Hannibal Laguna suaviza su barroquismo

Estamos viviendo una época donde caben todos los estilos, o a lo mejor es al contrario, es una época en donde no hay un estilo definido, como sí lo hubo en décadas como los 60 o los 70. Sea como fuere, ahora hay ofertas más vanguardistas y rompedoras, como pueden ser las propuestas de ManéMané o María Ke Fisherman, hasta las más clásicas, como son las propuestas del diseñador Hannibal Laguna, que se mantiene fiel a su estilo desde sus comienzos. Y se vanagloria de eso, pues reconoce que «el éxito te llega si te mantienes fiel a tus principios». Y vamos a tener que reconocerle parte de razón, pues después de pasar un gran bache en 2013 –aunque no fuera el único, fue generalizado en la industria de la moda-, está teniendo un verano de lo más gratificante: Rocío Carrasco le eligió para que diseñara el vestido de su boda con Fidel Albiac. Y acaba de presentar hace apenas unos días su línea de joyas. Un verano muy «couché».

No sé si se puede calificar la colección que acabamos de ver de «genialidad», igual que adjetivó Rocío Carrasco el vestido que le modeló Laguna para su gran boda; ha sido una colección muy en la línea del diseñador venezolano –también es medio valenciano, medio andaluz-: unas propuestas sofisticadas y con personalidad, mucha personalidad. Aunque con líneas más sencillas, sobre todo en las primeras salidas de la colección, según comentó en el backstage, para que lucieran mejor las joyas de su creación, que están inspiradas en el cine.

En los vestidos de noche, los protagonistas de la colección, se pueden ver influencias de épocas pasadas: cinturas muy ajustadas, faldas capas, escotes traseros muy amplios y mucha ornamentación, que si lo unimos a la riqueza de las telas que emplea da como resultado una suntuosa colección. La gama de colores que nos propone para el verano venidero: turquesa, salmón, nude, gis, rojo y negro. Y de complemento, los zapatos de su firma: mules, sandalias de tacón metálico y atacadas con cordones, y stilettos semitransparentes.