El aparcamiento de la pasarela después de una noche en donde se celebró un botellón. :: LA VOZ
EL PUERTO

La Ordenanza de Convivencia no frena el botellón de los fines de semana

La plaza de la Cárcel, el aparcamiento de la plaza Calderón o el de la pasarela continúan siendo los lugares preferidos para llevar a cabo esta práctica

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Hace apenas un mes el Ayuntamiento informaba del endurecimiento de la Ordenanza de Convivencia para hacer frente a la cultura del vaso, hielo y botella en las calles. Ni el aviso municipal, ni el más de medio millar de denuncias interpuestas por la Policía Local desde lo que va de año han frenado algo el botellón en El Puerto.

Dicha Ordenanza de Convivencia tiene como objetivo la regulación en la protección de la salud pública y la salubridad, el respeto al medio ambiente, la protección de menores, el derecho al descanso y la tranquilidad de los vecinos, el derecho a disfrutar de un espacio público limpio y no degradado, la ordenada utilización de la vía pública y la garantía de la seguridad pública.

Desde el Área de Medio Ambiente se detalla que pese a todas esas medidas siguen apareciendo en distintos espacios de la ciudad desperdicios del botellón, restos de botellas, vasos, bolsas de plásticos e incluso micciones en plena vía pública, todo eso unido a las molestias que sufren muchos vecinos que no pueden disfrutar de su descanso.

La Concejalía de Medio Ambiente explica que las zonas más afectadas son la plaza de la Cárcel, una de las zonas de ocio de la ciudad, el parking de la pasarela o el muro del parking al lado del parque Calderón, lo que provoca que los servicios de limpieza tengan que afanarse durante más tiempo en esos lugares teniendo que dejar otros. La concejala del área, Marta Rodríguez, vuelve a solicitar civismo y concienciación tanto a los ciudadanos como a los visitantes que se acercan los fines de semana para disfrutar del ocio nocturno de la ciudad.

Cabe recordar que el botellón es una actividad ilegal después de que el Consistorio decidiera eliminar el llamado botellódromo en algún punto de la ciudad ante la falta de consenso entre los diferentes colectivos que debatieron sobre ello y que no encontraron un lugar idóneo para la concentración de los jóvenes sin que llegaran a molestar a ningún vecino. Pese a ello esta práctica social continúa llevándose a cabo en las calles, aunque ya no vive sus años dorados, sobre todo durante la época estival y disminuyendo en invierno.