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Los alemanes revelan el rechazo a la doctrina del Vaticano sobre sexo y familia

El 86% de los católicos defiende el uso del condón, según las primeras respuestas a la encuesta lanzada por el papa Francisco

BERLÍN. Actualizado: Guardar
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La encuesta ordenada por el papa Francisco para conocer de verdad lo que los católicos de todo el mundo piensan sobre la doctrina de la Iglesia sobre la familia y la moral sexual amenaza con convertirse en una desagradable sorpresa para el Vaticano. Por lo menos en lo que a las respuestas en Alemania se refiere, que probablemente serán muy similares a las de otros países europeos. Las conclusiones definitivas de este estudio serán entregadas en Roma el próximo viernes, pero el semanario 'Der Spiegel' publicó ayer un adelanto de las respuestas dadas por los fieles gérmano en sus 27 diócesis.

Los resultados son tan devastadores que el obispo de Maguncia, el cardenal Karl Lehmann, reconoce que «crean y refuerzan, pese a no ser representativos, la impresión de una situación infeliz y fatal». Lehmann admite que «sabíamos hace tiempo» del profundo abismo entre la jerarquía eclesiástica y los fieles y que «mucho se ha reprimido». Los datos acumulados revelan que, por ejemplo en Baviera, uno de los feudos católicos alemanes por excelencia, el 69% de los católicos reconoce que no vive respetando los dogmas de la iglesia y un 86% considera que el uso de anticonceptivos no es pecado, aunque el Papa lo haya condenado expresamente. Es más, el 69% de los católicos practicantes casados en segundas nupcias tras un divorcio reconoce que comulga habitualmente, aunque la iglesia lo prohíbe claramente.

Un total de 39 preguntas contiene el cuestionario enviado por el Vaticano, muchas de ellas redactadas en un lenguaje tan técnico que difícilmente un fiel normal podría responder. Roma quiere saber, entre otras cosas, qué conocimientos tienen sus ovejas sobre «las lecciones de la Biblia acerca de 'gaudium et spes', 'familiaris consortio' y otros documentos del dogma posconciliar acerca del significado de la familia según el dogma de la Iglesia católica». Pese a que el Vaticano dejó claro al distribuir el sondeo que «no queremos valoraciones personales de los obispos, sino lo que la gente piensa y como vive», en muchos países la encuesta no se difundió en principio completa.

Como en el caso de Alemania, donde el presidente de la conferencia episcopal, el arzobispo Robert Zollitsch, eliminó del cuestionario las preguntas 1,2,5,7 y 8 con el argumento de que serían respondidas por su secretariado. Con ello evitaba consultar con el pueblo temas espinosos como el bloque 5 referido a las parejas homosexuales o el 7 acerca de los anticonceptivos y el aborto. Sin embargo y en tiempos de internet, la publicación por los obispos ingleses del cuestionario en la red facilitó su difusión total también en Alemania, donde muchas organizaciones católicas de base actuaron por su cuenta y sin esperar a ser consultadas por sus propios prelados.

La Federación de Juventudes Católicas Alemanas (BDKJ) elaboró incluso una versión simplificada y por todo el mundo entendible del cuestionario a la que respondieron rápidamente unos 10.000 jóvenes con ayuda de sus ordenadores. Sus conclusiones tienen que ser preocupantes para la Santa Sede: «La moral sexual eclesiástica no significa absolutamente nada para nueve de cada diez jóvenes católicos alemanes. Las relaciones prematrimoniales y los anticonceptivos forman parte normal de su vida». Y nadie tiene por ello una mala conciencia. El 96% de las personas que conviven en una relación sexual sin pasar por el altar no tienen tampoco problemas de conciencia y, además, participan habitualmente en los sacramentos, revela también la BDJK. Una de las jóvenes consultadas, de 20 años y misa los domingos, comenta: «creo que si Dios hubiese querido que no tengamos sexo no se le habría ocurrido hacerlo tan emocionante».

Pero no solo los jóvenes protestan contra una «iglesia carroza», las diócesis alemanas han sentido el descontento de sus fieles de todas las edades. El resumen de 156 páginas elaborado por el obispado de Maguncia revela el alejamiento que los católicos practicantes sufren de sus jerarquías. La indignación comienza por el lenguaje utilizado en la redacción de la encuesta, según se desprende de algunas respuestas. «Como centroeuropeo siente uno que el tiempo retrocede un siglo», señalaba un encuestado.