FOTOS:Hundimiento y reflotamiento del Vaporcito de El Puerto
CÁDIZ

Dos años sin la sirena del Vapor

La nave sigue varada, y a la espera de que la administración y los propietarios se pongan de acuerdo para su puesta en servicio El Adriano III se hundió el 30 de agosto de 2011 tras chocar con una escollera

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Dos años sin escuchar su sirena y sin contemplar su silueta cruzando la Bahía es demasiado tiempo. Hoy se cumplen dos años del hundimiento del mito. Dos años ya del hundimiento del Vaporcito de El Puerto. Mucho se ha escrito sobre las causas, que finalmente el Ministerio de Fomento achacó en un completo informe técnico a un fallo humano. Mucho se ha hablado también sobre las buenas intenciones -y las exigencias- de las administraciones para colaborar en su reparación. Y mucho se ha hablado también de los retrasos en su vuelta a la navegación.

Pero lo cierto es que el 'Adriano III' continúa en dique seco, curando unas heridas que no terminan de sanar por diferentes motivos, sobre todo por dinero. La silueta de la popular embarcación empezó a difuminarse para siempre minutos antes de las seis y media de la tarde de aquel plomizo 30 de agosto de 2011, cuando estaba a punto de concluir, con 80 tripulantes y tres miembros de la tripulación a bordo, el penúltimo periplo de El Puerto a Cádiz del día. Lo hizo a causa de la vía de agua que le provocó el impacto contra una escollera de piedras, minutos antes de tocar tierra en el muelle Reina Victoria de la capital, que finalmente logró alcanzar sin que se produjeran daños personales.

Tras meses de investigación, los técnicos concluyeron que fue el patrón del Vaporcito el día de su hundimiento, Juan Antonio Vélez, el principal responsable de lo ocurrido, al despistarse «por cansancio» de su labor de guiado de la embarcación. La Comisión Permanente de Investigación de Accidentes Marítimos elaboró a principios de este año un informe demoledor, que achacaba como causa más probable del accidente un error humano provocado por la fatiga.

El último viaje del Vaporcito se había iniciado a las cinco y media de la tarde de aquel martes 30 de agosto de 2011. Como era habitual, sus 80 pasajeros disfrutaban de un placentero viaje en una embarcación con casi un siglo de historia pero muy poca tecnología.

La grabación de vídeo delató que el buque se dirigió directamente a la escollera sin que nadie hiciera nada por evitarlo. Los gritos de varios pasajeros alertaron al piloto, que reaccionó sin poder detener la inercia del buque, que terminó colisionando contra las piedras, sin ningún fallo técnico de por medio. Tras lograr alcanzar el muelle, el Vaporcito fue desalojado por completo y se activó el dispositivo de emergencias. El barco se hundió en menos de veinte minutos, en una estampa que muchos gaditanos recuerdan con pena.

Desde entonces, dos años han pasado y muchas dudas se ciernen todavía sobre el futuro de todo un emblema para El Puerto y la provincia. En las semanas posteriores al suceso, aquellas de debates sobre el reflotamiento, se sucedieron las reacciones de todo tipo, y los políticos se apuntaron al 'todos juntos' para dar de nuevo vida a la embarcación. Pero los meses fueron pasando, y la firma que lo explotaba, Adriano S.L., vendió a tres socios la titularidad del barco. Y el asunto cayó en el olvido.

Un valor turístico y sentimental

El Vaporcito fue declarado Bien de Interés Cultural en 2001. El 'Adriano III' era el último de una generación de barcos con una denominación que hace referencia al padre de su constructor, Antonio Fernández Fernández, un gallego emigrado a Cuba. La motonave llegó a Cádiz por primera vez en 1929, días después de que explotaran las calderas del 'Vapor Cádiz', que hacía a diario el recorrido entre El Puerto y la capital.

Construido en el astillero coruñés de Mariños, el barco dejó la travesía por la Ría de Ferrol al ser reclamado por la Exposición Iberoamericana de Sevilla que se celebró aquel año. Y vino para quedarse. Durante décadas el Vaporcito fue fuente de inspiración para artistas. La motonave se inmortalizó en el cine, en películas tan recordadas como 'La Lola se va a los puertos'. Para la historia queda también el archiconocido pasodoble de Los Hombres del Mar, que Paco Alba le escribió en 1965.

Dos años después de su hundimiento, duele todavía ver su silueta de la motonave oculta por una lona en el varadero del río Guadalete. Esperando a que acabe su remodelación, su propietario actual, Manuel Ramos, confía en sacarle rentabilidad a una embarcación que llevaba cinco años perdiendo dinero antes de hundirse, y que en 2011 dejaba de percibir la subvención de 60.000 euros anuales que le otorgaba el Ayuntamiento de El Puerto.

Del 'Adriano III' tal y como se conoció no queda ya casi nada. El barco tendrá otro uso. Muchos creen que segundas partes no fueron buenas, y que su puesta en uso defraudará. Pero la mayoría lo extraña como se añora siempre las cosas valiosas que se pierden.