CÁDIZ

La fábrica de tabacos ya es historia

La compañía anunció en junio la defunción de la planta y desde entonces se ha trasladado a Francia el 'stock' de tabaco que se guardaba en Cádiz Imperial Tobacco culmina el desalojo de los almacenes de la factoría gaditana y echa el cierre

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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El humo de la fábrica de tabacos de Cádiz se ha apagado para siempre. Atrás quedan tres siglos de historia en la Bahía que empezaron oficialmente en 1714 cuando el rey Felipe V concedió a la actividad industrial tabaquera que se desarrollaba en la ciudad el título de Real Fábrica de Tabacos. La planta de Altadis de la Zona Franca ha echado el cierre. Los nuevos propietarios de la empresa, los ingleses de Imperial Tobacco, anunciaron el pasado junio que las instalaciones de Cádiz no entraban en sus planes de futuro. A partir de ese instante comenzaba el cierre ordenado de la planta y la salida de los 76 trabajadores que aún quedaban en activo. Cabe recordar que la plantilla de Altadis ha llegado a contar con 1.050 personas a principios de los noventa. Unos 56 trabajadores del penúltimo contingente salieron jubilados y prejubilados el pasado verano. En la actualidad quedaban 20 en plantilla, de los que 6, por edad, han sido trasladados al centro de Logroño, mientras que el resto, se ha acogido a la prejubilación. Precisamente, los representantes sindicales asistían ayer en la sede de Madrid a una reunión con la dirección de la empresa para zanjar el cierre de Cádiz.

El presidente del comité de empresa, José Luis Marín, confirmó a LA VOZ ayer por la mañana que los almacenes de la planta estaban vacíos desde hacía varios días. Durante los últimos meses, la dirección de Imperial Tobacco se había encargado de trasladar el 'stock' de tabaco que se guardaba en las naves gaditanas hasta Francia. Algo más de 29.000 toneladas de tabaco expandido han salido de Cádiz en camiones hacia la sede de Altadis en el país vecino.

El cierre de la factoría de Cádiz era la crónica de una muerte anunciada desde que en 2008 los ingleses de Imperial Tobacco se hicieron con la tabaquera franco-española Altadis. Los nuevos propietarios presentaron al año siguiente de la compra un ambicioso plan estratégico y de integración para reducir costes, concentrar la producción y evitar en todo momento la repetición de acciones. De esta forma se optó por cerrar la planta de Alicante (338 despidos), potenciar la de Logroño para la fabricación de cigarros rubios y negros, y concentrar la producción europea en la de Santander. Los dos eslabones perdidos en esos momentos eran la fábrica de Palazuelos, en Cáceres, y la de Cádiz. En el caso de la fábrica gaditana se cerraron ese mismo año dos líneas de actividad, la de tabaco reconstituido y la de preparación de liga, y se dejaron operativos los almacenes y la línea de tabaco expandido. Esta operación significó la salida de 223 trabajadores. La factoría extremeña mantuvo su actividad hasta 2012, que cerró y algunos de sus trabajadores fueron recolocados en Cádiz.

Pero la puntilla a la factoría gaditana se la dio en abril la apertura en la localidad polaca de Tarnovo del gran centro logístico de producción y distribución de Imperial Tobacco, con un salario mínimo de 376,5 euros. Fue entonces cuando se encendieron las luces de alarma. En junio de 2013 se anunció la extinción de Cádiz.