Guillem Anglada-Escudé es un cazador de planetas, profesor de Astrofísica de la Universidad Queen Mary de Londres
Guillem Anglada-Escudé es un cazador de planetas, profesor de Astrofísica de la Universidad Queen Mary de Londres - ABC
Profesor de Astrofísica de la Universidad Queen Mary de Londres

Anglada-Escudé: «Decir que no puede haber agua y vida en Próxima b pero sí en los planetas de Trappist 1 es una barbaridad»

El descubridor del exoplaneta más parecido y cercano a la Tierra arremete contra la NASA por intentar minimizar su hallazgo

Madrid Actualizado: Guardar
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Según la prestigiosa revista «Nature», el español Guillem Anglada- Escudé fue uno de los diez científicos más importantes del mundo en 2016. El motivo: él fue quien dirigió el equipo que descubrió, en agosto del pasado año, el planeta Próxima b, un mundo muy parecido al nuestro y a la menor distancia posible de la Tierra. Es decir, alrededor de la estrella más cercana a nosotros, Próxima Centauri, a solo 4,3 años luz de aquí. Un mundo prometedor, probablemente con agua y quizá incluso con un atmósfera que podría permitir la vida. Hace pocas semanas, sin embargo, la NASA hacía público un estudio en el que afirmaba que con toda probabilidad Próxima b no pueda tener una atmósfera, ni agua, ni por supuesto vida alguna.

¿La razón? Su estrella anfitriona es una enana roja, y las enanas rojas hacen gala de una actividad muy superior a la de estrellas del tipo de nuestro Sol. En otras palabras, las fortísimas tormentas solares habrían barrido hace mucho tiempo cualquier rastro de atmósfera y agua de la superficie del planeta. Por eso, el anuncio de la NASA del hallazgo de siete nuevos mundos alrededor de Trappist-1, otra enana roja muy parecida a Próxima Centauri, ha indignado al científico ya que, según la agencia norteamericana, seis de esos mundos sí que podrían tener una gran cantidad de agua. En esta entrevista concedida a ABC, Anglada-Escudé explica las razones de su descontento, y afirma que o bien la NASA ha cometido un error, o bien está tratando de minimizar otros hallazgos en su propio beneficio. «No hay ninguna razón -asegura el investigador- para lanzar las campanas al vuelo en un caso y desestimar el otro».

¿Cuáles son las principales diferencias entre Próxima b y los planetas recién descubiertos alrededor de Trappist-1?

La verdad es que no hay mucha diferencia. En ambos casos se trata de mundos rocosos, de tamaño parecido al de la Tierra y en órbita de estrellas del tipo enana roja. La estrella Trappist-1 es un poco más pequeña que Próxima Centauri, y algo menos brillante, aunque ambas son muy similares y perfectamente comparables. La única diferencia estriba en que alrededor de Trappist 1 se han encontrado más planetas, y que además esos planetas transitan frente a la estrella, es decir, pasan por delante de ella con respecto a nosotros, mientras que el caso de Próxima b aún no estamos seguros. Y eso tiene relevancia científica, porque si hay tránsito se pueden observar más detalles, lo cual es una ventaja. Sin embargo, al mismo tiempo, al estar diez veces mas lejos, (40 años luz frente a los 4,3 años luz de Próxima Centauri) Trappist-1 se ve, por lo menos, cien veces más débil que Próxima Centauri, lo que es una clara desventaja.

¿Se han averiguado, o no, más detalles sobre los planetas alrededor de Trappist-1 que de Próxima b?

No, aún no. De los planetas alrededor de Trappist-1 se saben los tamaños, mientras que de Próxima b conocemos la masa. Lo que aún no se sabe, en ninguno de los dos casos, es si tienen o no agua, ni atmósfera.

¿Por qué entonces la NASA publicó hace unas semanas un estudio en el que decía que en Próxima b no puede haber agua ni atmósfera, y ahora anuncia que los mundos de Trappist-1 sí que pueden contar con ambas cosas?

