo, una serpiente que acechaba en la maleza de Teruel hace 10 millones de años ha revelado sus auténticos tonos originales. El reptil lucía un atractivo verde moteado de negro, con su parte inferior pálida, que probablemente le ayudó a camuflarse durante el día. La nueva investigación, en la que ha participado la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis, aparece publicada en la revista Current Biology.

El fósil de la serpiente de Libros procede de las antiguas minas de azufre de Libros, pertenece a las colecciones clásicas del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) y se expone en el Museo Paleontológico de Dinópolis. La serpiente, a la que le falta la cabeza, fue muestreada para poder analizar con microscopio electrónico de barrido diversas partes de su piel.

Hasta ahora, la paleta de los fósiles se limitaba a los marrones, negros y rojos arcillosos resultantes de la conservación de la melanina, por ejemplo en la piel y las plumas, ya que ningún otro pigmento parecía resistir el paso del tiempo. Pero la piel de esta serpiente fosilizó en fosfato de calcio, un mineral que reproduce con precisión detalles de las estructuras a nivel subcelular.

El fósil de la serpiente de Libros
El fósil de la serpiente de Libros - McNamara et al./Current Biology 2016

De esta forma, la piel de la serpiente ha logrado mantener las formas características de los diferentes tipos de células que contienen los pigmentos (cromatóforos), que habrían producido colores amarillentos, verdes, negros, marrones, e incluso iridiscencia, cuando el animal estaba vivo. «Me quedé atónita mirando a través del microscopio. Casi no podía ver lo que estaba viendo», asegura Maria McNamara, paleontóloga en la Universidad de Cork (Irlanda) y líder del estudio.

La investigación ha demostrado que el color en los animales fosilizados no solo puede identificarse por la melanina, sino que también puede conservarse en tejidos mineralizados. Este descubrimiento permitirá reexaminar muchos fósiles que podrían haber conservado evidencias de su color original y ofrecer valiosa información sobre la importancia del color en las estrategias vitales y la evolución de las especies.

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