fraude laboral

Un negocio en tiempos de crisis: Pagar por el paro, cobrar por ofrecer 'trabajo'

La Guardia Civil halla conexiones entre las dos grandes operaciones contra el fraude laboral que dibujan una actividad ilegal muy extendida Las empresas ficticias desmanteladas en año y medio provocan un roto de casi 8 millones

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Un contrato falso de trabajo por unos días, los justos para obtener la prestación por desempleo con sólo abonar 300 euros. Dependiendo del tiempo necesitado para la cotización, esa tarifa aumenta y se conocen casos de entregar 3.000 euros al asesor avispado de turno por un arreglo laboral. Esas cifras van en función del tiempo que será necesario mantener una situación irreal. Es el trabajo ficticio, una actividad ilegal responsable de un fraude a la Seguridad Social de al menos unos ocho millones de euros en un año y medio. Esa cantidad resulta de sumar el dinero contabilizado por la Guardia Civil de Cádiz en las dos grandes operaciones contra este mercado laboral de mentira: 'Picones' y 'Relisto'. La primera se dio a conocer en junio de 2012; la segunda el pasado mes de enero.

Las cifras de detenidos e imputados son históricas. Ni las grandes investigaciones antidroga han logrado arrastrar a tantas personas. 422 personas aparecen implicadas en el 'caso Relisto' y 301 en la primera de las dos actuaciones. Si bien, de esas 723 personas que han sido o serán citadas por la autoridad judicial, el núcleo al que se le acusa de idear y ejecutar el fraude es un grupo reducido que apenas supera la veintena. El resto serían los contratados que gracias a esas altas laborales ficticias habían obtenido prestaciones laborales, permisos de residencia e incluso beneficios penitenciarios.

Estos últimos son los que pagan. Enfrente están los que hacen negocio con ellos. En la 'operación Relisto' la Guardia Civil descubrió a dos socios de Jerez que antaño habían montado una empresa que no funcionó y que antes de su detención se dedicaban a crear empresas ficticias colocando al frente de ellas a toxicómanos y delincuentes de perfil bajo. A cambio de una tarifa ya establecida -algunos reconocen haber cobrado unos 500 euros-, se convertían de la noche a la mañana en propietarios de sociedades que podían llegar a tener hasta 100 trabajadores dados de alta en la Seguridad Social. «Estos 'empresarios' se presentaban el día de la constitución de la empresa, entregaban la documentación al asesor, firmaban y no volvían a saber nada más de ese asunto», explica un portavoz autorizado de la Benemérita. La investigación descubrió a nueve de estos hombres de paja, que suman entre todos más de medio centenar de antecedentes. Y a través de uno de ellos descubrieron conexiones con la 'operación Picones'. Aseguró a los agentes que en la constitución de la empresa que él creó había participado uno de los dos hermanos Picón. Los dos responsables, junto a un primo, de un entramado gemelo desmantelado en 2012 y al que responsabilizan de un fraude idéntico próximo a los cinco millones.

Los dos cabecillas de la 'operación relisto' Francisco S. L. y Diego M. A. son los únicos que siguen en prisión del casi medio millar de implicados. En un escalón inferior a ellos, pero con una función vital para cometer estas pequeñas estafas que al sumarlas todas conforma un agujero económico millonario, se encuentra la figura del asesor. Es el especialista en tramitaciones laborales, que está dado de alta como usuario en los servicios telemáticos que ofrece la Tesorería. Uno de esos asesores fue al primero que siguió el equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil, el germen de la 'operación Relisto'.

A los agentes les habían llegado informaciones sobre empresas ficticias que se estaban creando en Jerez para dar de alta a trabajadores, que previamente habían pagado por esos contratos. A través de los movimientos con la Seguridad Social que hizo Manuel N. C., los investigadores fueron descubriendo las empresas que había constituido y cuáles de ellas eran sospechosas de ser una simple tapadera.

«Llamaron desde un primer momento la atención», explica el portavoz de la Comandancia, porque todas estaban dadas de alta como razón social en servicios de albañilería y limpieza de edificios en construcción, «unos sectores que están especialmente castigados por la crisis y que sin embargo, no impedían que estas empresas no parasen de contratar a personal». La última comprobación que hicieron los agentes fue definitiva, se encontraron como sede de estas empresas ficticias: bloques de viviendas, casas viejas e incluso un puesto que no existía en el Mercado de Abastos de Jerez.

Este entramado, que estaba en manos de delincuentes de perfil bajo, alejado de organizaciones especializadas, llegó a defraudar un montante de 2,6 millones de euros entre prestaciones y cuotas no satisfechas a la Seguridad Social.

Desde la Guardia Civil no saben cuánto pudieron llegar a ganar los cabecillas. Durante el registro de la vivienda de Francisco S. L. se encontraron con una casa sin grandes lujos, aunque diversas informaciones apuntan a que llevaba un alto tren de vida en salidas nocturnas.

Sí conocen en cambio que los asesores, capaces de montar su despacho en la salita de su casa, cobraban 20 euros por cada trámite (alta, baja, cambio de empresa...). Así, la investigación contabilizó hasta 565 contratos fraudulentos firmados por uno de los asesores; lo que arrojaría una ganancia superior a los 11.300 euros.

Estas investigaciones están atajando una práctica ?muy extendida. La semana pasada la Subdelegación del Gobierno daba a conocer estos datos: durante 2013 se detectaron 476 empresas ficticias en la provincia de Cádiz, las cuales suponen el 38,20% del total de 1.247 empresas descubiertas en Andalucía. De ese mercado laboral falso, la Tesorería anuló 916 altas ficticias de empleados.