El interior de la bodega que se convertirá en museo ya luce listo, a la espera de la adecuación museográfica. :: la voz
Chiclana

Comienzan de nuevo las obras en el Museo del Vino

Los trabajos se centran ahora en la adecuación del Jardín de Vides que se ubicará en una parcela cedida por las bodegas Primitivo Collantes

CHICLANA. Actualizado: Guardar
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Patrimonio es todo aquello que la sociedad aprecia, que lo valora como suyo, indentitario, connotativo, tradicional o singular. Y es ahí donde el Museo del Vino y de la Sal encaja a la perfección. De sus vetustos muros no colgarán pinturas. Sus interiores no protegerán esculturas, pero será igual de valioso que cualquier otro espacio expositivo. Porque sus entrañas serán como un pequeño tubo de ensayo de Chiclana y su identidad. El vino y la sal que daba y da dedicación a los chiclaneros, en un museo que será una de las grandes apuestas culturales de la ciudad. Un equipamiento que de nuevo está en obras, en este caso para concluir definitivamente su primera fase. Así, en estas nuevas actuaciones los trabajos se centrarán en la trasera de la bodega, en una parcela de 225 metros cuadrados ubicada en la plaza de las Bodegas que pasará a convertirse en el Jardín de Vides.

Dicha actuación ha sido posible gracias a la cesión temporal de la parcela por parte de las bodegas Primitivo Collantes. En concreto, la actuación consiste en el derribo de un muro y en la plantación de un jardín de viñas. Además, se va retirar una báscula antigua que ya está en desuso. Una labor especialmente compleja que implicará una especial dedicación.

Dichos trabajos se plantean como una ampliación de la primera fase, presupuestados en 440.924 euros y realizados por la empresa Gyocivil. Para ello, se ampliará en 120.000 euros la asignación a dicha fase. Y es que la intención municipal es que en estos nuevos trabajos sirvan también para el acabado final del suelo, cerramiento de los espacios de oficina y servicios. Para una nueva fase quedará la adecuación museográfica del espacio. Algo que ya está en proyecto y en gestiones para conseguir la financiación que permita llevar a buen término los trabajos. De esta nueva fase, se intervendrá también en la fachada lateral de la bodega, que se convertirá en la entrada principal al espacio.

Una vez dentro, el visitante accederá a un hall diáfano donde habrá una tienda en la que poder adquirir vinos de chiclana y productos relacionados con la cultura del vino. Este recibidor dará paso a la sala central, ubicada en la crujía central de la bodega en torno a la cual se articularán otras cinco salas más dedicadas al vino y tres a la sal. El museo se completa con los servicios, sala de reuniones, oficinas, sala de conferencias y una zona dedicada a un negocio de hostelería que tendrá salida directa a la calle. Todas instalaciones han sido posible con la división de una zona de la bodega a la que se le ha añadido un forjado interior, entre el suelo y las cubiertas de la bodega.

Un tejado que, en esta primera fase que termina, se ha llevado la mayor parte de los mimos y el presupuesto en una concienzuda restauración que ha buscado preservar la viguería y carpintería original de unas bodegas que datan de mediados del siglo XX. Por ello, se sustituyeron las cubiertas de tejas por otras de las mismas características que las existentes y se restauró todo el entramado de madera y forja que constituye la cubierta.

Igualmente la treintena de trabajadores chiclaneros contratados por Gyocivil empeñó sus esfuerzos por la consolidación estructural del edificio que aunque, estaba en buen estado, fue necesaria al desposeer durante meses al edificio del peso de la cubierta. Ahora, esta ampliación dejará al inmueble listo para acoger usos provisionales, antes de convertirse definitivamente en museo. De hecho se espera que esta nueva actuación esté lista antes de acabe este año.