Salud

Cuando no hay luz al final del túnel

Un informe vincula la crisis con un aumento de los intentos de suicidio

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Cuando la luz se apaga es difícil vislumbrar el final del túnel. Puede que no haya una razón única del apagón, que los problemas se hayan ido amontonando uno a uno hasta convertirse en una gran montaña que puede parecer imposible de escalar. Un informe de la Delegación Provincial de Salud en Cádiz revela que la crisis se encuentra tras buena parte de los casos en los que se ha pagado el interruptor de forma voluntaria. El desempleo, la falta de oportunidades y de expectativas por salir de esta situación, las condiciones sociales y hasta las medidas de austeridad componen un coctel más que explosivo, sobre todo si se lleva seis años agitando con fuerzas. Juan Antonio Córdoba-Doña, médico epidemiólogo en la Delegación de Salud en Cádiz y uno de los autores del estudio 'Crisis económica y conducta suicida: el papel del desempleo, el sexo y la edad en Andalucía', asegura que en este informe se ha detectado «un importante aumento» de intentos de suicidios en Andalucía tras el comienzo de la crisis, tanto en hombres como en mujeres. «Un dato muy llamativo lo tenemos entre los hombres por ejemplo, antes se intentaba suicidar uno de cada 50 hombres, ahora es uno de cada 20».

Aun así «es muy difícil tener un registro sobre los suicidios», explica Córdoba-Doña, sobre todo por el gran tabú que supone todavía en la sociedad hablar de ello. «La diferencia entre se tiró y se cayó es muy corta a veces», explica. Es más, «somos conscientes de que existe un infraregistro de suicidios en el que se calcula que podría haber hasta un 50% de casos más de los recogidos porque todavía hay una gran reticencia a reflejarlo».

Obtener datos oficiales actualizados es complicado también, puesto que «las cifras van siempre con retraso al tener que aguardar las resoluciones judiciales», señala José Ramón Pagés, coordinador de la Fundación Anaed (Ayuda contra la depresión) en Cádiz. «Los últimos datos que tenemos en referencia a la provincia de Cádiz son de 2012 y en ellos se hablaba de 80 muertes autoinfligidas, diez más que en el año anterior». El aumento «impresiona» más a nivel nacional, «unos 300 suicidios más ocurrieron en España, una barbaridad», añade Pagés. Y eso que «muchos se siguen escondiendo. La influencia religiosa tiene mucho que ver pero también la posibilidad de cobrar el seguro que se desvanece cuando el accidente se convierte en suicidio».

Mezclar en una misma frase los conceptos de suicidio y crisis evoca directamente a una época concreta, la de 1929. «Aquella fue la gran crisis de la depresión y la de ahora es la crisis de la recesión», cuenta Juan Antonio Córdoba-Doña. «En la época de 1929 hubo un descenso de las muertes en general y los suicidios se interpretaron como uno de los primeros indicadores de los efectos de la crisis en la salud». El informe en el que ha participado va más allá de la muerte en sí. «En el proceso suicida intervienen muchos aspectos como las ideas, los pensamientos y el plan para llevarlo a cabo». De hecho, «aunque en algunos países europeos la tasa de suicidio haya aumentado, no ha sido así en España, aunque sí que lo han hecho los intentos», que es donde se centra el informe. Se basan en datos del Sistema de Información de la Empresa Pública de Emergencias de Salud que permitieron la recuperación de 24.380 casos (11.494 hombres y 12.866 mujeres). «Se han incluido los datos de los cinco años anteriores a la crisis (2003-2007) y cinco años desde su inicio (2008-2012) a fin de tener una perspectiva mayor».

El estudio, que incluye las ocho provincias andaluzas, refleja que desde 2003 hasta 2012, el número de intentos de suicidio tanto en hombres como en mujeres se ha multiplicado casi por seis. De los 330 casos en hombres de 15 a 64 años que se detectaron en 2003 se pasaron a los 949 de 2007 y a los 1.891 de 2012. En las mujeres, el incremento ha sido más llamativo. De los 344 de 2003 se pasaron a los 908 en 2007 y a los 2.149 en 2012.

Este aumento en el número de intentos de suicidio se produce por diferentes causas en hombres que en mujeres. Según explica Córdoba-Doña, «en la sociedad aún se ve al hombre como la persona que debe traer el dinero a la familia. Se socializa a través del trabajo» y cuando cae este pilar es mucho más difícil encontrar su sitio. «En el caso de las mujeres es distinto porque su participación en el mercado de trabajo no se considera tan determinante y tiene otros roles en los que apoyarse», pero, a partir de la situación de desempleo, se derivan otros problemas como los desahucios o los embargos que pueden agravar la sensación de que no hay una solución al alcance de la mano.

Aunque el estudio se ha realizado a nivel andaluz, los datos son fácilmente extrapolables a las provincias. «Málaga es el caso más llamativo». Aunque la situación tan peculiar que vive la provincia de Cádiz, a la cabeza de los datos de desempleo, pudiera hacer pensar que se podrían disparar los datos aquí, «se encuentra dentro del promedio andaluz». El contexto «es muy complejo y no hay que olvidar que no todo está relacionado con el paro, influye en buena medida la red social que se ha tejido. Por ejemplo, en los años 90 Suecia tenía una tasa de paro del 6% y los intentos de suicido llegaron hasta el 10% de la población porque allí no pueden concebir una tasa tan alta de desempleo. En cambio, en una provincia como Cádiz que ha resistido a varias crisis ya se tiene otra forma de sobrellevar» y en ello la red familiar cumple un papel fundamental. En esta línea se manifiesta también José Ramón Pagés. «Hemos comprobado que ha mejorado el estado anímico de muchas personas mayores porque antes se podían ver como un estorbo y ahora son una parte activa e importante de la familia, ya sea prestando apoyo económico o cuidando de los nietos por ejemplo, por lo que se sienten útiles para la sociedad».

El informe también contempla la formación. «Cómo se sobrelleva una situación y cómo puede afectar a la salud mental está muy relacionado con el nivel educativo», subraya Juan Antonio Córdoba-Doña, «y depende mucho de las circunstancias laborales que tenga. Por ejemplo, una persona con un nivel educativo alto está más estresado en una situación laboral precaria que una persona con estudios bajos. También ocurre que una persona con estudios bajos se siente más presionado en una situación de desempleo que alguien con mayor formación».

Medidas de ajuste

Otro capítulo importante en el estudio desarrollado por la Delegación de Salud es la influencia de las políticas. «No es la crisis sola la que está afectando a la salud mental de la población, también influyen las medidas de ajuste». No es un concepto nuevo. Córdoba-Doña cita al libro publicado por el sociólogo e investigador de la Universidad de Oxford David Stuckler titulado 'La austeridad mata' en el que asegura que los recortes en materia de salud o servicios sociales pueden influenciar buena parte de los intentos de suicidio. «Medidas como el copago farmacéutico, la eliminación de ayudas sociales, la falta de prestaciones» pueden jugar un papel determinante. De hecho, este informe no pretende ser «alarmista» pero sí que las diferentes administraciones lo tengan en cuenta a la hora de poner en marcha distintas políticas, «sobre todo en materia de empleo y de vivienda».