Juan Madrid, en una imagen de archivo. :: LA VOZ
Juan Madrid | Escritor

«No quiero hacer novela negra, sino buenas novelas»

El autor malagueño presenta en la Feria del Libro el último Premio Unicaja de Novela Fernando Quiñones, 'Los hombres mojados no temen la lluvia'

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Vázquez Montalbán le califica como el único -además de él mismo- escritor de novela negra de España. Pero Juan Madrid (Málaga, 1947) renuncia a las etiqueta literaria: «No hago novela negra, parto de la novela negra para intentar hacer una buena novela». Con 'Los hombres mojados no temen la lluvia' (Alianza, 2013) le ha salido una excelente. Así al menos lo entendió el jurado del XIV Premio Unicaja de Novela Fernando Quiñones. El padre del personaje Toni Romano y autor de los guiones de la película 'Días contados' y la serie 'Brigada central' recala esta tarde en la Feria del Libro de Cádiz (19.30 horas), una ciudad, dice, donde nunca se está lo suficiente.

-¿El momento le pedía escribir sobre los engaños de las dobles fortunas?

-Por edad, trato de construir una especie de imaginario sobre mi país, sobre lo que está ocurriendo, intentar hacer un fresco muy grande, lo más abierto posible de la sociedad española que me ha tocado vivir. Me faltaba escribir sobre los abogados, me apasionan en tanto en cuanto trabajan en el filo de la navaja.

-En su caso, ha tratado al abogado Liberto Ruano al modo de un personaje de tragedia griega.

-A mí me gusta trabajar muy bien los personajes, que sean ambiguos, ricos, que no sean arquetipos, en ese sentido son un descendiente de Cervantes. Liberto Ruano y Aurelio Pescador son personajes construidos en tres dimensiones o cuatro, están llenos de giros. Sobre todo lo que me interesa es que sean verosímiles. En eso estoy convencido que en esta novela lo he logrado.

-Dice que no se puede distinguir entre riqueza noble e innoble...

-Lo que tenemos que distinguir qué es ser ricos. Todo lo que consiguen las grandes corporaciones financieras es a través del saqueo y éste es el origen de su gran riqueza. Estos grupos son los más poderosos, en ese sentido, la concentración de poder es cada vez mayor.

-Montero Glez dice que su literatura surge a partir de la relación del hombre con el poder, ¿es su caso?

-Es verdad, la historia es un conflicto perenne del hombre con la autoridad, con el poder, sea el del padre, el del novio, del Estado o de un sistema económico injusto.

-Qué le influye más a un autor de novela negra, ¿la información de la sección de sucesos o las páginas de economía?

-La construcción de una novela negra no diferencia de la de cualquier otra. No se puede dividir, toda novela negra es una novela literaria, lo que pasa es que tiene unas diferencias con la literatura que se está haciendo ahora, que es una literatura catatónica. A mí lo que me interesa es contar historias y utilizo elementos de la novela negra. O sea, no voy hacia la novela negra, sino que parto de ella. Intento reflejar el mundo que estamos viviendo, la actualidad punta, lo que subyace de la vida diaria de los personajes. Parto de eso, el asesinato es un pretexto. No quiero hacer una novela negra, quiero hacer una buena novela.

-Algunos críticos apuntan a que 'Los hombres mojados no temen la lluvia' tiene un halo romántico, ¿lo comparte?

-Eso es un punto de vista de unos cuantos lectores con los que no necesariamente tengo que estar de acuerdo. Entre otras cosas, porque tendría que redefinir qué es ser romántico, porque en ese caso todos somos románticos. De todas maneras, no pretendo yo imponer mis opiniones, hay muchas lecturas y muchos lectores. El lector es quien finalmente termina por escribir la novela, el que le da la dimensión última, que es la valiosa. Cada lector tiene sus gafas para leer y conseguir para mí a un lector entusiasta es un triunfo.

-¿Cómo ha tratado a la mujer en esta novela?

-No soy consciente de la construcción de personajes femeninos. Yo lo que escribo son sobre personajes concretos. He escrito sobre seis o siete personajes y todos son diferentes y es posible que a algunos no les guste. Todas tienen un carácter diferente, en las novelas las personas se reflejan a través de su conducta. El narrador no dice nada, en otro caso sería un narrador dictatorial, sino que son los personajes los que actúan y el lector entiende lo que quiere.

-¿Qué piensa cuando echa un vistazo al fresco que ha pintado?

-Soy bastante pesimista. Creo que la situación es cada vez peor, que no tiene vuelta atrás. En la degradación absoluta de las relaciones personales, morales... Estamos peor y no hay sol apareciendo por el horizonte. En este momento se puede ser pesimista de mente, pero también optimista de corazón. Esto es algo que yo pretendo reflejar en mis personajes, siempre hay una posibilidad, una lucha constante de que se puede ser mejor. La salida es social, individualmente no se puede hacer nada.

-Hablamos de doble moral como si fuera algo exclusivo de nuestra época...

-Cada sociedad tiene lo que se llaman los recursos de poder, una ideología que lo que hace es enmascarar una situación de explotación. El discurso único no tiene posibilidad de modificarlo, una respuesta social se nos plantea como imposible. Yo sí creo en la solución, pero tiene que ser colectiva. Influye enormemente en cómo somos el mundo en el que vivimos.

-¿Qué es eso de que entiende una novela como un sueño?

-Una novela la tengo que soñar antes de escribirla. Gracias a eso puedo escribirla con más soltura. Ese proceso no se me quita nunca, paso años tomando nota. Para mí escribir una novela es un trabajo artesanal, voy construyéndola capa a capa. Todos mis personajes tienen un sueño, bueno, un pecado y un sueño.

-¿Y nunca se cansa de soñar?

-No, nunca, tengo 66 años y llevo 50 libros y otros muchos textos. Todo lo que persigo, y lo vuelvo a repetir, es pintar un fresco de una sociedad, componer un relato del tiempo que me ha tocado vivir.

-¿Lo hace para usted o para los demás?

-Depende de los lectores, si tengo lectores quiere decir que se identifican, al menos en parte, con mi punto de vista. Por eso digo que es mágica la relación con el lector. Yo sé que hay cosas bonitas, evidentemente: un amor que nace, una invitación a salir juntos, un cumpleaños, una niña que se compra un vestido... hay cosas muy hermosas, pero esa canción la cantan otros cantantes, yo no.