El buque 'USS Donald Cook', el primer barco del escudo antimisiles estadounidense, a su llegada a la Base Naval de Rota en febrero. :: ANTONIO VÁZQUEZ
CÁDIZ

Navantia termina en octubre la reparación a fondo del primer buque estadounidense

Más de 300 empleados del astillero gaditano y la industria auxiliar trabajan en la Base de Rota para el mantenimiento del 'USS Donald Cook'

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El astillero de Cádiz ya ha entrado de lleno en la dinámica de mantenimiento de los buques del escudo antimisiles de Estados Unidos. Desde el pasado julio los trabajadores se trasladan a diario hasta la base de Rota para la reparación a fondo del primero de ellos, el 'USS Donald Cook', que fue sometido a una puesta a punto poco después de su llegada a la costa gaditana y ahora afronta el mantenimiento integral. Fuentes sindicales aseguran estas labores se encuentran en su punto máximo de actividad y está previsto que terminen el próximo mes de octubre.

Será después cuando el segundo de los destructores, 'el USS Ross', quede anclado al muelle de la base naval para pasar por el mismo proceso. Las fuentes consultadas aclaran que la primera toma de contacto con ambos barcos fue justo después de la llegada, cuando se les hizo un diagnóstico y tareas menores de reparación. «Ahora afrontaron el verdadero reto y, por el momento, los trabajos van muy bien y en fecha», señalaron. Cumplir con los plazos resulta fundamental, porque ese periodo de mantenimiento está programado en el calendario de navegación de estos barcos militares. La dinámica que han seguido desde que comenzaron a llegar ha sido la misma: un diagnóstico y puesta a punto para empezar a navegar y cinco meses después, la reparación completa. «Una vez que finalicemos con éste, llegará el segundo que dará faena al menos hasta febrero».

Los trabajos que se llevan a cabo tienen una enorme carga de mecánica, además de la revisión de los equipos tecnológicos. «Se mira también la chapa, pero no se están realizando grandes cambios en este sentido, porque para ello tendría que ser trasladado y entrar en el dique», aclaran las fuentes consultadas.

Este contrato de los cuatro destructores que forman el escudo antimisiles no sólo supone una inyección de carga de trabajo, sino que abre las puertas a nuevas relaciones con la Armada estadounidense. De hecho, la compañía pública está a la espera de la asignación del mantenimiento de otro buque de envergadura de la VI Flota que aún no se ha adjudicado. La empresa ya presentó la oferta al concurso en el que concurre con otros constructores y confía en tener pronto la respuesta. Fuentes de la plantilla recuerdan que cuentan con amplios informes sobre los astilleros de la Bahía, que fueron sometidos a controles muy estrictos y ahora conocen su capacidad y el potencial.