Sociedad

Cien libros eternos

«Las lecturas obligadas vacunan contra la literatura, cuando los filólogos creímos que hacían lectores», dice el director del encuentro 'La Biblioteca de Occidente' pide a distintos expertos que debatan y acuerden un canon de lecturas imprescindibles

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«Esto no es un pulso entre la galaxia Gutenberg y la de internet. No estamos contra el libro electrónico, ni los avances de la era digital. Solo queremos saber cuáles son los cien libros imprescindibles para nuestra cultura y editarlos en papel de un manera digna y atractiva, para que estén siempre a disposición de quienes quieran disfrutar de un experiencia lectora tan gratificante como formativa». Así abrió ayer el filólogo e investigador Miguel Ángel Garrido el congreso internacional 'La Biblioteca de Occidente en contexto hispánico'. Reúne a medio centenar de expertos que se proponen establecer la lista de los cien libros imprescindibles para la cultura occidental desde una perspectiva hispánica.

El propio Garrido hace la propuesta de partida, con la lista de sus cien obras imprescindibles e imperecederas, de la Biblia a 'El coronel no tiene quien le escriba'. Prima la creación, pero en las seis jornadas del congreso se debatirá para incorporar libros científicos, filosóficos o religiosos. Hasta el 22 de junio, al amparo de la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la lista sufrirá bajas y altas que permitan dar con ese patrón ideal de libros necesarios y eternos. Cuando la lista quede fijada y sus criterios sancionados, el paso siguiente es la publicación «de estas cien joyas de nuestra cultura» a cargo de la UNIR.

«No estamos en contra del e-book ni la lectura digital», insistió Garrido. Se trata de salvaguardar, en un formato milenario y sostenible como el libro convencional, esas lecturas imprescindibles que hacen de la literatura y la experiencia de la lectura «una realidad antropológica universal». De establecer «qué libros merecen ser conservados en su formato tradicional en toda biblioteca que se precie y justificar por qué hemos de conservar en papel títulos que forma parte de la historia y la esencia occidental».

Reconoce el filólogo que la revolución digital abre horizontes apasionantes, que la lectura expandida hasta ese hipertexto que permiten los dispositivos digitales «es enriquecedora», pero que al tiempo «la comunicación literaria que se consagró en los siglos XIX y XX y que tiene en el libro de papel su soporte insustituible, merece ser conservada». «Se trata de delimitar esa biblioteca que ha de conservar una familia interesada en la cultura y permitir que lo haga en una edición cuidada, no de obligar a nadie a leer» plantea Garrido.

Horror y error

Y es que a juicio de este experto con medio siglo de trayectoria investigadora en el CSIC «los filólogos somos responsables de un horror que es un error; creímos que las lecturas obligadas hacían lectores, cuando en realidad no es más que un vacuna contra la lectura». «No queremos obligar a nadie a leer, sino estimularle para que lea lo mejor que tiene a su alcance; facilitarle el camino y mostrarle qué libros merece la pena leer y conservar», resume.

Para Garrido no basta con leer. Hay que hacerlo con calidad. «No es lo mismo leer las recetas de Arguiñano que 'El Quijote' advierte. «Si admitimos este presupuesto, las sombras de Grey se multiplican hasta el infinito», lamenta. «La cantidad de gente que ha caído en las garras de Dan Brown y se han vuelto más tonta no tiene límite», ironiza Garrido, que propone «una lista de lecturas para apearse del autobús de los mostrencos». «No queremos perder el tipo de comunicación aportado por el libro, que requiere esfuerzo personal y meditación», propone. Además de averiguar qué libros deben ser conservados cuando todos los textos digitalizados, sabe que por razones de eficacia «deberán ser pocos y muy selectos objetos de papel que pueden ser una joya».

De Homero a Platón pasando por Ovidio y Plutarco, su lista incluye a los clásicos imprescindibles de Grecia y Roma. Están todos los grandes de nuestra tradición, de 'La canción de Roldán' al 'Mío Cid' o 'Los Milagros de Nuestra Señora'. No faltan clásicos universales como 'La Divina Comedia', 'Gargantúa y Pantagruel', el teatro de Shakespere y Lope además de 'El Quijote'. 'El Paraíso perdido' de Milton, pilares de la aventura como 'Robinson Crusoe' o 'Los viajes de Gulliver', 'Tom Jones', o de la sátira como 'Tristram Shandy' de Sterne. 'Moby Dick', 'Hojas de hierba', 'Crimen y castigo', 'Guerra y paz', 'La Regenta' o los cuentos de Chejov al atravesar el siglo XIX. En el XX, algunos hitos son 'La Montaña mágica', 'El castillo', 'Al faro', 'El extranjero', 'El Aleph', 'Pedro Páramo', 'El viejo y el mar'. Un recorrido milenario en el que solo hay cuatro autoras: Jane Austen, Emily Brontë, Virginia Woolf y Marguerite Yourcenar.