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Holanda especula sobre las víctimas del MH17

El ministro de Exteriores se disculpa por haber desvelado en televisión que un viajero apareció con la mascarilla de oxígeno en el cuello

BRUSELAS. Actualizado: Guardar
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Frans Timmermans, flamante futuro 'número' dos de Jean-Claude Juncker y todavía ministro de Exteriores de Holanda, ha cometido el que quizá sea el mayor error de su carrera política. Quizá no tanto por las formas, que también, sino por el trasfondo del asunto, nada menos que el derribo del avión comercial MH17 en territorio ucraniano que se cobró la vida de 298 personas, 196 de ellos compatriotas suyos. Durante una entrevista televisiva en una cadena de su país, recalcó que no se puede descartar ninguna hipótesis porque uno de los pasajeros, de nacionalidad australiana, apareció con una de las mascarillas de oxígeno del aparato en su cuello. Una revelación que además de poder dar un sustancial giro a la investigación, fue anunciada a todo el país cuando las familias de las víctimas no sabían nada. Muchas de ellas, de hecho, se enteraron en ese mismo momento.

Un metedura de pata en toda regla que ha enervado a los afectados, que amenazan con denunciar al Gobierno por daños y perjuicios. A las pocas horas de pronunciar estas palabras, Frans Timmermans pidió perdón. El asunto está en manos de los expertos y como pronto, no se producirán nuevas conclusiones hasta «dentro de un año». Eso, en el escenario más optimistas, porque no son pocas las personas que aseguran que jamás se sabrá que le pudo suceder al Boeing de Malaysia Airlines fue derribado el 17 de julio cuando cubría la ruta Amsterdam-Kuala Lumpur. La confidencialidad es la pauta que marca la investigación, de ahí la sorpresa que provocaron las palabras del canciller. «No debí decirlo. Lo último que quería era aumentar el sufrimiento de las familias», reculó.

Su traspié se produjo en pleno fragor de la entrevista, cuando recordaba su emotivo discurso ante la Asamblea General de la ONU apenas cuatro días después de una tragedia que conmocionó al mundo y sobre todo, a Holanda. «¿Tuvieron tiempo de darse las manos, o de abrazar a sus hijos por última vez? Nunca lo sabremos», lamentó.