Rescate de inmigrantes que fueron interceptados a principios de este mes cuando viajaban en una lancha de juguete. :: A. CARRASCO/EFE
CÁDIZ

La llegada de inmigrantes se triplica en 2013

Hace ocho años que la costa no vive una avalancha humana tan numerosa

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La crisis que azota Europa no ofrece buenas perspectivas, pero aún así, las posibilidades de prosperar son infinitas comparadas con el sitio del que proceden. Solo así se entiende el incremento de personas que intentan llegar al otro lado de la frontera, un número que se ha triplicado respecto al año pasado. «La situación de desesperación es tal, que muchos prefieren morir en el Estrecho que seguir sufriendo el acoso de las autoridades marroquíes» o los conflictos bélicos de sus países de origen, cuenta Diego Boza, miembro de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA). Comparando el periodo comprendido entre enero y la primera quincena de agosto de 2013, el número de actuaciones realizadas por Salvamento Marítimo se ha triplicado así como el número de personas rescatadas en la zona de la costa de Tarifa. De las 42 actuaciones y 374 rescatados en los primero ocho meses de 2012 se ha pasado a las 136 actuaciones y 1.871 rescatados. Y eso sin contar las últimas intervenciones de la semana pasada en la que el número de inmigrantes atendidos superó los 300.

Desde la red Caminando Fronteras, la activista Helena Maleno explica que tras este repunte se encuentra el aumento de las redadas por parte de la autoridades policiales del Gobierno marroquí. «En las dos últimas semanas hemos visto como entraban la policía en las casas, lo destrozaban todo y se quedaban con lo que podían. Luego o bien los dejaban en la calle o los mandaban para sus países de origen» para volver a empezar. «Hay barrios enteros durmiendo a la intemperie para evitar estas redadas y la violencia que emplean en ella», añade. Desde la APDHA, Diego Boza corrobora esta versión y señala que en las dos últimas semanas las redadas han sido especialmente fuertes. No obstante, la situación puede empeorar ya que muchas de las personas detenidas son montadas en un autobús «y los abandonan en el desierto a su suerte» para volver a empezar el viaje. «Hay quien prefiere morir en el agua salada que en el desierto».

La ruta más corta

Ya el informe de Frontera Sur que elabora cada año la APDHA destacó que pese a que el volumen de la llegada de inmigrantes a Andalucía se había estabilizado en 2012 respecto a 2011, se incrementó «notablemente» los registros de la provincia de Cádiz. Un número que seguramente crecerá en el informe de 2013 ya que este año ha experimentado al menos dos repuntes importantes. Entre las causas, aluden al creciente uso de lanchas de juguetes, mucho más peligrosas e inestables que las lanchas neumáticas o pateras de cierta envergadura y con un recorrido más limitado. Así, el destino de Cádiz se antoja como más fácil de conseguir frente a otros más lejano como Almería o Granada. Estos datos corroboran lo vivido en el puerto de Tarifa la semana pasada ya que las cerca de cuarenta barcas interceptadas eran lanchas de este tipo.

La explicación, lamentablemente, es fácil. Frente a los grandes pagos que exigen las mafias y los estrictos controles, «los inmigrantes se organizan solos y se autogestionan el viaje en lanchas que son más difíciles de detectar», explica Helena Maleno. «En el mercado negro se puede encontrar de todo», añade esta experta en migraciones y trata de seres humanos. «Forman pequeños grupos que pueden ir de siete a diez personas. Algunos ponen 40 euros, otros 80 euros y otros 100 euros, cada uno lo que tiene para poder cruzar el Estrecho». El negocio ha pasado de estar en la venta de pasajes en lanchas neumáticas o pateras a la venta de las de juguete directamente. «Ellos mismos lo preparan todo. Ya no hace falta ni mirar el parte meteorológico. Salen en cuanto tienen la barca y pueden llegar a la orilla», señala Maleno. Precisamente, esta activista relata que el repunte del fin de semana se debió a una relajación por parte de las autoridades marroquíes tras la fiesta de finalización del Ramadán. «Nos contaban que podían llegar a la orilla sin problemas pero ahora han vuelto a reforzar la vigilancia», por lo que seguramente en los próximos días se observará un descenso en el número de rescates.

Aún así la situación es altamente preocupante. Desde Salvamento Marítimo de Tarifa no se atreven a comparar estos días vividos con otras épocas como las de 2003 o 2005, aunque Helena Maleno no puede evitar recordar estas fechas. «La situación de represión y desesperación es similar. Sienten que no le quedan otra».

Joven de 30 años y subsahariano

En cuanto al perfil del inmigrante, las estadísticas que manejan organizaciones como Cruz Roja dibujan a un hombre, subsahariano, de unos 30 años y que procede de un país en conflicto como el más mayoritario de los que llegan a la costa española. De las casi 2.000 personas que han cruzado el Estrecho en lo que va de 2013, el 90% son hombres y un pequeño porcentaje, apenas un 4%, son mujeres, algunas embarazadas y a punto de dar a luz. En una mayor proporción, aunque no mucha, están los menores, aunque se trata de un dato difícil de contrastar ya que la gran inmensa mayoría vienen sin ningún documento que identifique su edad. Tampoco hablan de una procedencia a la que volver aunque Argelia, Mali y Guinea son algunos de los países que más se nombran. Tampoco es tan necesario saberlo ya porque el último acuerdo entre el gobierno español y el marroquí recoge que el último se hace cargo de la repatriación siempre y cuando hayan partido de su costa, lo que ocurre en la mayoría de los casos. Es entonces, cuando los repatriados vuelven a comenzar su viaje.