CÁDIZ

Un escaparate que no cabe en el casco antiguo

Los comercios tradicionales del centro apuestan fuerte por las redes sociales

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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En la sociedad de consumo en la que vivimos es cada vez más evidente que el producto que no está presente en todos los ámbitos del universo comercial está prácticamente sentenciado a muerte. El fomento de las relaciones entre productor y consumidor está al orden del día, convirtiéndose en los últimos tiempos en la piedra filosofal de las empresas que quieren ser competitivas. En este sentido, el marketing y la figura de los Community Manager se antojan fundamentales para el éxito de cualquier negocio.

Las grandes franquicias que minan las principales arterias comerciales de las ciudades de todo el mundo llevan a pies juntillas el cumplimiento de premisas tales como la fidelidad a la marca y el producto, el control de la competencia, la creación de promociones, la presencia en internet o la comunicación a través de las redes sociales. Las estructuras que tienen detrás y que se encargan del cumplimiento de estos principios son enormes y, en la inmensa mayoría de los casos, son los que marcan la diferencia respecto a los pequeños negocios, inofensivos corderitos en tierra de lobos.

Así las cosas, al comercio tradicional no le queda otra: renovarse o morir, dicen. Aunque en el caso del pequeño comercio gaditano, el del casco antiguo, en concreto, aún existen muchas reticencias para subirse a lomos de internet. Su presencia en redes sociales como Facebook y Twitter se ha multiplicado en los últimos años y han dado un empujón importante a estos negocios, algunos de ellos, auténticos dinosaurios de la actividad comercial.

Discos El Melli fue uno de los primeros que dio el paso a la venta online hace ocho años, un paso que se puede considerar de gigante a tenor de los resultados que ha ido obteniendo. Además tienen presencia en redes sociales sin necesidad de contratar a profesionales de la comunicación. «Lo llevamos en familia», destaca Blas Cabrera. «El que no esté actualizado a día de hoy ya va tarde. En nuestro caso, alrededor del 30 por ciento de lo que facturamos es a través de la venta online», asegura. Y es que el carnaval y el flamenco han llegado a lugares tan dispares como Estados Unidos, Argentina, Uruguay o Bulgaria partiendo desde su puesto junto a la plaza de abastos.

Otro de los comercios que apostaron decididamente por lanzarse a las redes sociales y volcarse en una página web, hace ahora tres años, es la tienda textil Eutimio. «En este tiempo hemos tenido más de 200.000 visitas en la web y aunque está claro que se vende más en la tienda física, -menos del 10% a través de la web- la iniciativa vale para que el cliente venga informado. Cumple una misión publicitaria muy importante», explica Sebastián Domínguez, dependiente del local. El negocio ofrece sus productos un 20% más baratos por internet y la posibilidad de que el cliente lo recoja en la tienda o en Correos, o lo reciba en casa a través de agencias de paquetería.

La otra cara de la moneda la ofrece un establecimiento de similares características, Tinoco, que aún se resiste a moverse en redes sociales. «La verdad es que no tenemos tiempo. En la tienda estamos todo el día a pleno rendimiento y de momento nos van las cosas bien. Pero está claro que si las ventas estuvieran mal exploraríamos otros caminos como el de internet», asegura Luis Tinoco, dueño de la empresa.

Manuel Queiruga, copropietario de Mundocom y presidente de Cádiz Centro Comercial, explica que «hay un amplio sector de los comerciantes reticente a meterse en redes. En nuestro caso, dimos el paso, algo obvio tratándose de una empresa de tecnología. Hay una mezcla curiosa en Cádiz de gente a favor y en contra, aunque si miramos cinco año atrás se ha producido un gran avance». «Lo más generalizado es el uso de Facebook y Twitter a título informativo. Hoy día el que no se actualice, no es que esté muerto como empresario, pero ha dado un paso atrás. Cada vez buscamos más por internet lo que queremos comprar. Miramos los productos, comparamos y vemos quién los distribuye en nuestro entorno», expone.

La tendencia hacia la actualización es clara y un ejemplo que lo demuestra es el de Juan Tovar, propietario de Isi Modas, negocio que abrió sus puertas en 1945. Uno de los que tienen más solera en la capital. Mario Pardo, dependiente de la tienda, explica que desde que están en Facebook "la gente ya viene a tiro hecho" después de ver las novedades a través del ordenador de casa.

Los comerciantes que se resisten a ir con los nuevos tiempos son cada vez menos y, en su mayoría, cuentan con una clientela fija forjada a base de confianza a lo largo de los años. Y siempre están aquellos clientes que prefieren el contacto directo con el vendedor en la tienda, en la mayoría de casos por desconfianza a las transacciones online y por los frecuentes casos de fraude.