Los abejorros bailan al son de la electricidad

Algunos de sus pelos son capaces de vibrar y de percibir los campos eléctricos de las flores

MADRID Actualizado: Guardar
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En la naturaleza, hay mucho más que cinco sentidos. Algunas serpientes pueden «ver» el calor y saborear el «olor» de sus presas, los murciélagos usan un sonar para no estrellarse en mitad de la noche y los tiburones son capaces de detectar los campos eléctricos de los peces que pasan por las proximidades.

Los abejorros no son menos. Para encontrar a las flores de las que se van a alimentar (y a las que van a ayudar a reproducirse), tienen dos armas secretas: la visión ultravioleta y la capacidad de detección de los campos eléctricos de las flores. Hasta ahora no se sabía cómo lo hacen, pero este lunes unos investigadores de la Universidad de Bristol ha sugerido, en un artículo publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), que lo hacen gracias a unos pequeños y finos pelos capaces de vibrar y danzar al son de las señales eléctricas de las flores.

«Descubrimos con asombro que los delgados pelos de los abejorros bailan en respuesta a los campos eléctricos, al igual que cuando una persona se frota un globo contra el pelo», ha explicado en un comunicado Gregory Sutton, investigador en la Escuela de Ciencias Biológicas de la Universidad de Bristol y primer autor del estudio. «Muchos insectos tiene pelos similares, lo que indica que muchos insectos podrían ser también sensibles a los pequeños campos eléctricos».

Gracias a un láser capaz de medir las vibraciones, los investigadores descubriero que las antenas y los pelos de las abejorros respondían en respuesta a campos eléctricos, aunque los segundos se movían más rápido y con más intensidad.

Una vez detectado este fenómeno, que podría deberse simplemente a unas causas físicas y no tener ninguna función biológica, los científicos trataron de averiguar si se desencadenaba alguna respuesta. Y descubrieron que sí. Cuando los pelos se movían, el sistema nervioso de los insectos producía una señal.

Los científicos seguirán investigando para entender cómo se perciben las señales de las flores, sobre todo porque las abejas son polinizadores fundamentales de los cultivos y las plantas en la Tierra.

Desde hace muchos años se sabe que las flores y los polinizadores sufren un proceso de coevolución: esto quiere decir que ambos grupos de serse vivos se influyen tanto mutuamente que se convierten en una fuerza capaz de moldear al otro. Esto permite que tanto uno como otro desarrolle refinadas estrategias a medida de su compañero.

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