CÁDIZ

La oleada de inmigrantes deja al menos seis muertos y cinco barcas desaparecidas

La red de activistas Caminando Fronteras alerta de la desaparición de una treintena de personas

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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En los últimos siete días, Salvamento Marítimo ha rescatado a 329 personas que se han arrojado al mar desafiando al fuerte viento de levante y al oleaje con la mirada puesta en un horizonte que se encuentra a 14 kilómetros de distancia. Los 14 kilómetros que separan a Europa de África a través del Estrecho de Gibraltar. 329 personas que han viajado a bordo de unas cuarenta barcas hinchables sin más garantías que la propia esperanza. Esos son los datos oficiales, los rescates que Salvamento Marítimo ha realizado y contabilizado en una lista que sigue creciendo cada día que pasa. Pero hay otro balance, más trágico y llamativo, que no se recoge en estadísticas oficiales porque se ha perdido en el fondo del mar.

La red de activistas Caminando Fronteras alerta de la desaparición de al menos 30 personas, entre ellos una mujer a punto de dar a luz y una niña de siete años, que viajaban en cinco lanchas de juguetes. Un número que desde Salvamento Marítimo afirman no poder confirmar puesto que no pueden contabilizar lo que no ven, lo que no encuentran. Pero Helena Maleno sabe de lo que habla. Esta investigadora experta en migraciones y trata de seres humanos lleva once años trabajando como activista en la red Caminando Fronteras en Marruecos y participando en proyectos de atención sanitaria donde atienden a los heridos de las redadas que realiza la policía marroquí contras los inmigrantes. «Establecemos una relación con ellos casi sin darnos cuenta, porque acuden a nosotros cuando tienen un problema». Durante el tiempo que deambulan por Marruecos hablan de sus aspiraciones, de sus proyectos de vida cuando pisen suelo europeo, sus aspiraciones. Saben de su intención de cruzar al otro lado del Mediterráneo «aunque nunca nos llegan a concretar el momento». Es esta relación y este contacto lo que hace que muchos de los inmigrantes que deciden arriesgar su vida y viajar a bordo de una lancha de juguete intenten establecer contacto con ellas cuando la travesía se complica. «El sábado recibimos la llamada de tres barcas diferentes porque viajaban personas que conocíamos. Nos llamaron por teléfono muy nerviosos porque no podían llegar a puerto y la navegación era muy difícil». En una de estas barcas viajaba una mujer con su hija de siete años, «una niña que era amiga de mi hija y no sabemos nada de ellos», afirma Helena Maleno. Los han buscado por todas partes. «Hemos llamado a la gendarmería marroquí por si los habían interceptado antes de salir, a las comisarías de la comarca del Campo de Gibraltar, hemos visitado las morgues y los tanatorios a ambos lados del Estrecho» y cinco días después siguen sin tener noticias suyas. «Normalmente se intentan poner en contacto para decir que han llegado, nos avisan a nosotros o a algún miembro de su familia» pero en este caso no ha sido así. Están desaparecidos.

Localización difícil

Este recuento trágico se resume en cinco barcas de las que nada saben desde el fin de semana. Tres de ellas se lanzaron al mar durante la noche del sábado. «En una viajaban 7 hombres, una mujer embarazada a punto de dar a luz y la niña de siete años. En otra iban cinco hombres a bordo y en una tercera iban a ser cinco hombres también pero uno de ellos se echó atrás después de ver el mal estado en el que se encontraba la barca, según nos contó la propia persona que no embarcó». La noche del domingo la lista de desaparecidos se incrementó con dos lanchas más, una con 9 hombres a bordo y otra con otras 9 personas, dos de ellas mujeres. «Desde Salvamento Marítimo nos advirtieron de que la localización iba a ser muy complicada puesto que había muy mal tiempo y apenas había visibilidad». A estos desaparecidos hay que sumar la existencia de al menos seis muertos perdidos en el fondo del mar. No han llegado sus cuerpos pero el relato de los que fueron sus compañeros de viaje los ubican en la estadística negra de quienes intentaron cruzar el estrecho y naufragaron. «La policía marroquí interceptó dos barcas, y en una de ellas nos contaron que viajaban diez personas pero cuatro murieron ahogados. De la otra barca fallecieron otras dos personas».

Detrás de estos números, se esconden nombres y apellidos de personas que intentan luchar por un futuro mejor. «Lo peor es dar la noticia a los familiares, aunque a veces son ellos lo que, al no recibir noticias, nos llaman para decirnos que no están desaparecidos, que están muertos». Otros piden que les relaten las últimas palabras que dijeron antes de perder la conexión telefónica con el único fin de tener algo a lo que agarrarse para superar la pérdida. «La situación es muy dolorosa, sobre todo a nivel emocional», explica Maleno. «En España, cuando ocurre una tragedia los afectados pueden contar con un equipo psicológico pero aquí lo único que pueden hacer es hablar de su dolor» e intentar vivir con él.