Aspecto que presentaba ayer la obra del segundo puente a la altura del tramo atirantado, donde se mantendrá aún la actividad. :: ANTONIO VÁZQUEZ
CÁDIZ

El segundo puente se queda al ralentí

Los trabajos aún se mantienen en el tramo atirantado y se reducen al mínimo en la orilla de Cádiz y en la Cabezuela Apenas queda un tercio de los obreros tras dos semanas del anuncio del parón

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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El inesperado frenazo al segundo puente que Dragados ordenó hace apenas dos semanas es ya una realidad. La actividad casi ha desaparecido en la orilla de Cádiz y se ha reducido significativamente en el Bajo de la Cabezuela, donde aún ayer quedaban obreros trabajando en el viaducto del Río San Pedro y en las pilas mayores que sostienen el tramo atirantado, las ya habituales 12 y 13 que son recurrentes en las informaciones sobre el acceso.

En estas dos semanas tanto trabajadores de la empresa matriz como de las propias subcontratas han ido retirándose del tajo, con vacaciones pendientes o traslados a otros destinos. Hoy apenas siguen en el tajo un tercio de los obreros que trabajaban a principios de agosto y que en estos últimos meses habían logrado dar un importante impulso al nuevo acceso. «Esta semana ha sido cuando más se ha notado la marcha de los compañeros», aseguraba ayer uno de los operarios antes de atender al último camión de la mañana que atravesaba la barrera de seguridad de la obra en la Cabezuela.

A pesar de la escasa actividad que se percibía, la enorme grúa instalada en el viaducto que dará acceso al puente continuaba en movimiento, mientras varios obreros aseguraban los andamios que sujetan la estructura. Se esperaba que esta semana se dieran los últimos coletazos antes de quedar definitivamente al ralentí, en esa fase en la que ya no hay avances.

Otro de los trabajadores explicaba que «aún queda gente por salir, pero nadie ha comentado si la obra se paralizará por completo». Tampoco lo saben con certeza las subcontratas, que aún confían en que la actividad se reanude en septiembre para aprovechar ese periodo de mayor bondad meteorológica que permita avanzar antes de la llegada de los temporales.

De cara a septiembre

La compañía sevillana Megusa, que sigue trabajando en las dovelas del tramo atirantado, no ocultaba ayer su preocupación por este nuevo parón. Según indicaron fuentes de la empresa, en la obra apenas han quedado doce de los cincuenta trabajadores que estaban en los equipos destinados a este proyecto. En estos últimos meses las cuadrillas han tenido faena en cinco dovelas y ahora sólo permanecen en dos, concretamente en la que pertenece a la pila 13 y la 14, «donde hay que seguir trabajando para dar más refuerzo a la estructura ya construida» y no hay previsión de parar ahora. Las fuentes consultadas señalaron que «parar ahora en ese tramo no sería lo más prudente, porque es la parte más complicada y hay que continuar reforzándola», especialmente ahora antes de que lleguen los primeros temporales, porque el puente tiene movimiento y es necesario contrarrestrarlo.

Pero lo que se espera en septiembre será una dura negociación entre Dragados y el Ministerio de Fomento hasta alcanzar un acuerdo que devuelva la normalidad al proyecto. Y en base a la experiencia de otros parones anteriores es posible que eso no ocurra hasta octubre. La medida adoptada por la empresa adjudicataria supone el tercer frenazo a la obra en siete años de construcción. Una vez más la decisión coincide con una cita electoral clave, las próximas municipales en las que, dada la situación económica de las administraciones públicas, se llegará con pocas infraestructuras concluidas.

El poder de presión de Dragados es doble en este caso porque los trabajos ya se encontraban en su recta final con la colocación del tramo atirantado y el inicio de las obras en el barrio de Astilleros que arrancaron a principios de verano. Perder varios meses en ese tira y afloja puede suponer no llegar a tiempo a la fecha de inauguración que ya parecía asegurada tras la última reprogramación que se hizo a principios de año. Aquella previsión situaba su apertura al tránsito rodado en la primavera de 2015 y para amarrar esa fecha el Ministerio decía contar con la financiación suficiente. Aún hoy Fomento sostiene que la decisión de la compañía madrileña no se debe a un problema de impago, sino a cuestiones técnicas por los cambios del proyecto.