El presidente Evo Morales participa en un evento de su campaña electoral en la localidad de El Alto. :: EFE
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Bolivia se rinde a Evo Morales

Aunque la inseguridad, el desempleo juvenil y la política energética han lastrado su gestión, el líder indígena revalidará hoy su tercer mandato

LA HABANA. Actualizado: Guardar
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Evo Morales tiene asegurada su reelección en los comicios generales que hoy celebra Bolivia y, a priori, sin necesidad de una segunda vuelta. La incógnita es si logrará el 59% de los sufragios (47 puntos por encima de su principal oponente) que le otorgan las encuestas o remontará hasta el holgado 64% con el que ganó su segundo mandato, el primero según la reformada Carta Magna, en la que se argumentaba que su primera legislatura (2006-2010) no computaba porque el país andino fue refundado en 2009. Las claves de su triunfo son sus logros en el sector de la economía, el apoyo de las clases desfavorecidas y marginadas de la sociedad, y una oposición muy dividida. Llegado el caso, este debería ser su último periodo de cinco años, a menos que vuelva a modificar la Constitución para que haya 'Evo forever'.

El primer presidente indígena de Bolivia se enorgullece de su procedencia campesina y sindical como líder cocalero. Nació el 26 de octubre de 1959 y siempre ha destacado que su formación se la debe a «la universidad de la vida». Sin embargo, con el tándem formado con el vicepresidente Álvaro García Linera, conseguirá lo que pocos predecesores: gobernar ininterrumpidamente durante 14 años.

Sus adversarios lo tildan de autoritario y prepotente. A finales de septiembre se permitió dejar plantados a los cuatro candidatos presidenciales en un coloquio televisado porque «él debate directamente con el pueblo». No presume de locuaz. Se siente más cómodo hablando su lengua materna, el aymara. Su castellano puede resultar enrevesado, pero no tanto como para asegurar que hoy dará «un mazazo al imperio, al neoliberalismo, a los vendepatrias y los separatistas», o que el país está mejor desde que en el 2008 expulsó al embajador de Estados Unidos y a la DEA.

Más de seis millones de electores están citados a esta consulta que cuenta con novedades, como el voto obligatorio para los mayores de 18 años y su celebración simultánea en 33 países donde residen 272.058 bolivianos, electores que solo elegirán al binomio presidencial. Solo compiten cinco partidos en esta campaña, ya que ha sido reducida de 60 a 27 días.

Contra el voto cruzado

De la misma saldrán elegidos, además del presidente y el vicepresidente, 36 senadores, 130 diputados y un representante por cada departamento (son 9) ante órganos legislativos a nivel regional. En ese sentido, su objetivo es evitar el llamado 'voto cruzado'. En los comicios de 2009, un 28% de los electores cruzó sus votos, apoyando en la presidencia a Morales, pero optando por un candidato opositor para las diputaciones.

También, por primera vez, el 52% de los candidatos a la Asamblea Legislativa Plurinacional (el Congreso bicameral) son mujeres. Quizá ellas legislen para reducir la violencia física contra las féminas, que por número sitúan al país en el segundo en lo que refiere a violencia sexual.

Los ganadores deben obtener más del 50% de los sufragios o, al menos, una diferencia de 40 puntos. Las encuestas dan por descontado el triunfo de Morales y García Linera. También apuestan a que el Movimiento al Socialismo (MAS), fundado por el presidente en 1997 bajo el lema 'proceso de cambio', ganará la mayoría parlamentaria.

Su principales rivales son el empresario millonario y centrista Samuel Doria Medina, de Unidad Demócrata (UD), con el 15%, seguido por el expresidente liberal Jorge 'Tuto' Quiroga, del Partido Demócrata Cristiano (PDC); el exalcalde de La Paz y exaliado del presidente, Juan del Granado, del Movimiento Sin Miedo (MSM), y el líder indígena amazónico Fernando Vargas, del Partido Verde, que se dio a conocer durante las marchas contra la construcción de una carretera transamazónica en la reserva natural del Tipnis. Este proyecto es uno de los retos de Morales, pues con la ruta se perderían 610.000 hectáreas de bosque.

Pero Morales, que ha conseguido reducir la tasa de pobreza en un 32,2%, tiene deudas pendientes relacionadas con la inseguridad, el creciente tráfico de drogas, la desocupación juvenil y su alianza con gobiernos que Occidente considera 'sospechosos', caso de Venezuela, Cuba e Irán. Por ejemplo, no ha logrado agilizar el sistema de justicia, cuestionado por su subordinación al jefe del Estado, por la corrupción que incide en el hacinamiento de las cárceles. Le critican la excesiva dependencia de la exportación de materias primas, fundamentalmente el gas. Una situación que ha permitido a Bolivia tener el mayor índice de crecimiento de Sudamérica, pero que no se revierte en la industrialización.