avalancha en el estrecho

La ola de inmigración se vuelve un maremoto sin precedentes

Por primera vez desde que está registrado este fenómeno, la costa de Tarifa recibe a más de mil personas a bordo de unas cien embarcaciones de juguete en menos de 36 horas

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Un dramático recuento interminable. Los 49 voluntarios de Cruz Roja y los de otras organizaciones humanitariasmiraban a los funcionarios de Guardia Civil y Policía, los medios de comunicación a Salvamento Marítimo y a todos los demás. Cada integrante de uno de estos grupos trataba de saber qué estaba pasando. Para tratar de entenderlo, lo más fiable es agarrarse a un número y tratar de saber cuántos van, cuántos han llegado a la costa de Tarifa desde la noche del domingo. Entonces, aunque pareciera un episodio más, las tres primeras embarcaciones, rudimentarias, diminutas o de juguete, eran la avanzadilla de la peor crisis de inmigración que haya sufrido la costa andaluza, bien a través del Estrecho de Gibraltar o de cualquier otra ruta.

Desde el atardecer del domingo hasta anoche (y sin síntomas de que se detenga) se ha producido una llegada masiva a Tarifa como no se ha conocido ninguna otra desde que está registrado y documentado este fenómeno social y humanitario.

Nadie se ponía de acuerdo con los números. Por ponerles un lazo, provisional, las administraciones que coordinan el dispositivo desbordado hablaban de 1.043 inmigrantes en 36 horas, en un número de embarcaciones (aunque no todas pueden definirse así) que va desde las 750 hasta el millar. Por mantener el campo semántico que se ha hecho familiar en las informaciones sobre la inmigración en el Estrecho, si en otros veranos se han conocido oleadas, el episodio actual puede ser definido como un maremoto sin ningún precedente.

Desproporción

Para entender la magnitud de la avalancha, ayer trascendió un dato revelador: entre el lunes y el martes de esta semana han llegado a Tarifa más inmigrantes que en todo lo que ha transcurrido de año, más que del 1 de enero al 10 de agosto. En dos días, más que en siete meses y medio.

A partir de esa desproporción, a la que ya se buscan explicaciones en el otro lado del Estrecho de Gibraltar, el número exacto carecería de importancia si no fuera porque cada dígito oculta una experiencia vital traumática.

Una vez establecido que se trata del peor episodio conocido, se trata de saber cuándo se detendrá la salida de inmigrantes desde la orilla marroquí. Funcionarios y voluntarios admitían ayer que no esperan que la intensidad de la oleada decrezca, al menos, hasta que la climatología cambie, hasta que salte un viento fuerte que complique la travesía y aconseje esperar. Es decir, todo apunta a que la cifra siguió creciendo durante la madrugada del miércoles y lo haga durante toda la jornada.

Sólo ayer martes fueron rescatados 744 inmigrantes que intentaban cruzar el Estrecho sobre barcas de juguete, hinchables de playa.

Toda la flota disponible

La situación desbordó de tal forma las instalaciones habituales que el Ayuntamiento de Tarifa habilitó desde la mañana de ayer un polideportivo para la acogida de los inmigrantes. En las tareas de rescate y traslado al puerto de Tarifa han participado hasta el momento siete embarcaciones de Salvamento Marítimo con unos niveles de actividad nunca registrados: 'Salvamar Gadir', 'Salvamar Alkaid', 'Salvamar Atria' y 'Salvamar Dubhe' junto a la lancha de Cruz Roja 'Hermes'. A la operación de búsqueda y auxilio se ha sumado el helicóptero 'Helimer 318' y la embarcación 'Guardamar Calíope', así como diversos efectivos de la Guardia Civil, que siguen en la zona ante la previsión de que serán avistadas nuevas lanchas hinchables. Muchas más.

Con todo, tanto los coordinadores como los operarios del operativo de atención destacaban ayer que el objetivo principal estaba cumplido.

Todos los interceptados en el mar, más de un millar, han llegado sanos y salvos a Tarifa. Sólo en una veintena de los casos han precisado atención sanitaria por leves casos de deshidratación, hipotermia o para recibir cuidados preventivos en el caso de las embarazadas y los niños de menor edad. En ningún caso presentaban patología ni lesión.

La mayor preocupación de los casi tres centenares de funcionarios y voluntarios que forman parte del dispositivo especial es que esta situación se mantenga mientras dure la desconocida avalancha de inmigrantes. Ese es su reto colectivo que, por más que lleguen, todos alcancen la costa en perfecto estado de salud.