Es una contradicción evidente. No hay un motivo racional, ninguna razón para ello. Alguien debió tomar una decisión equivocada, o fue un descuido, o bien no hay comunicación entre departamentos… Pero decir lo que dijeron hace dos semanas y salir ahora con esto, si no está hecho a propósito para reforzar su propio descubrimiento es, como mínimo, una metedura de pata, y de las gordas. Si por el contrario se han dado cuenta y no han hecho nada al respecto, entonces es que no tienen vergüenza. No pueden decir hace dos semanas que Próxima b no vale porque la actividad de las enanas rojas, sus fulguraciones, no lo permiten, y salir ahora diciendo que los planetas que han encontrado ellos alrededor de otra enana roja similar sí que valen.

¿Qué tienen de especial las enanas rojas?

Todas las estrellas pasan por las mismas fases. La Tierra, durante los primeros 100 millones de años, también recibió mucha erosión por parte del Sol. Pero las enanas rojas duran más, son la última fase de evolución de ese tipo de estrellas y desde el momento en que se convierten en enanas rojas cambian muy poco. Pueden permanecer casi sin cambios durante muchos miles de millones de años.

¿Pero puede o no haber mundos habitables alrededor de una enana roja?

Si que puede haberlos. Lo que cuenta son las fases iniciales de la vida de los planetas a su alrededor. Y de qué están hechos esos planetas en origen. Si un mundo nace con mucha agua y logra formar una atmósfera estable, esa atmósfera resistirá los “ataques” de la enana roja. Y tanto Próxima b como otros posibles mundos alrededor de Próxima Centauri tienen miles de millones de años, de antigüedad, porque se formaron al mismo tiempo que la estrella, que tiene la misma edad que nuestro Sol, es decir 5.000 millones de años. Trappist-1 es más joven, aunque no se sabe cuánto. Si Próxima b realmente perdió su atmósfera y su agua, debió de ser al principio, poco después de su formación. Pero si no lo hizo, ha tenido todo el tiempo del mundo para desarrollarse, e incluso para albergar vida. Por eso no hay datos suficientes para decir que Próxima b no tiene agua ni atmósfera. Lo que hay son simulaciones, teorías que habrá que comprobar.

¿Qué datos concretos deberíamos tener para poder afirmar sin lugar a dudas que Próxima b no es un planeta habitable?

Habría que obtener una imagen directa del planeta, que no la tenemos, y buscar los tránsitos, si es que los tiene. Así se podría ver la señal espectroscópica de su posible atmósfera, su composición. Se podría ver si hay nubes, lo cual implicaría una atmósfera… Y exactamente lo mismo habrá que hacer con los seis planetas de Trappist-1. Sabemos que tienen tránsito, que pasan por delante de su estrella. Ahora hay que volver a ver esos tránsitos y sus características con un espectrógrafo, algo que no se ha hecho todavía ni en Próxima b ni en los planetas de Trappist-1. Están en igualdad de condiciones en eso. Por eso no hay ninguna razón para lanzar las campanas al vuelo en un caso y desestimar el otro.

Se podría decir que las enanas rojas son, al mismo tiempo, buenas y malas anfitrionas para posibles mundos habitables…

Cierto. Las enanas rojas son buenas porque son muchas, de hecho creemos que tres de cada cuatro estrellas de nuestra galaxia son enanas rojas. Y son buenas también porque sus planetas son más fáciles de detectar. Más fáciles que los que pueda haber en estrellas más grandes y brillantes como nuestro Sol, que pueden llegar a cegar nuestros instrumentos. Y al mismo tiempo son malas porque las enanas rojas tienen mucha más actividad de la que tiene nuestro Sol, más fulguraciones, más tormentas solares. Y esas tormentas tienen el potencial de “barrer”, literalmente, las atmósferas de los planetas vecinos, dejándoles estériles para la vida.

Entonces, ¿por qué tanto revuelo con estos nuevos planetas anunciados por la NASA?

