Chiclana

Unas bodegas santo y seña del pasado de la ciudad

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No son precisamente de las bodegas mas espectaculares y antiguas, sin embargo los casi 1.000 metros cuadrados en los que se ubicará el Museo del Vino y de la Sal de Chiclana poseen una destacada importancia tanto por su configuración como por su ubicación. Levantadas a mediados del siglo pasado, representan de una forma clara la típica arquitectura bodeguera que se repite como esquema desde el siglo XVIII. Están ubicadas en la zona de la ciudad que se conoce como Nuestra Señora del Amparo y rodeada de otras bodegas que sí mantienen su actividad. De hecho, las empresas chiclaneras mantienen su actividad en esa zona tan cercana al centro porque se ubica en Las Albinas, terrenos de marismas ganados al mar. Esto hace que la influencia salina se deje sentir en unos caldos que, si bien son finos, tienen un marcado carácter de manzanilla, gracias a esta solera adquirida a la brisa del mar.

En el recorrido expositivo se abundará en la vinculación del vino y la ciudad. De hecho, la siembra de la vid se atestigua en el entorno de Chiclana desde época fenicia, siglo VI antes de Cristo, cuando éstos usaban la zona como cultivo. El esplendor iría en constante crecimiento ya a partir del siglo XVI. En el XVIII se ve influenciada la producción por el comercio de Ultramar de Cádiz. Periodos de gran esplendor fueron también los siglos XIX y XX, pese a la invasión francesa, las plagas de filoxeras o langostas.