Sociedad

«Roma tenía a los gladiadores, nosostros los videojuegos»

Donna Leon regresa con la intriga «más oscura» de Guido Brunetti, comisario y protagonista de las 22 novelas de la escritora afincada en Venecia

MADRID. Actualizado: Guardar
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Deplora la violencia explícita. En las 22 novelas de Donna Leon (New Jersey, 1942), protagonizadas todas por su comisario Guido Brunetti, «apenas he escrito un par de páginas sangrientas». Afincada en Venecia desde hace más de tres décadas, la escritora cree con Aristóteles «que la violencia y los asesinatos deben ocurrir entre bambalinas, no en el escenario». Que el teatro y la novela «no han de entretener con la violencia, sino explicar las consecuencias y las causas que la generan». Pero sabe que la violencia «siempre tendrá cauces para mostrarse en toda su crudeza». «Me alucina y me extraña que nos entretengamos con el sufrimiento ajeno en unas novelas negras que prolifera como setas y en películas ultraviolentas», lamenta. «Los romanos tenían los gladiadores, nosotros tenemos los videojuegos» dice con su malévola sonrisa, recién aterrizada en España. Llega desde Alemania, donde se he encaramado a lo más alto de las listas ventas, para promocionar su nueva novela de Brunetti, 'El huevo de oro' (Seix Barral), «la mas oscura de la serie», advierte.

Una cláusula específica de sus contratos prohíbe que sus novelas se traduzcan al italiano y se distribuyan en Italia. Quiere Donna Leon seguir siendo «invisible» en la ciudad que le inspira, en la que vive, desarrolla y ambienta sus historias. Un país al que, sin embargo, no ahorra duras críticas. ¿Existe el crimen perfecto o cualquier crimen impune lo es? «Giulio Andreotti, siete veces primer ministro en Italia, tuvo un funeral de Estado», dice sin más, manteniendo la misma mirada tan malévola como inteligente. «Qué maravillosamente enigmática he estado», se jalea a si misma.

Guido Brunetti, amante de la familia y la buena mesa y los buenos libros -«feliz en lo emocional, lo intelectual y lo cultural»- se enfrenta esta vez un extraño y doloso caso impulsado por la curiosidad de su aristocrática esposa. Un tendero del barrio, sordo y con otras aparentes discapacidades, aparece muerto por una sobredosis de medicamentos. Cuando el comisario comienza a investigar descubre que es un ser inexistente, del que no hay una sola huella ni referencia en ningún registro». «Es un verdadero drama para Brunetti que tendrá que hacer averiguaciones terribles y dejar la ley al margen, para imponer una idea de justicia». «El crimen al que se enfrenta que es casi legal, como tantas de las cosas que hace el gobierno italiano», denuncia la autora.

Tras tantos años y tantos libros, la relación de Leon con Brunetti va viento en popa. «Ahora le conozco mejor y me gusta más, aunque su visión de la vida se ha hecho un poco mas oscura» explica su creadora. Es el protagonista de todas sus novelas -ha concluido las número 23- y Donna Leon no oculta que «si fuese de carne y hueso tendría una aventura con él».

Esa visión más negra y amarga de la vida que tiene el comisario se refleja en esta historia qua su autora no duda en calificar de «muy oscura». Se mueve el policía en un terreno muy resbaladizo, en el filo de la navaja, «tratando de establecer la diferencia entre lo que está bien o mal, con independencia de que sea legal o ilegal». Y pone un ejemplo real: «un padre va trabajar y lleva a su hijo de dos años en el coche. Se le olvida dejarlo en la guardería. Trabaja toda la mañana y cuando regresa al vehículo el pequeño ha muerto debido al calor. No ha hecho nada ilegal, pero ha manato a su hijo. Brunetti se enfrenta a algo parecio en esta novela», dice.

Escenario perfecto

Venecia es de nuevo el decorado del crimen y la pesquisa. Para Donna Leon la ciudad de los canales «es el escenario perfecto para un crimen». «Tendemos a pensar que en un lugar tan bello y seductor no pueden ocurrir cosas horribles; pero la realidad es que el crimen y el delito se dan en todas partes, que ocurren cosas horribles en sitios bellísimos. Hay corrupción, robos, abusos, asesinatos e injusticias en Italia, Alemania, Reino Unido, Estados Unidos o España», enumera.

Como quiera que en España andamos sobrados de algunos de estos cánceres: ¿se atrevería a sacar a Brunetti de Venecia y traerlo aquí?. «No podría. No tengo todas las claves. Para trabar una historia necesito conocer la realidad con detalle, la sociedad, la comida, la lengua y la sensibilidad de un lugar. España no, pero reconozco que Nápoles me tienta, me enloquece». Acaba por explicar que la próxima intriga de Brunetti tiene que ver con el expolio de la Biblioteca Girolamini de Nápoles. Berlusconi nombró hace quince años a su director «y desde entonces han robado 4.000 libros, se ha vendido un Códice de Galileo y una primera edición de 'Utopía' de Francis Bacon. Algunos ejemplares aparecieron en casa de Marcello Dell'Utri, abogado de Berlusconi, y eso es más escandaloso e increíble, que su 'bunga bunga' de abuelo con viagra» explota esta dama del crimen.

Cree que en este género mandan las mujeres «porque nos interesa mas el porqué que el cómo». Se siente más próxima a Patricia Highsmith que a Agatha Christie, a quien leyó en su día y no lee ahora. «Christie es un genio las tramas, construye el puzle de forma magistral. Pero Highsmith me espeluzna, me pone la carne de gallina. Llega a la esencia de una mente diabólica, es capaz de hacer que lo malo resulte atractivo en unas novela que me dejan trastocada», concluye.