El embalse de Guadalcacín comienza a soltar agua

Año de mucha agua y temporales sucesivos que no terminan de desaparecer. El subsuelo no acepta más agua de la que llueve y los embalses de la cuenca del Guadalete superan con creces el 90% de su capacidad, a pesar de que llevan un mes soltando agua sin parar. Esta situación ha provocado que empiece a desembalsar agua, algo muy poco habitual y reservado solo a años muy lluviosos. Actualmente, el embalse de Guadalcacín se encuentra al 97,7% de su capacidad.

Esta gran infraestructura hidráulica es la más importante de la provincia y cuenta con 800 hectómetros cúbicos, por lo que normalmente resulta impensable que pueda encontrarse completamente lleno como ahora. Esto provoca que ahora haya bajo el agua muchos terrenos que normalmente están al aire libre pero sobre todo genera una cierta preocupación en la ribera del Guadalete. En concreto, si el pantano alcanza el 100% de su capacidad, el agua comenzará a saltar por el aliviadero natural e irá al río Majaceite, que lo llevará al Guadalete en la unión de ambos ríos, que se produce en la Junta de los Ríos en Arcos.

En definitiva, el Guadalete contaba ayer con una altura de 4,87 metros en Jerez, a 63 centímetros de la altura que se considera el límite para que comiencen las inundaciones, por lo que la amenaza del Guadalcacín es más que evidente. No obstante, jornadas sin lluvias como la de ayer ayudan bastante, ya que a pesar de que los embalses de Arcos y Bornos estuvieran soltando agua, unos 75 metros cúbicos por segundo, el nivel del río a su paso por Jerez bajó unos 30 centímetros con respecto a la jornada del domingo, cuando sí estuvo lloviendo. El Guadalcacín también aliviaba algo de agua ayer, unos 10 metros cúbicos por segundo, pero lo hace por desagüe de fondo ya que este embalse no cuenta con presa para regular las funciones de alivio.

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La situación del embalse de Guadalcacín se ha convertido en protagonista de muchas conversaciones en las localidades cercanas al embalse, Algar, San José del Valle y Arcos entre otras, e incluso está siendo objeto de peregrinación de muchos vecinos que no quieren perderse la imagen de este gigante repleto de agua. No obstante, también genera cierto miedo en las viviendas que hay cerca de la presa ya que «asusta ver tanta agua junta y pensar que en cualquier momento puede comenzar a soltarla», destaca un vecino.