Este suelo es de conservación imprescindible para los verdes. :: LA VOZ
CÁDIZ

Los ecologistas insisten en que el proyecto «no tiene sentido, porque hay 30 polígonos con suelo vacío»

WWF-Adena, que interpuso un recurso ante el Supremo en 2009 contra Las Aletas, rechazará el nuevo diseño en cuanto se abra a exposición pública

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Ni veinticuatro horas han tardado los colectivos ecologistas que se oponen a las obras en pronunciarse sobre el nuevo proyecto para el polígono industrial de Las Aletas de Puerto Real, tras conocerse el diseño que fue presentado el pasado lunes en el Consorcio integrado por el Estado, la Junta de Andalucía, la Diputación Provincial de Cádiz y el Ayuntamiento de la localidad de Puerto Real.

El nuevo boceto de esta actuación, de la que se lleva hablando y hablando más de dos décadas, tampoco convence ahora a los colectivos que más oposición han puesto en los últimos años a su puesta en marcha.

Así, desde WWF-Adena, una de las personas que más información maneja sobre esta actuación, la abogada Rita Rodríguez, se mostró ayer tajante, y anunció que, llegado el caso, la entidad que representa presentará alegaciones o recursos al nuevo diseño en cuanto los cambios salgan a exposición pública.

Yendo si cabe aún un poco más allá, Rodríguez se mostró totalmente contraria a la creación de este nuevo complejo industrial y comercial en la provincia, utilizando un argumento que Adena ha venido esgrimiendo desde el principio en el conflicto.

Sin atender siquiera al incremento de 60 hectáreas protegidas sobre el anterior diseño que se ha logrado con los últimos cambios, o al hecho de que se reserven un total de 240 hectáreas a actividades ambientalmente sostenibles dentro del boceto del nuevo recinto industrial, los ecologistas insisten. «Nosotros creemos que no es cuestión de que se añada más terreno protegido a la idea inicial», aseguran.

Para los ecologistas, «las marismas de esta zona acumulan más de 200 hectáreas que están desecadas de forma artificial, y que todas ellas son inundables en un futuro», por lo que es importante su conservación «de manera intacta», aseguran.

Supremo

El objetivo prioritario de las organizaciones verdes sigue siendo por tanto que el suelo que está previsto que ocupe Las Aletas «se deje como está», e incluso se amplíe la zona de protección de la cepa marina que existe allí.

Para Adena y Ecologistas en Acción, los dos colectivos más beligerantes con el asunto, la ocupación de Las Aletas «no es necesaria y tampoco está justificada en absoluto por la necesidad de suelo industrial en la provincia de Cádiz, puesto que hay más de 30 polígonos y terrenos industriales para usarse en los alrededores que no están ocupados o están vacíos», aseguran.

Además, el terreno de Las Aletas es, para los representantes de la defensa medioambiental en la zona «un terreno de marismas que tiene condiciones naturales óptimas, muy utilizada por la avifauna, que está afectada por la Red Natura 2000 y que tiene muchas alternativas como para plantear allí un terreno industrial como éste».

Los ecologistas ya pararon en seco la construcción de este macroparque industrial y comercial en pleno corazón de la provincia en el año 2009. Entonces el Supremo anuló el proceso para su creación por vulnerar la Ley de Costas, atendiendo a un recurso de Adena. Al respecto, la abogada de WWF, Rita Rodríguez, aseguró ayer que en el caso de que se produzcan modificaciones en el diseño de Las Aletas «éstas deberán volverse a someter a información pública, y ahí lo valoraremos», explicó.

«Ahora estamos en fase de evaluación ambiental estratégica, y haremos alegaciones a la evaluación ambiental cuando proceda, si se pretende aprobar una modificación del proyecto sin una nueva exposición pública», apostillan desde WWF-Adena en Madrid.

Con este planteamiento, la reordenación de Las Aletas, mucho más suave que en los primeros bocetos, sigue contando con la espada de Damocles sobre su cabeza. A la espera de que el Consejo de Ministros de presumiblemente el visto bueno a la nueva reserva demanial el próximo otoño, los ecologistas consideran que la actuación mantiene una ocupación desmedida e injustificada de terreno protegido del Parque Natural.

Todo ello pese a los esfuerzos que las administraciones están realizando para minimizar el impacto ambiental, e incluir el mayor número de hectáreas posible para actividades respetuosas con el medio.