Con la planta de residuos de Polanco a otra parte

Para muchos fue todo un alivio. El fin de una aparente amenaza que se cernía sobre sus casas: una incineradora de residuos en los terrenos de Polanco.

Sin embargo, nunca llueve a gusto de todos y en este proyecto que encontró la oposición de ecologistas, vecinos, Delegación de Medio Ambiente y Ayuntamiento, los promotores de la idea confiesan que ni es una incineradora como tal ni iba a traer perjuicios a los vecinos de Chiclana.

Tanto es así que, pese a la negativa de Urbanismo y el no derivado de la Junta, los promotores piden que se reconsidere esa tajante postura.

Y para ello, Germán Arias, consultor que está detrás de esta idea aclara que no es solo una incineradora lo que se proyecta, sino una planta de gestión integral de residuos o lo que es lo mismo: de valorización energética, de compostaje, otra de tratamiento de escorias y otra de tratamiento de construcción y demolición.

«Lo que se propone es una planta de valorización energética de biomasa similar a la que funciona en otros puntos de España como el puerto de Barcelona», reconoce Arias.

En este sentido, el consultor explica que sería un proyecto «único en Andalucía» y que «cuenta con el apoyo del consejero de Industria de la Junta» con el que se reunieron. Por ello, dice «no comprender» la negativa municipal y autonómica.

De esta forma, considera que el no de Medio Ambiente «está condicionado a un primer informe que es solo eso, una declaración de intenciones, en los próximos días es cuando se iba a detallar el alcance de la planta. Simplemente era para saber si había que seguir trabajando sobre la idea o no», matiza.

Con estas palabras pretende responder a la negativa de la Junta, argumentada por la falta de información que contenía el primer borrador.

Más duro se muestra contra el Ayuntamiento al que acusa de dar el no «sin ni siquiera molestarse en conocer de qué se trata el proyecto». «Habla siempre de incineradora y no es eso, esta planta venía a dar solución de una forma limpia al problema actual de la basura en la Bahía y en Chiclana», aclara.

Así, frente a lo considerado por los ecologistas, Arias defiende el carácter «limpio» de la planta: «Una barbacoa genera más contaminantes a la atmósfera que la incineradora de la planta». «Además, en Urbanismo basan su argumentación en un PGOU que ni siquiera está aprobado, cuando la petición se hace en virtud de unas Normas Sustantivas que son las que están en vigor», reconoce.

Por tanto, para Arias, la actividad encajaba a la perfección en unos terrenos «que difícilmente encontrarán un uso si no es con un proyecto así».

Además, el consultor aclara que «es el terreno perfecto» tanto por los costes de adquisición (en la actualidad están a la venta por parte de un banco, después de ser embargados) y por su ubicación «en un punto estratégico y cerca de una futura subestación eléctrica a la que podría engancharse directamente la electricidad generada por la planta».

Arias explica además que, en este proyecto, contaba con el respaldo «de una importante multinacional» de la que no quiere desvelar el nombre pero que hacían «plenamente viable el proyecto».

Y es que aunque la construcción de una infraestructura así tiene unos elevados costes, «cercanos a los 100 millones de euros», se trata de una actividad rentable gracias a que se generan beneficios por el propio tratamiento de residuos y por la generación de electricidad, como principales fuentes de ingresos.

Además, dice «no comprender» la negativa «ya que hubiera creado puestos de trabajo directos para 80 familias» y «electricidad como para abastecer a Chiclana entera».

Por ello, plantea que se reconsidere la postura, antes de que busquen una nueva ubicación en la provincia o en Andalucía para un tratamiento de residuos que «busca poner fin a los vertederos, que, por cierto, ya están prohibidos por ley».