Un grupo de cubanos asiste a un ritual afrocubano en La Habana. :: ALEJANDRO ERNESTO / EFE
MUNDO

Cuba suma santería y revolución

El Gobierno recibe el apoyo de las sociedades de espiritismo a su llamada para mantener la unidad nacional y luchar contra la corrupción

LA HABANA. Actualizado: Guardar
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El Gobierno de Cuba no quiere dejar nada al azar en esta etapa de transformaciones económicas y de recuperación de valores. Desde esa perspectiva se comprende el despliegue del diario 'Granma' a un «emotivo y cálido» encuentro entre el primer vicepresidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, y la llamada comunidad espiritista. El miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba les agradeció el apoyo a la Revolución y reconoció que es imprescindible trabajar con la espiritualidad, los sentimientos, las emociones y las ideas de las personas. Asimismo, les pidió preservar la identidad y las raíces históricas para que «no les impongan formulas extranjeras».

El hombre llamado a continuar el castrismo reconoció la participación de los espiritistas, repartidos en más de 550 sociedades en toda la isla, en la Plataforma Pastoral Cubana. Agregó que el Gobierno y el Partido confiaban en su papel para mantener la unidad nacional. Según Enrique López Oliva, periodista y profesor de Historia de las Religiones de la Universidad de La Habana, «la política del partido de Gobierno es que todas las religiones se incorporen a una campaña de revitalización de los valores éticos de la sociedad, especialmente entre la juventud, y también aprovechar sus relaciones con el exterior para mejorar los contactos de Cuba en otras naciones».

La sociedad de espiritistas tiene dos ramas, la científica -con influencias europeas- y la sincrética -que une elementos de las religiones afrocubanas-. Se trata de comunicarse con los espíritus a través de médiums. Ahí entraría también la santería cuando «los muertos se montan» en el santero. La clarividencia, los movimientos psíquicos o incluso la cartomancia se incluyen en esa corriente.

Años de persecución

Durante años, la manifestación externa de la religiosidad estuvo prohibida y en ocasiones perseguida. La Iglesia Católica, que era y sigue siendo la más fuerte, sufrió expulsiones y años de templos vacíos porque ir a misa equivalía a perder el carné del partido. También pasaba la cuenta exhibir collares o pulseras típicos de las religiones afrocubanas. Incluso el famoso cantante y compositor Adalberto Álvarez, canta desde hace varios años: «Hay gente que dicen que no creen en nada y van a consultarse por la madrugada».

La campaña de acercamiento ha ido dando frutos. Católicos, afrocubanos, evangélicos, bautistas, judíos y espiritistas invitan a ser mejores y denuncian, al igual que los dirigentes comunistas, los problemas causados por la corrupción y la violencia. Tampoco es casualidad que varios de esos líderes religiosos no católicos sean diputados. En su conjunto, el consejo de Iglesias de Cuba y la plataforma pastoral cubana constituyen un apoyo que el Gobierno no puede perder en estos momentos de transformaciones.