Imagen de la biodiversidad del plancton marino
Imagen de la biodiversidad del plancton marino - christian sardet

Científicos españoles ayudan a dibujar el mapa genético de «la piel del mar»

La expedición Tara Oceans cataloga por primera vez el plancton marino desde la superficie del mar hasta los 900 metros de profundidad. Una colosal base de datos con 40 millones de genes

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Cuatro años de navegación en un velero, más de un centenar de investigadores implicados, 35.000 muestras recogidas por todos los océanos del mundo, 7,2 trillones de pares de bases de ADN secuenciados y una base de datos –Ocean Microbial Reference Gene Catalog– con 40 millones genes a disposición de quien quiera usarla. La expedición Tara Oceans no ha sido un trabajo más dentro de los muchos y muy importantes que se realizan cada año. « Science», una de las revistas más prestigiosas en su ámbito, le dedica un número especial con cinco artículos a este colosal estudio en el que ha participado un equipo español del CSIC.

«Hemos hecho la Wikipedia genética de los océanos. El primer catálogo genético del plancton marino a nivel global jamás realizado y con la mayor resolución imaginable.

Mil veces superior al Global Ocean Survey del Instituto J. Craig Venter, que era la referencia que se venía usando», explica a ABC Silvia G. Acinas, investigadora del CSIC en el Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona y coordinadora del área de bacterias de la expedición.

Gracias al trabajo de Acinas y el resto de los investigadores, ahora sabemos cómo es la piel del mar. El microbioma oceánico analizado contiene la diversidad genética de mas de 35.000 taxones de bacterias y arqueas procedentes de la superficie hasta los 900 metros de profundidad.

La llave de la vida

Sabemos, pero no sabemos. «El 80% de los genes que hemos secuenciado son nuevos, no conocemos qué función tienen ni qué aplicaciones podemos obtener de ellos. Las bacterias –que junto con virus, arqueas, protistas y pequeños eucariotas multicelulares forman el plancton marino– llevan 3.500 millones de años sobre la Tierra. Son la llave de la vida y en sus genes puede estar el secreto para paliar muchas enfermedades, descubrir nuevos antibioticos o degradar infinidad de contaminantes que se concentran en nuestros océanos», aventura Acinas, al recalcar la importancia de este trabajo de investigación básica.

Toda esa información sobre el microbioma oceánico está en la base de datos que ha creado este equipo internacional. Pero hay que buscarla e interpretarla. A partir de ahora, investigadores del mundo entero entrarán en ella para localizar un gen de interés para aplicaciones bioremediadoras, industriales o médicas.

El microbioma oceánico facilitará más modelos de cambio climático

Pero al margen de aplicaciones futuras, otro de los aspectos importantísimos de este trabajo es que permitirá elaborar futuros modelos de cómo afectará el cambio climático a los ecosistemas marinos.

«Una de las cosas que nos ha llamado mucho la atención es que hemos observado que el plancton marino es extremadamente sensible a los cambios de temperatura. Si analizas comunidades que están muy lejanas pero viven en aguas con idénticas temperaturas, se parecen entre ellas más que si las comparas con otras que vivan solo 100 metros más abajo pero con diez grados de diferencia. A cada temperatura le corresponderá una comunidad de bacterias y arqueas, y a estas, otras comunidades asociadas; lo que nos permitirá proyectar modelos de cómo irán variando los ecosistemas conforme aumenten las temperaturas», sigue explicando Acinas.

La importancia de la simbiosis

El plancton marino es el segundo pulmón del planeta después de los bosques. Y de ahí la importancia de no romper su delicado equilibrio porque, remarca Acinas, «el 50% del aire que respiramos es gracias al fitoplancton, formado por algas y bacterias fotosintéticas, las cianobacterias.

La cooperación entre organismos les ayuda a sobrevivir

El trabajo de la expedición Tara Oceans, respaldado por el Centre National de la Recherche Scientifique, la Commissariat à l'energie atomique et aux énergies (Francia) y el European Molecular Biology Laboratory (Alemania), ha sido de tal alcance que incluso matiza las asentadas teorías ecológicas sobre la implacable competencia en la Naturaleza. Porque en el océano, la unión, también hace la fuerza.

«Pensábamos que la competencia era la clave entre las interacciones biológicas, pero otro de los estudios de Tara Oceans revela que es igual de importante la coexistencia entre las distintas especies. De hecho, uno de los ejemplos de interacciones mutualistas muy importantes en el océano es la simbiosis. Una bacteria puede sobrevivir en un entorno muy hostil porque gracias a su coevolución con un alga que le suministra carbono a cambio de nitrógeno, la bacteria ha podido minimizar su genoma y ahorrar así una energía vital. Carbono del alga a cambio de nitrógeno de la bacteria, ese es el acuerdo que les ha permitido a los dos alcanzar su nicho de supervivencia», concluye Acinas.