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Vejer, un ejemplo a seguir

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Alguien debería dedicarse a dar charlas. A preparar un 'power point' o algo así y explicar cómo lo han hecho. No sé si el alcalde, algún concejal del ramo del turismo o simplemente los empresarios del pueblo. Pero alguien. O todos juntos. Deberían explicar al resto de los 43 municipios gaditanos, uno por uno, cómo se hace. Cómo se convierte un pueblo cualquiera en todo un referente turístico a nivel nacional e internacional. Bueno, por ser justo, un pueblo cualquiera no. Es verdad que Vejer tiene una belleza natural que salta a la vista. Pero en eso hay otros pueblos de la provincia que no le van a la zaga. Y a día de hoy ninguno está a su altura. Ni la capital ni el último municipio más recóndito. Grazalema, quizá. Conste que no tengo ninguna vinculación con el pueblo, más allá de ser gaditano y algún que otro amigo vejeriego. Descubrí Vejer hace muchos años ya. Y estaba bien, la verdad. Sus casitas blancas, sus espectaculares vistas, el toro 'embolao'... Sin embargo no destacaba por encima de otros de la misma Janda, y mucho menos podía competir con la Sierra. Pero ahora entrar allí es como teletransportarse a otro mundo. Todo limpísimo, blanquísimo, cuidadísimo. Impresionante.

Vejer ha logrado hacer realidad lo que en otros sitios parece imposible. Algo que parece tan sencillo pero que por lo visto es casi una quimera. Dar un buen servicio a sus visitantes. Ofrecerles algo que no van a encontrar en otro lado. Sus restaurantes están cuidados hasta el último detalle. Desde la decoración a la atención a los clientes. Todo son facilidades, caras amables. El ambiente, para cualquier tipo de persona y a cualquier hora, es agradable al máximo. El mercado es todo un espectáculo. Todo es digno de ver, de disfrutar. Cualquier callejuela.

La verdad es que resulta un auténtico soplo de aire fresco para la provincia. Porque es la prueba palpable de que, haciendo las cosas bien, con amor por tu pueblo, con gusto, otro Cádiz es posible. No todo han de ser quejas de los comerciantes, peticiones de subvenciones para que alguien me arregle lo mío -cuan hijo de Ángel Ojeda y sus millonarios másteres regalados por la Junta-. Con voluntad, con ideas , con imaginación, con cariño por lo nuestro, podemos salir adelante. Hacer del turismo una verdadera potencia industrial. Y mientras lo conseguimos, no pierda usted la oportunidad de darse una vuelta por Vejer. No se arrepentirá.