Imagen del interior de la residencia en la que se produjeron los hechos :: A. V.
CÁDIZ

Estafa 4.000 euros a un sacerdote fallecido y se arrepiente

La auxiliar de geriatría decidió devolver en un iglesia todo el dinero, después de hacerse con la cartilla del finado

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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La justicia divina los quiere arrepentidos, aunque la Justicia civil seguirá su curso, después de estafar 4.000 euros a un sacerdote fallecido. La Policía Nacional ha imputado a una auxiliar de geriátrico por un delito de estafa cuando se hizo con el número pin y la cartilla de ahorros del sacerdote que residía en la misma residencia en la que ella trabajaba. Los hechos fueron denunciados en la Comisaría por los herederos del difunto cuando descubrieron que faltaba la citada cantidad. Entonces comenzaron las pesquisas policiales que terminaron cuando la presunta estafadora entregó el dinero en una parroquia y confesó lo ocurrido a la trabajadora social de la residencia en la que trabajaba.

Fue el Grupo de Delincuencia Urbana de la Brigada Provincial de Policía Judicial la que se encargó de la investigación de unos hechos que tienen su origen el pasado 20 de junio. Ese día la citada trabajadora realizó el primer reintegro de dinero. Lo hacía justo un día después de que el sacerdote ingresara en el hospital, aquejado de una enfermedad que lo llevaría a la muerte el 21 de junio. Posteriormente a su fallecimiento, la auxiliar realizó hasta cinco reintegros más que sumaron la cantidad de 4.000 euros.

La familia del sacerdote descubrió la falta el pasado 1 de agosto, cuando fue a bloquear la cuenta, y denunció los hechos justo al día siguiente. Los engranajes policiales se pusieron entonces en marcha y se personaron en la residencia de San Juan de Dios, donde residía el sacerdote. Al conocer la presencia de los agentes, la trabajadora decidió entregar el dinero en su totalidad en un sobre que depositó en la parroquia de San Servando y San Germán. Su intención, según explican fuentes policiales, era confesar al párroco lo ocurrido, pero al no encontrarlo dejó el dinero con una carta en la que explicaba la procedencia del dinero pero no aportaba su identidad. Escasos días después, la auxiliar dio un paso más y, arrepentida, confesó los hechos ante la trabajadora social que, a su vez, puso los hechos en conocimiento de la Policía.

Los agentes citaron a la auxiliar que, ante ellos, reconoció ser la autora de los reintegros, pero que contaba con permiso del sacerdote fallecido. Es más, según su propia declaración, residente y auxiliar entablaron una amistad por la que el fallecido no dudó en ayudarla económicamente ante distintos apuros económicos que atravesó la mujer. Una vez concluida la investigación, el atestado policial fue enviado al juzgado de guardia, imputada por un delito de estafa al realizar reintegros sin consentimiento del titular de la cuenta.