La puerta del aparcamiento de la calle Caraza sale justo a una zona habilitada como zona azul. :: J. A. C.
Chiclana

«No soy un asesino, sólo un parado que se gana la vida»

Juan Manuel Gutiérrez denuncia ante el Ayuntamiento presiones de la zona azul por gestionar un «aparcamiento solidario»

CHICLANA. Actualizado: Guardar
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Para Juan Manuel es una cuestión de dignidad. Y en el punto en el que se encuentra no piensa permitir que nadie se la niegue a él y su familia. Por eso, en el último Pleno del Ayuntamiento, tomó la palabra para hablar claro: «pido que se deje de atacar al que menos tiene». Concretamente, Gutiérrez exigía que dejaran de presionarle por gestionar lo que él denomina como «aparcamiento solidario» en la calle Caraza. Y es que este parado de larga duración denuncia presiones de la empresa que gestiona este servicio. «Y no comprendo por qué lo hace porque yo no soy competencia para ellos, yo no cobro, sólo pido la voluntad o si no quieren darme nada pues igualmente está bien».

Juan Manuel gestiona el terreno en la calle Caraza como aparcamiento gracias a la cesión del propietario de la parcela. «Lo conocí cuando trabajaba con la chatarra», explica. Fue entonces, tras trabajar en varias naves suyas llevándose todo tipo de materiales, cuando surgió la posibilidad de emplear la parcela para que pudieran estacionar coches en la zona. «El propietario es muy buena persona, comprende que es importante para que pueda ganarme la vida con dignidad», reconoce.

Por ello, limpió de maleza del solar durante 15 días. «Lo hicimos a soleta entre un amigo y yo. Fue un trabajo enorme», reconoce. Y una vez realizado, comenzó a abrirlo para que los coches pudieran aparcar durante las fiestas. «Conseguí el permiso verbal del Ayuntamiento, de hecho me reuní con el concejal Agustín Díaz», explica. Eso fue hace aproximadamente un año. Sin embargo, los recursos obtenidos no eran suficientes para él, su mujer y sus dos hijos, todos subsistiendo con los ingresos que genera la aportación voluntaria del aparcamiento. «No podía aguantar más, así que decidí abrir de forma diaria», reconoce este desempleado desde 2011.

Sin embargo, los problemas no tardaron en llegar. Su aparcamiento provisional tiene salida por dos calles, la propia Caraza y otra trasera «donde los coches no pueden maniobrar bien y donde se puede molestar más a los vecinos». Fue la apertura de la puerta de Caraza la que le trae problemas, con constantes visitas de la Policía Local. «Cada vez que abro la puerta vienen. Yo ya les digo que conozco a toda la Jefatura entera, sólo falta que venga la limpiadora», reconoce con ironía. Un «acoso» que él atribuye a la empresa que gestiona la zona azul. «Cada vez que me ven abierto, al poco llega la Policía», reconoce.

Ante esta situación «injusta» a su juicio, Gutiérrez decidió plantarse y acudir al último Pleno. Con evidente nerviosismo leyó un discurso en el que pedía que le dejaran desarrollar su ocupación «con dignidad». Igualmente, rompió una lanza a favor de otros desempleados que hacen lo mismo que él en otras zonas de la ciudad, como en los aparcamientos de la costa. «No soy un asesino, sólo un parado de larga duración que quiere ganarse la vida», explica. De hecho, reconoce que desde que abrió diariamente ya puede «dormir tranquilo». «Ya tengo para poder mantener a mi familia al menos», explica el chiclanero de 46 años, desempleado de la construcción.

Una vez formulada su queja, Gutiérrez se muestra dispuesto a seguir abriendo su aparcamiento cada día por la calle Caraza, salga el sol por donde salga: «Si me falta la comida y el dueño me da permiso, no pienso moverme de aquí».