Turismo

El lujo se calza las chancletas

Abre el Duna Beach Club para desarrollar un nuevo concepto de chiringuito basado en la máxima calidad y servicio

CHICLANA. Actualizado: Guardar
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No se preocupe por ir en chancletas, camiseta y bañador. No es necesario etiqueta, ni camisas almidonadas, aunque pudiera parecerlo. Playa y glamour no suelen casar muy bien, aunque no importa. Aquí el lujo lo ponen ellos. Si lo suyo es disfrutar de la arena y el mar a todo tren, tiene un nuevo punto de encuentro. Porque contemplar una puesta de sol regada de Moët Chandon o con un gintonic Martin Miller's es tan exclusivo como posible en un nuevo chiringuito que este verano ha iniciado su andadura en la playa de La Barrosa. Es el Duna Beach Club, un concepto nuevo de negocio playero basado en el máximo confort y calificado como 'chiringuito deluxe' o, lo que es lo mismo, de lujo.

La iniciativa ha sido puesta en marcha por el hotel Meliá Sancti Petri cinco estrellas gran lujo. «En años anteriores solo teníamos un pequeño espacio para atender a las hamacas del hotel», explica el director comercial del establecimiento José Luis Roy. Sin embargo, este año han decidido dar el salto cualitativo ya no solo para ofertar un nuevo servicio a sus clientes sino para llegar también a otros turistas o bañistas en general.

El establecimiento sigue, en parte, el nuevo diseño establecido por el Ayuntamiento de Chiclana al estar asentado sobre pilotes a modo palafito para no interferir el desarrollo de las dunas. A partir de ahí, Meliá ha optado por un diseño propio, de líneas puras y colores neutros: vigas, celosías, pérgolas y toldos blancos. Eso en cuanto al continente, el contenido tampoco se queda atrás. Unas 15 personas en cada turno se encargan de proporcionar un servicio esmerado desde las 11.00 a la medianoche. «Ya para el mes de agosto ampliaremos a las 2.00 horas», reconoce Roy en un chiringuito que estará abierto hasta octubre.

El despliegue horario hace que tenga servicio de restaurante pero también de cafetería y coctelería. En lo que se refiere a la restauración, la carta reducida pero esmerada, apuesta «por productos de la tierra», como explica el chef del hotel Juan Carlos Rojas. «Buscábamos salirnos del concepto de chiringuito pero con productos de la zona y basando la cocina en las tradiciones», puntualiza. Eso hace que en la carta predomine apuestas como lubina, dorada o atún rojo de almadraba a la plancha (acompañado de piriñaca), surtido de pescado frito, ensalada de tomates con caballa y orégano, solomillo de ternera añoja, langostinos asados o mejillones al vapor. De toda la carta, los pescados a la plancha y los arroces son los platos estrella, como explica Rojas. Es el caso del arroz con bogavante o con almejas y sepia. Tampoco se quedan atrás postres como la tarta al cava o el brownie de chocolate y helado de fresa.

Apuestas regadas con vinos de la tierra como Barbadillo o caldos chiclaneros y que ya en la noche se complementan «con sugerencias de la casa», como explica Roy. Es precisamente a la puesta de sol cuando una de las zonas del chiringuito muta de las mesas y sillas a un sofá corrido y mesas bajas para disfrutar de una puesta de sol única. Lujo de sol a sol.