Los seminarios se impartirán en todas las provincias andaluzas. :: L. V.
CÁDIZ

El altavoz del maltratador

El Instituto Andaluz de la Mujer pone en marcha unos seminarios para formar en la prevención y detección de la violencia machista en el entorno digital La difusión en las redes sociales multiplica el efecto de la violencia

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Cuando la violencia hacia las mujeres se realiza a través de las tecnologías de la relación, información y comunicación (TRICs), las consecuencias pueden agravarse por las propias características de las mismas (su capacidad de difusión, repetición y viralidad) y por el modelo de socialización generado por su uso. Estas consecuencias, así como las claves para prevenir, detectar y actuar ante cualquier síntoma de violencia machista en las redes, serán abordadas durante los Seminarios Provinciales para Mujeres Asociadas, Asocia, que fueron inaugurados ayer en Cádiz por la directora del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), Silvia Oñate.

Los foros, que se celebrarán en todas las capitales de provincia, están dirigidos al tejido asociativo andaluz, que, según explicó Oñate, es «el principal aliado para llevar la prevención de la violencia de género a cada territorio». En este sentido, la directora destacó el carácter novedoso de los foros de este año, ya que «por primera vez se ofrece formación específica sobre la nueva dimensión de la violencia machista en las TRICs» y se enseña a las usuarias la claves para evitarla. Junto a ello, el IAM trabaja en la elaboración de un protocolo de intervención profesional específica para actuar ante casos de violencia de género en las redes, así como en una guía de orientación para familias de víctimas adolescentes.

Los seminarios analizarán la nueva dimensión de la violencia en las redes e internet desde tres puntos de vista: psicológico, jurídico y técnico. Desde el psicológico, se detallarán rasgos específicos como: la multiplicación de los efectos de la violencia por la viralidad de las redes; el mayor anonimato del agresor, que favorece la sensación de impunidad y la indefensión de la víctima; la posibilidad de que se de una suma de maltratadores o un maltrato a todo el entorno de la víctima; la continuidad en el tiempo, que potencia las consecuencias psicológicas de la violencia; la exhibición de la intimidad ante infinitas personas; la imposibilidad del apagón digital para cortar las relaciones y dar solución al problema; la facilidad para el control permanente (geolocalizadores, control de estado online o conexiones, etc.) o el riesgo de suplantar fácilmente la personalidad de la víctima. Estos rasgos pueden agravarse con otros nuevos factores de vulnerabilidad en las mujeres, como la creciente importancia del perfil virtual en la adolescencia, la identificación de amistades virtuales como signo de popularidad, la falsa creencia de que el mundo virtual no afecta al real, la frontera difusa entre lo público y lo privado y la «necesidad» de estar en permanente conexión.

Como respuesta, los seminarios ofrecen a las usuarias un bloque de formación técnica para protegerse a nivel tecnológico y pautas para conservar pruebas electrónicas ante el menor síntoma de violencia de género. Junto a ello, los talleres abordarán la necesidad de formarse en el uso y abuso de las TRICs y, en el caso de las familias, la importancia de concienciarse de cómo el mundo virtual afecta a la vida real de los y las menores, por lo que también precisa de conocimiento, atención y prevención.