Porque ahora que se sabe que están ahí, existe la oportunidad de investigarlos más a fondo y averiguar si tienen, o no, agua y atmósfera, si son aptos, o no, para la vida. Es decir, ahora se podrá poner a prueba el estudio publicado hace dos semanas, el modelo que dice que las enanas rojas no pueden sostener atmósferas con oxígeno debido a la violencia de sus fulguraciones. Los planetas de Trappist-1, y también Próxima b, ofrecen la oportunidad de poner a prueba esas ideas teóricas, de ver si son ciertas. Otros modelos, sin embargo, sostienen que esos planetas tienen tanta agua que pueden resistir las agresiones de Trappist-1. ¿Quién tiene razón? No lo sabemos aún. Pero decir que algo no existe usando solo un modelo teórico es una de las mayores barbaridades que se pueden hacer en Ciencia. Según eso, el 51 Pegasi, ahora llamado Dimidio, el primer exoplaneta descubierto en 1995, no habría tenido que existir. Y sin embargo, ahí está. Decir que no puede haber agua y vida en Próxima b pero sí en los planetas de Trappist-1 es una auténtica barbaridad.

¿Se trata quizá de una cuestión de propaganda?

O de mala comunicación, no lo se, pero no tiene mucho sentido. No es lógico ni objetivo. Aunque sea una metedura de pata, en la NASA deberían hacer algo al respecto, haber dicho algo…. Con unas semanas de diferencia y por intereses que no son científicos, están diciendo dos cosas que son opuestas, y deberían tener mucho cuidado con eso. No me meto con los científicos que hicieron el estudio, que además son europeos, sino con el uso que se ha hecho de esa investigación. Suena raro y molesto, pero como es la NASA, nadie dice nada.

¿Tanta rivalidad hay entre las agencias espaciales?

Tanto los planetas de Trappist-1 como Próxima b son grandes descubrimientos, porque nos dan la posibilidad de poner a prueba los modelos existentes, y ver si son buenos o no. Pero es cierto que estamos en una nueva carrera en lo que se refiere a la caza de exoplanetas. El hallazgo de los mundos de Trappist-1 es la entrada de la NASA en esa carrera, en la que muchos ya estábamos desde hace tiempo. Por eso, creo que hay que celebrar el hallazgo anunciado estos días, igual que se celebró el de Próxima b. Lo que no tiene sentido es lo otro, que es algo meramente publicitario.

Siendo realistas, ¿cuándo cree que podremos encontrar un planeta gemelo de la Tierra?

Ya veremos cómo son estos planetas, aunque nunca van a ser gemelos. Si se refiere a un planeta muy similar a la Tierra, alrededor de una estrella parecida al Sol, diría que tardaremos al menos 10 o 15 años. Aunque no hay dos planetas iguales en el Universo. Los parámetros y las variables a tener en cuenta son infinitas, y si quieres un gemelo de verdad, necesitas que todas esas condiciones se repitan. Pero igual son las enanas rojas las que nos den una respuesta mucho antes. Hay una posibilidad real de que esos planetas tengan agua, atmósfera y vida, digan lo que digan los teóricos. Y ahora tenemos muestras para poder comprobarlo.

¿Cuánto puede tardar esta comprobación?

Menos tiempo, unos pocos años. El Hubble ya está en ello, y el James Webb, su sustituto, se pondrá en cuanto se lance. Con la tecnología actual, Trappist-1, a 40 años luz de distancia, está casi en el límite de lo que permite la tecnología. Próxima Centauri, a solo 4,3 años luz, es mucho más asequible. Y tenga en cuenta que entre la Tierra y Trappist-1 hay por lo menos 300 enanas rojas más, algunas de ellas con planetas confirmados, aunque no terrestres.

¿En qué está trabajando ahora?

Seguimos con Próxima Centauri. En verano buscaremos más planetas, sospechamos que puede haber más. Y el caso de Trappist-1 nos anima en ese sentido. Estudiaremos también Barnard, otra enana roja que está más cerca que Trappist-1. Toda mi actividad está relacionada con la búsqueda de exoplanetas.

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