Corea del Norte mantiene silencio sobre la ausencia de Kim Jong-un en el último acto oficial

El aniversario de la fundación del Partido de los Trabajadores, que gobierna Corea del Norte desde 1984, es una de las fechas más importantes del calendario nacional y habitualmente se celebra con un peregrinaje de las personalidades del régimen, encabezadas por el líder, Kim Jong-un, al mausoleo de Pyongyang donde descansan los restos de su padre y su abuelo, sus predecesores al frente del país. Pero este año no ha habido información sobre la festividad y la agencia estatal KCNA no citó ayer a Kim entre los presentes en la ofrenda floral. Su ausencia de nuevo inquieta a los observadores, aunque los portavoces del régimen insisten en que el mandato del joven dictador «sigue con normalidad».

La última vez que se vio en público a Kim fue el 3 de septiembre, cuando acudió junto a su esposa a un concierto de la banda de chicas Moranbong en la capital norcoreana. Desde entonces, la KCNA no ha difundido una sola imagen del líder, que tampoco estuvo presente el 25 de septiembre en la sesión extraordinaria de la XIII Asamblea Popular Suprema (Parlamento). Hace un año, la agencia dio cumplida cuenta de la visita de Kim al mausoleo en el Palacio del Sol de Kumsusan, donde depositó flores a los pies de las estatuas de bronce de Kim John-il y de Kim Il-sung, el fundador del país. Ayer, sólo apareció su nombre en los dos ramos que otros colocaron en el lugar.

La de ayer era una oportunidad muy esperada para disipar rumores -que van desde un grave problema de salud hasta un posible golpe de Estado- y despejar el misterio. Pero Kim sigue oculto y Corea del Norte no parece dispuesta a satisfacer la curiosidad y la preocupación que desatan esta prolongada e insólita desaparición.