Sociedad

Un descanso con polémica

Fumar, beber, dormir en superficies poco seguras o tomar un fármaco son medidas a evitar si los progenitores deciden dormir con sus pequeños Expertos cuestionan la práctica del colecho por el riesgo de que los bebés puedan sufrir el síndrome de muerte súbita

MADRID. Actualizado: Guardar
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La noche se rompe. El pequeño ser que dormía plácidamente en el moisés o en la cuna de al lado ha decidido que las tres de la mañana son una buena hora para despertarse y hacer ver al mundo que ya tiene los ojos bien abiertos. Los padres intentan por todos los medios que esa criatura vuelva a los brazos de Morfeo. Darle un poco de comer, moverla en una clásica mecedora o el tradicional paseo por el pasillo para intentar que coja otra vez el sueño son algunas medidas que pueden servir. Unas acciones que a veces son efectivas, pero que en demasiadas ocasiones fracasan y obligan a pasar a un plan B, como meter al bebé en la cama con los padres, para que sienta el calor -sobre todo materno- y pueda dormir.

Es el colecho, una práctica que no solo se da en estas situaciones de necesidad de descanso sino también en la vida cotidiana y que se está extendiendo entre los padres primerizos, aunque genera dudas sobre su idoneidad para el bebé tanto en los profesionales médicos como en los propios padres, que no saben a quién pedir consejo. Algunos cálculos hablan de que la mitad de los progenitores duermen con sus pequeños de forma deliberada o, simplemente, porque se quedan dormidos mientras los atienden. Pero un grupo de expertos, dirigido por el profesor de Salud Pública, Robert Carpenter, hizo saltar las alarmas.

Asegura el grupo en el reanálisis de estudios anteriores que realizar esta práctica puede multiplicar por cinco el riesgo de fallecimiento imprevisto en aquellos bebés que duermen en su cuna, independientemente de que sus padres fumen o beban -considerado hasta ahora el principal desencadenante del síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL)-. La clave reside en que el colecho puede provocar asfixia, uno de los factores que está detrás de muchos casos de este síndrome. Después de la publicación de estos datos preliminares en el British Medical Journal Open, el pánico se apoderó de muchos doctores británicos, que pidieron a sus autoridades más medidas para evitar el SMSL, que tiene una prevalencia de 0,15 a 0,23 caso por cada 1.000 niños en España.

«Los bebés se han roto o se retuercen bajo el edredón y pueden morir por el exceso de calor y por los padres», explicó Alison Edwards, catedrático de Obstetricia en la Universidad de Birmingham City, en el rotativo británico 'Daily Mail'. Incluso en Estados Unidos y Países Bajos se han elevado recomendaciones para evitar el colecho, una práctica habitual en el mundo occidental hasta la popularización de la cuna en el siglo XIX.

Controversia

Después de publicar los datos del estudio, el doctor Carpenter solicitó a los profesionales sanitarios que tuvieran «una postura firme contra el colecho», sobre todo con los menores de tres meses. El único contacto que deben tener los pequeños con las camas de sus padres es para alimentarse y después volver a su cuna, según el galeno.

Sin embargo, el estudio británico ha encontrado numerosos detractores. Unicef, por ejemplo, indicó a través de su delegación británica que no iba a cambiar ninguna de sus recomendaciones sobre el colecho y la Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y la Lactancia (IHAN-España) desacreditó la contundencia del estudio inglés.

«La evidencia disponible es insuficiente para establecer que el colecho constituye un factor de riesgo para SMSL», arguye el doctor Leonardo Landa, quien además critica la escasa definición en el tipo de lactancia materna establecida en los estudios y su antigüedad, ya que el más moderno tiene una década y el más longevo 27 años.

En un sentido similar se expresa el informe 'Maternidad y salud, ciencia, conciencia y experiencia' del Ministerio de Sanidad. «No existe evidencia científica firme que desaconseje esta práctica, en ausencia de factores de riesgo conocidos. Hay asociaciones y organizaciones pediátricas que recomiendan evitarlo, pero se basan en estudios no controlados», apunta este estudio, que incide en la necesidad de hacer más campañas de información sobre el colecho.

Desde el IHAN se señala que hay que evitar dormir con los pequeños si se comparte el sueño en superficies poco seguras, como colchones blandos, sofás o sillones o con edredones o almohadas en la cama; alimentación con lactancia artificial, tomar medicación para dormir, fumar o tomar alcohol y compartir la cama con otras personas que no sean los padres biológicos.