El doctor José Larena-Avellaneda, durante su visita a la ciudad donde ha ofrecido charlas. | L.V.
CÁDIZ

La migraña empieza en la boca

Este especialista sostiene que el origen se encuentra en la disposición de la mandíbula y la posibilidad de que se genere presión en el músculo maxilarUn médico canario propone una terapia para aliviar el dolor actuando en la mandíbula

Elena Martos CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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El dolor de cabeza parece tener una relación directa con la boca y no es por el tipo de alimentos que se ingieren y que deben o no repercutir en la intensidad sino por el estado de la mandíbula. A los que llevan años padeciendo las molestas migrañas puede resultarles difícil comprender la asociación, pero la experiencia de casi quince años del doctor José Larena-Avellaneda ?con decenas de pacientes avalan la terapia que cada vez encuentra más adeptos.

Este médico estomatólogo, formado en Cádiz, pero natural de Las Palmas de Gran Canarias, asocia directamente la disposición de la mandíbula a los problemas de dolores de cabeza, mareos o vértigo, un planteamiento que ya ha presentado en congresos internacionales y que ahora comparte con otros especialistas a través de cursos y charlas. Eso mismo ha realizado durante estos días en la capital invitado por el conocido odontólogo Salvador Fernández Miró. Pediatras, neurólogos y dentistas de varios puntos de la provincia han contactado con él para conocer la terapia.

El doctor Larena-Avellaneda explica que «tanto las migrañas, como mareos o vértigos se encuadraban en las dolencias de origen desconocido, pero no es así». Este estomatólogo que ejerce como dentista le ha puesto nombre: CAT (Compromiso articular temporomandibular) y SMT (Síndrome del músculo temporal), dos patologías que asocia a la falta de espacio para que el músculo temporal y la propia mandíbula puedan llevar a cabo sus movimientos normales durante la masticación o el habla. Señala que el músculo temporal puede quedar atrapado en una determinada posición y la mandíbula golpear, dada su proximidad, al maxilar superior -visto en imágenes resulta mucho más fácil de comprender-. Ese impacto produce, según su experiencia, una mayor sensibilidad nerviosa que desencadena dolores de cabeza, mareos y otras molestias.

Larena-Avellaneda señala que llegó a esa conclusión «por una casualidad», como los grandes descubrimientos médicos de la historia. Según explica «fue al observar que en muchos de sus pacientes la mandíbula golpeaba contra la parte de arriba del maxilar al moverla o masticar». En ese momento fue cuando comenzó a preguntarles por sus posturas de dormir o el lado con el que solían comer y a encontrar similitudes entre unos y otros.

El diagnóstico no resultó tan complicado, pero el tratamiento es otra cosa. Recalca que los motivos por los que la mandíbula golpea contra el maxilar son muy diferentes, con lo que en cada caso hay que buscar una solución distinta. «Algunos mejoran cambiando la postura de dormir o el lado con el que mastican», indica. Otros tienen una falta de espacio para que la mandíbula se mueva y hay que hacer ese sitio quitando piezas dentales como las muelas de juicio. «Es una cuestión mecánica -continúa- y viene precisamente de la evolución del ser humano». El estomatólogo insiste en que el cambio de la dieta a lo largo de la historia, cada vez más blanda y elaborada, ha impedido el desarrollo de los huesos de la parte inferior de la cara y genera problemas.

Esta investigación se ha comunicado a los consejos de colegios médicos y de dentistas y se explica ampliamente en la web de este especialista, pero no es tan fácil que se extienda de forma masiva. Eso sí, deja claro que la solución está en manos del odontólogo.