CÁDIZ

«Cuando no se tienen en cuenta mis propuestas técnicas, entiendo que sobro»

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-Usted renunció a la coordinación de los servicios sociales del Ayuntamiento en septiembre. Sindicatos y oposición denunciaron que por «presiones políticas» para modificar listas de espera de pisos para familias sin recursos. El Gobierno local lo negó, dijo que los motivos eran otros. Usted nunca habló. ¿Qué pasó?

-Recibo el nombramiento como coordinadora de los servicios sociales municipales por un decreto de Alcaldía. Pensé que era un reto importante porque me encanta mi profesión. Tenía el respaldo mayoritario de mis compañeros. Incluso del equipo de Gobierno. Si pensaron que yo era la persona idónea, ya significaba un respaldo. Trabajamos bien, todos, como equipo, durante cinco años. No es un trabajo fácil. Las directrices políticas no siempre coinciden con las técnicas. Pero en el último año, quizás por la presión social, por la situación tan complicada que vivimos, hubo un desgaste mayor. Yo no me sentí perseguida ni presionada.

-¿Cuál fue el motivo de su renuncia?

-Cuando no se tienen en cuenta mis propuestas técnicas, entiendo que sobro. Los trabajadores sociales defendemos la igualdad, la justicia, que algo no sea arbitrario. No quiero decir que hubiera mala intención pero la presión parecía obligar. Es lo que ha pasado en Sevilla, en la Corrala Utopía. Da igual la ideología. Sube la presión y el resultado es que se actúa arbitrariamente. Eso es lo que indigna al ciudadano. Y esto es una pescadilla que se muerde la cola. Si alguien consigue algo de esta manera, se propicia que aparezcan más casos. La gente es capaz de soportar el procedimiento, requisitos, de aguantar esperas, listas... Siempre que entienda que es justo, que son iguales para todos. Pero si alguien lo consigue de otra manera, aparecen muchos que dicen 'yo también quiero'. Hay una normativa en materia de vivienda que obliga a los ayuntamientos a crear un registro de demandantes. La ley, además, incluye las excepciones para casos de riesgo de exclusión social urgente. Ese registro tiene unos baremos muy detallados, muy complejos, no es tan sencillo como el orden de llegada. Los trabajadores sociales no entendemos cualquier cosa que salga de ahí. Me entristece lo que pasó. Parece que no se entendió bien mi renuncia. Se ha personalizado mucho. El problema no era yo. Entendí que si no había confianza o respeto me ponía a hacer otra cosa. Pero no era yo. Es que hubo un escrito de 80 trabajadores sociales en el que se pedía que se respetaran unos criterios. Eso era lo fundamental: el respeto a la norma. Eso lo entiende todo el mundo. El problema es que se vea que algo se consiga por otra vía, de otra forma.