El equipo posa en Villaluenga tras una jornada de práctica. :: M. M.
CÁDIZ

Los salvadores de la montaña

Con más de cien intervenciones a sus espaldas el equipo responde ante cualquier emergencia que surja en la sierra

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

«La gente llora de alegría cuando llegamos para ayudarles. En ese momento, ver esas caras te da toda la satisfacción. Eso vale más que nada». Carlos Chacón es el líder del grupo de Bomberos de Rescate de Montaña, un verdadero equipo que trabaja a destajo en la sierra de esta provincia. Cualquier día del año. A cualquier hora del día.

Juan José, Juan Antonio, José Antonio, Víctor, Paco, Carlos, Antonio Javier, Miguel Ángel, Antonio y Sixto conforman este grupo especial que está formado en los rescates complicados de personas en las montañas de la sierra de Cádiz. Saben cuándo les llaman para que salgan porque hay una emergencia, pero desconocen cuándo regresarán a casa. Por eso este equipo siempre va perfectamente equipado. «No sabemos lo que nos vamos a encontrar, ni siquiera en qué condiciones está el terreno ni la víctima. En la mayoría de los casos son personas que dentro de un grupo tienen menos cualidades físicas. La caída más típica, la del senderista es la que resbala con un pie y cae sobre la otra pierna fracturándose tibia y peroné. El 90% de las lesiones se debe a esa causa», aclara Carlos.

Movilizar a este grupo humano lleva su tiempo. Cada uno de ellos se encuentra destinado en un parque de la provincia. La mayoría pertenece al de Ubrique y otros al de Villamartín. Mientras que uno de ellos trabaja en el parque de El Puerto. Sin embargo, todos ellos tienen un compromiso con la montaña. Ante cualquier llamada dejan lo que estén haciendo y van donde sea necesaria su presencia. «La última vez estaba a punto de comer con mi familia y me tuve que levantar de la mesa e irme porque me estaban llamando», asegura Juan José. «Yo recuerdo una vez que estaba justo entrando en la feria y me tuve que marchar tal y como llegaba», dice Carlos. «Ésta es una de las pocas profesiones románticas que aún quedan», sentencia.

Para ellos la montaña es una auténtica pasión. Son expertos sobre un terreno que conocen a la perfección y en el que han vivido ya muchas experiencias. Algunas, demasiado duras. «La gente que se pierde en su mayoría son personas que han tenido algún contacto con la sierra pero muy breve y se meten a hacer una actividad que en realidad les supera. Cogen por un sendero que no es oficial y se salen del camino. Esto suele pasar también por una cosa fundamental, porque empiezan la actividad muy tarde y enseguida se hace de noche, sobre todo en invierno y entonces empiezan a querer acortar. Además -destaca Carlos-, esta sierra no es muy alta pero es muy abrupta con lo que es fácil salirse del sendero y llegar a un precipicio y ya de ahí no sabes por dónde salir».

Hace ya diez años que se formó el grupo oficialmente y en ese tiempo han conseguido rescatar a 187 personas; una cifra para estar más que orgullosos.