Un oso de agua
Un oso de agua - Nicole Ottawa & Oliver Meckes/Eye of Science/Science Source

Científicos japoneses «resucitan» con éxito un oso de agua que estuvo congelado 30 años

El tardígrado es un ser tan resistente que puede vivir por debajo de los 200ºC bajo cero e incluso en el espacio exterior

TOKIO Actualizado: Guardar
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Un instituto de investigación japonés ha resucitado con éxito un oso de agua, un microanimal capaz de sobrevivir en condiciones medioambientales extremas, que fue encontrado congelado en el Polo Sur hace más de 30 años. El Instituto Nacional de Investigación Polar de Japón (NIPR) explicó, en un comunicado, que el ejemplar de tardígrado (popularmente conocido como oso de agua, por su aspecto y manera de caminar) resucitado fue hallado en unas muestras de musgo obtenidas en noviembre de 1983 cerca de la base polar Showa que Japón tiene en la Antártida Oriental.

El proceso de descongelación del oso de agua comenzó en mayo de 2014, según el NIPR. El organismo apuntó que hasta ahora se había logrado revivir a uno de estos microanimales (aquellos que solo pueden verse mediante un microscopio) tras un máximo de nueve años de congelación, por lo que este logro supondría un nuevo récord.

El tardígrado es considerado el ser vivo más resistente, al ser capaz de sobrevivir en condiciones extremas de temperatura (de entre más de 100ºC y por debajo de los 200ºC bajo cero), presión o radiación. De hecho, es el único animal que ha logrado sobrevivir en el espacio exterior, tal como demostró un experimento realizado en 2007.

Los osos de agua son capaces de entrar en estado de criptobiosis, un proceso que les permite sobrevivir en entornos extremos. Mediante la criptobiosis, detienen o reducen todos sus procesos metabólicos hasta que las condiciones medioambientales retornan a la normalidad. Su capacidad de deshidratarse les deja «como muertos» durante años.

Los investigadores del NIPR consideran que la supervivencia de este espécimen tras haber permanecido en temperaturas inferiores a los 20 grados bajo cero durante más de tres décadas ayudará a conocer mejor los procesos criptobiónicos.

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