Los investigadores han identificado una sola expresión facial, universal, que se interpreta a través de muchas culturas como la encarnación de la emoción negativa
Los investigadores han identificado una sola expresión facial, universal, que se interpreta a través de muchas culturas como la encarnación de la emoción negativa - Universidad Estatal de Ohio

Tu cara te delata, aquí y en China

La expresión facial para mostrar sentimientos negativos es universal, según un estudio con hablantes anglosajones, españoles, chinos y de lengua de signos

MADRID Actualizado: Guardar
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Da igual la cultura a la que pertenezcas, el lugar del mundo en el que vivas o las tradiciones y la educación con las que has crecido. Si hablas español, la cara que pones para decir «no» es la misma que muestra un hablante nativo de inglés, chino mandarín o lengua de signos americana, el lenguaje por señas que se utiliza en EE.UU. y otros muchos países. Consiste en un ceño fruncido, los labios apretados y la barbilla levantada, y como la hacemos cuando queremos transmitir sentimientos negativos como, por ejemplo, «no estoy de acuerdo», los investigadores la llaman la «cara del no».

Según explican en la revista Cogniticion, esta expresión facial es universal. El estudio revela que nuestros músculos faciales se contraen para formar la cara del no a la misma frecuencia con la que hablamos o utilizamos el lenguaje de signos en una frase, como si fuera parte de nuestro lenguaje.

Los hablantes de lenguaje de signos americano, que es el que han estudiado los investigadores, incluso ponen esta cara en vez de hacer el signo del no. Les es suficiente para expresar lo que sienten.

«Hasta donde sabemos, esta es la primera evidencia de que las expresiones faciales que utilizamos para comunicar un juicio moral negativo se han transformado en una parte única y universal del lenguaje», dice Aleix Martínez, científico cognitivo y profesor en la Universidad Estatal de Ohio (EE.UU.).

Previamente, Martinez y su equipo habían utilizado algoritmos para identificar 21 expresiones emocionales distintivas, incluidas las complejas, que son combinaciones de emociones más básicas. «Feliz» y «disgustado», por ejemplo, pueden ser combinadas en «felizmente disgustado», una cara que podríamos poner cuando vemos una comedia con una escena burda en la tele o cuando un bebé adorable hace de las suyas en el pañal.

Para el nuevo estudio, los investigadores lanzaron la hipótesis de que si existía una cara del no universal, combinaría tres expresiones faciales básicas que son universalmente aceptadas para indicar desagrado moral: la ira, el asco y el desprecio.

Según explica Martinez, Charles Darwin creía que la habilidad de comunicar peligro o agresión era clave para la supervivencia humana mucho antes de desarrollar la habilidad de hablar. Así que los investigadores sospecharon que si existía alguna expresión facial universal, la de desacuerdo o desaprobación sería la más fácil de identificar.

Para probar su hipótesis, sentaron a 158 universitarios frente a una cámara digital. Los estudiantes fueron filmados y fotografiados a medida que mantenían una conversación casual con una persona detrás de la cámara en su lengua nativa. Los voluntarios pertenecían a cuatro grupos, elegidos por representar una amplia variedad de estructuras gramaticales: el inglés, el español, el chino mandarín y el lenguaje de signos americano, que combina gestos de la mano, la cabeza y movimientos del cuerpo para comunicar frases o palabras individuales.

Marcador gramatical

Los investigadores estaban buscando un «marcador gramatical», una expresión facial que determina la función gramatical de una oración. Por ejemplo, en la frase «no voy a la fiesta», hay un marcador gramatical de la negación: «No». Sin él, el significado de la frase cambia por completo: «Voy a la fiesta».

Los científicos razonaron que si el marcador gramatical de la negación es universal, entonces todos los participantes en el estudio harían expresiones faciales similares al utilizarlo, independientemente del idioma que se hable. Todos deberían poner la misma «cara de no» al tiempo que realizaban un discurso hablado o gestual negativo.

En efecto, así sucedió al responder a cuestiones cómo qué les parecería si aumentaran las tasas universitarias. Los científicos revisaron las imágenes de los músculos de las caras en movimiento y los algoritmos informáticos buscaron cosas comunes entre ellas. Así se dieron cuenta de que había una «cara del no»: las cejas fruncidas de ira, en combinación con la barbilla levantada de asco y los labios apretados de desafío. Sin importar el idioma, y sin importar si estaban hablando o utilizando el lenguaje de signos, los rostros de los participantes mostraron estos mismos tres movimientos musculares cuando comunicaban frases negativas.

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