El autor, hace unos días en la puerta del Pay Pay. :: FRANCIS JIMÉNEZ
Felipe Benítez Reyes | Escritor

«El afán de originalidad vale lo que vale, casi nunca es mucho»

La crítica se deshace en elogios con la última obra del autor gaditano, el libro de relatos 'Cada cual y lo extraño' Felipe Benítez Reyes Escritor

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

En enero un niño de nueve años espera la visita fraudulenta de los Reyes Magos. En marzo, los Carnavales comienzan con retraso. Alrededor de las hogueras de San Juan gira la historia de junio. El brigada Rosado no deja de hacerse preguntas en septiembre... El escritor roteño Felipe Benítez Reyes ha confeccionado un libro-almanaque. Doce meses, doce relatos que componen 'Cada cual y lo extraño' (Destino), su última obra que hace unos días fue presentada en Cádiz.

-Dijo que lo próximo sería la novela que tenía pendiente ambientada en Cádiz, y nos sorprende con un libro de relatos.

-Es que mis novelas van muy lentas. Me queda mucha faena todavía. Voy por la página 130. Justo en la página 132 la acción se desplazará a Cádiz, que será el escenario hasta la página 250, más o menos. Como ve, por falta de cálculo que no quede.

-Ha publicado dos obras en muy corto espacio de tiempo, ¿casualidad? ¿Podría decirse que se encuentra en un periodo muy fértil de creatividad?

-Es más bien el resultado de una labor continuada. El libro de poemas me llevó siete años de escritura. El de relatos, por el estilo. A veces, por programación editorial, pueden coincidir dos libros y otras veces puedes pasarte varios años sin publicar nada nuevo. Azares.

-¿Cómo definiría el sentido del humor de 'Cada cual y lo extraño'?

-El sentido del humor, por sí solo, no me interesa como recurso literario. Es un medio, no una meta. Suelo utilizarlo como un factor de equilibrio. Para poder decir incluso cosas un tanto terribles sin que suenen a terribles y corran así el riesgo de caer en el patetismo, por ejemplo.

-'Cada cual y lo extraño' lo forman doce relatos, uno por cada mes del año. Esa estructura no debe ser casualidad.

-No, claro. Los libros de relatos suelen ser misceláneos, tanto en planteamiento como en resolución. Intenté buscar una estructura para el conjunto y se me ocurrió disponerlo como un almanaque de historias.

-¿Cuánto hay en ellos de autobiográfico, al menos en parte?

-No suelo ser muy autobiográfico. Parto a veces de experiencias propias para llegar a un punto opuesto, a un territorio ajeno. En la escritura de ficciones lo que vale a fin de cuentas es crear un espejismo de realidad, no una testificación sobre lo real.

-El de enero es sobre la niñez, un tema que ya ha abordado en otras ocasiones.

-La infancia es un territorio muy espinoso, plagado de trampas emocionales, y aún no dispones de unos parámetros de conciencia para interpretar no ya tu papel en el mundo, sino ni siquiera tu papel ante tí mismo. Eso es lo que me fascina: ese estado de perplejidad.

-También trata el tema de pareja, pero de parejas al borde de la separación, ¿le aburre cantarle al amor sin complicaciones?

-Es que, en literatura, los amores difíciles dan más juego que los amores felices, salvo que quieras escribir una novela rosa, claro está.

-En otra entrevista dijo que, antes que repetir fórmulas estilísticas, mejor callarse. ¿Cree que es quizá esa búsqueda de la originalidad el secreto de que 'Cada cual y lo extraño' esté recibiendo tan buenas críticas?

-El afán de originalidad vale lo que vale, que casi nunca es mucho. Lo idóneo sería ser siempre el mismo sin serlo del todo. No ser estrictamente nuevo, aunque sí invariablemente diferente. Tener un baúl lleno de máscaras que parecen idénticas pero que no lo son.

-¿Busca la excelencia o lo deja para otros?

-Esa búsqueda me temo que es irrenunciable. El escritor no puede permitirse el ser modesto ante sí mismo, aunque luego salga lo que salga.