CÁDIZ

Imperial Tobacco elimina de su plan de futuro a la planta de Altadis en Cádiz

La reciente apertura de una planta en Polonia ha llevado a la compañía a una reestructuración estratégica, donde no encaja la factoría gaditana

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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La planta gaditana de Altadis tiene los días contados. Los trabajadores llevan meses con la mosca detrás de la oreja ante un inminente anuncio de cierre definitivo de las instalaciones. Las sospechas tienen un serio fundamento desde que en 2009, los nuevos gestores de la compañía, los ingleses de Imperial Tobacco, iniciaran un ambicioso proceso de integración tras comprar en 2008 esta firma de tabacos hispano-francesa por 12.800 millones de euros. El plan de los ingleses era reducir costes, concentrar producción y evitar en todo momento la repetición de acciones. De esta forma, se optó por cerrar la planta de tabacos de Alicante (338 despidos), potenciaron la de Logroño para la fabricación de cigarrillos rubios y negros, y concentraron la producción europea en la de Santander.

Los dos eslabones perdidos en ese momento eran Cádiz y Palazuelos (Cáceres). Ambas sufrieron un proceso de reordenación. En el caso de la planta gaditana se cerraron ese año las dos líneas de fabricación de tabaco reconstituido y de preparación de liga. La factoría de Cádiz se ha quedado desde entonces como almacén y ha mantenido abierta la tercera línea de producción: la de tabaco expandido. Esta operación significó la salida de 223 trabajadores. Por su parte, la factoría extremeña de Palazuelos mantuvo su actividad a duras penas hasta principios de 2012, que cerró y algunos de sus trabajadores fueron recolocados en Cádiz.

Los 76 trabajadores que desde 2009 han defendido la planta de Altadis en Cádiz han sido conscientes en todo momento de que tarde o temprano les tocaría el turno a ellos. El comité de empresa ha sido convocado el próximo martes a una reunión de alto nivel con uno de los principales ejecutivos de Imperial Tobacco en Europa. Saben que no trae buenas noticias y se teme el cierre ordenado de la factoría, como ocurrió hace un año con la de Palazuelos. La factoría gaditana no entra en los planes de los nuevos gestores de la tabacalera, que acaban de abrir en la localidad polaca de Tarnovo una de los mayores centros de producción y distribución de tabaco del mundo.

La plantilla confía, en caso de que Imperial Tobacco certifique la defunción de las instalaciones de la Bahía, que sea flexible en la aplicación del Expediente de Regulación de Empleo (ERE). Cabe recordar que la compañía aplicó un ERE en Cádiz en 2009, que está prorrogado hasta 2015. Los trabajadores están seguros de que se aplicará ahora en su totalidad. En este sentido, distintas fuentes consultadas por este periódico reconocen que la edad media de la plantilla supera los 50 años de edad, lo que hace difícil su recolocación. Por ello, esperan que la dirección de la empresa negocie bajas incentivadas. No obstante, como ya ocurrió en Palazuelos, no se descarta que los más jóvenes puedan ser recolocados en Logroño o Santander.

LA VOZ se ha puesto en contacto con la dirección de Imperial Tobacco en Madrid y ha confirmado la visita el martes a Cádiz del alto ejecutivo, pero prefiere guardar silencio sobre los planes de futuro que comunicará a la plantilla.

Pese al recorte de la producción y el cierre de líneas de actividad, la dirección de la factoría gaditana se vio obligada a ampliar en julio de 2011 un cuarto turno de trabajo para poder atender la sobrecarga. Este periódico ha podido confirmar, que este cuarto turno se suprimirá el próximo 30 de junio. Esta comunicación también ha dado qué pensar a la plantilla.

Los ingleses estrenaron el pasado abril la nueva planta logística de Tarnovo , en Polonia. Imperial Tobacco ha depositado su confianza y muchas expectativas de negocio en esta fábrica, situada en el corazón de la Europa del Este. La nueva planta está dotada de la última tecnología para la producción de tabaco en todas sus fases. Además, se convertirá en epicentro de la distribución de la mercancía. Imperial Tobacco cuenta en Polonia con 1.600 trabajadores en la factoría de Radom.

Esta inversión puso en guardia a los trabajadores de Altadis en Cádiz, que observaron con cierto recelo en su momento como la apertura de la nueva fábrica polaca podría tener consecuencias negativas para el resto de factorías. No se han equivocado. La puesta en marcha de este complejo industrial ha obligado a una reestructuración.

Las multinacionales han visto en la Europa del Este la gallina de los huevos de oro para sacar adelante su producción a bajo coste. España no puede competir con los salarios que se pagan en Polonia, Bulgaria y Rumanía. Así, empresas como Visteon, Delphi y, más recientemente, los asiáticos de BWI, que lanzaron un órdago en la Bahía, han situado su punto de mira en estos países para abrir centros de trabajo con una mano de obra más barata que en el resto de la Unión Europea.

Los trabajadores esperan con impaciencia la presentación del plan de futuro. La factoría gaditana se quedó con 67 personas. Este contingente aumentó hasta los 76, una vez que la dirección de la empresa desvió la producción de otras plantas. La media de edad de los trabajadores ronda los 51 años. En estos momentos, la factoría de Altadis produce en Cádiz 600 cajas diarias de tabaco expandido, de 36 kilos cada una de ellas. Esta producción va dirigida principalmente a la planta de Logroño para su tratamiento. La compañía mantiene operativas las instalaciones de Logroño, Santander y Cádiz. Esta última ocupa 140.000 metros cuadrados en el recinto exterior de la Zona Franca. La plantilla sabe que los costes de mantenimiento de este inmenso solar son muy altos y, sin embargo, solo está en funcionamiento una línea de producción y los almacenes.

La factoría gaditana de Altadis ha sufrido desde 1993 un total de seis expedientes de regulación de empleo. A principios de los noventa contaba con una plantilla de 1.050 trabajadores.