CÁDIZ

Matadero se llena de vida

Los 102 adjudicatarios de los pisos de la primera fase del proyecto firman el acta de recepción de los mismos y conocen por primera vez su nuevo hogar

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Las viviendas de Matadero ya tienen dueño. Después de más de una década de espera y desesperación, ayer se abrió la puerta de la esperanza para muchas familias que sienten que pueden empezar una nueva vida. Una puerta que se abrió en torno a las doce y media de la mañana cuando la alcaldesa de Cádiz y el delegado territorial de Fomento y Vivienda fueron entregando una a una la llave correspondiente.

Lágrimas, abrazos, aplausos y vítores. Gestos de rabia y alegría, mucha alegría. Los que ayer entraban en sus casas ni se acordaron de la polémica que en los últimos días ha envuelto la adjudicación de estos pisos, sólo querían vivir por fin esas habitaciones que llevaban vacías y con las persianas bajadas desde que la obra finalizó hace más de dos años.

Estas viviendas se corresponden con la primera fase de un proyecto que contempla una operación gemela en la parcela colindante y que, a día de hoy, más vale no esperar demasiado. En el año 2000 se empezó a hablar de la necesidad, de la conveniencia de usar un espacio desaprovechado, el del antiguo Matadero, para construir viviendas en las que poder alojar a familias con graves problemas de vivienda, muchas ya entonces en situación de realojo y recibiendo ayudas municipales o de la Junta para poder pagar sus alquileres. En 2001 se firmó la cesión del suelo por parte del Ayuntamiento a la Junta y en 2005 se decidió a quién iban a ir dirigidas las mismas, siendo el Ayuntamiento, al principio en parte y luego totalmente, el que se encargaría de adjudicarlas. Y tras un largo camino plagado de trabas burocráticas y peleas políticas, la parte complicada ya está hecha. Ya sólo queda llenar de vida el Matadero.

Esa es la intención de María del Carmen Almerón. «Estoy hasta temblando», decía mientras abría por primera vez su buzón. Esta mujer era ayer ejemplo de lo que muchos otros sentían. Carmen y su familia llevan diez años viviendo realojados en una finca de la calle Doctor Marañón. Con graves problemas de movilidad y seis operaciones a sus espaldas a las que se sumará otra la próxima semana, malvivía en una finca que, aún así, era mucho mejor que la que antes ocupaban. «Yo antes vivía en la calle Paraguay, con unas ratas que parecían tigres. Tuvieron que tirar la finca. Y desde entonces he estado esperando a poder decir que esta es mi casa. Yo estoy acostumbrada a vivir en el casco antiguo, pero esto es una maravilla. No me lo esperaba así».

Esta mujer, que quería ayer agradecer a los Servicios Sociales lo mucho que le han ayudado, tanto como a su hija, «que estuvo hasta en la puerta del Ayuntamiento y le concedieron un pisito en el Cerro del Moro», sólo piensa en recuperarse de su próxima intervención quirúrgica y «volver para disfrutar de mi casa a tope».

Y como si fuera «un sueño» vivía también el día de ayer María del Carmen Jiménez. Su familia y amigos organizaron una fiesta improvisada en su nuevo hogar, aún por amueblar, pero desde primera hora lleno de vida. Ella vivía en las casitas bajas que hace más de diez años se ubicaban justo donde ahora se levanta este nuevo edificio y reconoce que «ya me había hecho a la idea de que no iba a volver». Desde hace 8 años ha vivido realojada con su familia en una casa «con el cuarto de baño anulado por problemas con el agua y con un frío terrible, con unas ventanas que no se podían cerrar». La «tremenda alegría» que decía sentir nada más entrar a su casa demostraba que la espera ha sido dura.

Algo más comedidos, Cándida Rodal y su marido parecían asimilar poco a poco que los seis años que llevaban esperando esta oportunidad por fin habían concluido. Y lo hacen con final feliz, no tanto para ellos como para sus hijos, que podrán salir de un piso bajo en el que han tenido que sobreponerse a problemas de asma y de visión. «Esto es un cambio total, sobre todo porque va a mejorar la calidad de vida de nuestros hijos», decían. También se pronunciaban sobre la polémica que ha envuelto a la adjudicación de estos pisos: «Si alguien sabe que alguno de los que van a vivir aquí no lo merece, que lo denuncie, con nombre y apellidos. Seguro que la alcaldesa no va a tener problema en investigarlo. Lo que está claro es que todo el mundo tiene derecho a una vivienda digna».