CÁDIZ

¿Qué hacemos con los astilleros?

El futuro de la compañía naval está en manos de varios concursos para marinas internacionales, que aún no tienen fecha de adjudicación La pérdida del contrato de los gaseros deja a Navantia sumida en un caos y sin perspectivas

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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El Gobierno de la Nación trataba el pasado viernes a media mañana de salvar el barco y achicar agua. Navantia se iba a pique tras perder un contrato para la construcción de cuatro gaseros. La compañía Gas Natural anunció en primavera la necesidad urgente de alquilar cuatro barcos de estas características para explotar la nueva ruta gasista abierta entre Estados Unidos y Japón. Una docena de armadores acudió a esta llamada en junio y la mejor oferta fue la presentada por la naviera noruega Knutsen y la española Elcano, que recibieron en septiembre el beneplácito de la empresa Stream, vinculada a Gas Natural para facilitar el rentig de los buques. Ambos armadores tenían que decidir entonces dónde fabricar los cuatro gaseros que iban a alquilar a Gas Natural.

¿Qué ha pasado para que estos armadores se inclinen por los astilleros de Corea del Sur y Japón en lugar de por Navantia?. Simplemente es una cuestión de costes, tecnología y concreción de plazos. Pero ¿qué ha pasado entre el Gobierno de la Nación y Gas Natural? El viernes se pudo comprobar que la decisión de los armadores de llevar el proyecto fuera de España había cogido por sorpresa a Navantia -al menos eso reconocen algunas voces autorizadas de la compañía, que insisten aún en que el contrato no se ha cerrado- y con el paso cambiado al Gobierno de la Nación. De cualquier forma, mientras unos y otros arreglan el entuerto de los gaseros, los astilleros públicos españoles languidecen sin carga de trabajo.

La pérdida del contrato de los gaseros es especialmente grave para la Bahía de Cádiz, que había depositado todas sus esperanzas de supervivencia en este acuerdo. De hecho, tanto Navantia como la clase política habían vendido la piel del oso antes de cazarlo, lo que había generado un clima de seguridad entre la población gaditana que, al final, ha saltado por los aires destrozando las expectativas de futuro del sector naval de la Bahía. Si analizamos el pasado de los astilleros gaditanos durante los últimos trece años se advierte que tras la reconversión de Izar en Navantia, el Gobierno socialista logró salvar el tipo con el contrato de Venezuela, que significó la construcción de ocho patrulleros. Luego vino el acuerdo con Acciona para dos ferrys, la culminación de la primera fase de los BAM y del BAC 'Cantabria' para la Armada, además de ocho lanchas de desembarco. Unos 14 barcos se han construido en la Bahía entre 2005 y primeros de 2012. Sin embargo, Navantia lleva sin firmar un acuerdo de construcción naval desde 2007. Hasta ahora, los astilleros han vivido de la renta de esos contratos, además de la fuerte inversión que significó para las plantas de Galicia el megacontrato de la Marina australiana.

Si tomamos ahora como referencia el presente de la compañía, en el año 2012 nos encontramos con la paralización total del astillero de Puerto Real, ya que en ese año acabó la última entrega de barcos a Venezuela, mientras que la factoría de San Fernando ha tirado para adelante con la construcción de doce lanchas de desembarco para la Australia, amén de su unidad FABA, que se encarga del desarrollo de sistemas de defensa y es un referente internacional. Por lo que respecta a la factoría de Cádiz, especializada en las reparaciones, ha encontrado una tabla de salvación en los cruceros, cada vez vienen más, y ha salvado los muebles con el acuerdo alcanzado para reparar durante los próximos años los cuatro destructores del Us-Navy que estarán presentes en Rota a partir de 2014 formando parte del escudo antimisiles. Pero la necesidad de carga de trabajo inmediata no pasa, precisamente, por las reparaciones sino por la construcción naval.

El futuro de la compañía se antoja muy complicado. Navantia ha realizado más de una veintena de acciones comerciales en diferentes países para lograr acuerdos que generen contratos de construcción militar. Es el caso de Catar, que aspira a adjudicar un contrato para construir 11 barcos, igual que el gobierno turco, que persigue un buque anfibio similar al 'Juan Carlos I' español, o Brasil, que tiene 'in mente' la renovación de su flota. Sin embargo, todo está en el aire. Solo Australia puede salvar ahora a Navantia. Sería la segunda vez que sale al rescate si finalmente le adjudica un contrato para construir dos barcos de aprovisionamiento en combate, idénticos al BAC 'Cantabria' español.

De momento, no hay nada pactado ni a corto ni siquiera a medio plazo, lo que agrava la situación económica de la empresa que arrastra un agujero de 300 millones de euros. De hecho, Navantia perdió el año pasado 78 millones de euros, el doble que en 2011, y se espera que el déficit contable de 2013 acabe superando los 100 millones de euros. La dirección de la compañía redacta en estos momentos un plan de viabilidad para reducir costes y adaptar la empresa a las nuevas necesidades productivas con el objetivo de hacerla más competitiva. Las líneas generales de este plan 2014-2018 se presentarán el próximo 4 de diciembre.

La pérdida de los cuatro gaseros obliga ahora a tomar, con toda seguridad medidas contundentes y, es más que probable, que la empresa tenga que incluir entre sus actuaciones recortes de plantilla. Todo apunta a que estamos ante una nueva reconversión naval.