semana santa

El tiempo respeta un Lunes entre la fiesta y el luto

Las cuatro cofradías del día consiguen procesionar sin sobresaltos

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Sonidos marineros despertaban ayer la ilusión del barrio de La Viña. Procedían de las cornetas y tambores de la Banda de la Vera-Cruz de Utrera que con sones a himnos de la Armada revivían la vinculación con la mar del célebre vecindario. De esa misma inmensidad que es capaz de dar y quitar al viñero que ayer cerca estuvo de quedarse sin la salida de su hermandad más señera. Desde ese Océano Atlántico al que mira su Caleta grises nubarrones acercaron a Cádiz chubascos mañaneros, cielos encapotados y mucha incertidumbre. Dudas que obligaron a las cuatro hermandades del Lunes Santo a reprogramar sus salidas para adaptarse a unas previsiones de lluvias que, por suerte, no llegaron a cumplirse. Finalmente, los partes que apuntaban riesgo de precipitaciones en la horquilla de las 16.00 a 19.00 horas no acertaron, aunque sirvieron para trastocar las horas de salida de La Palma y Nazareno del Amor. Las otras dos de la jornada, Prendimiento y Vera-Cruz cumplieron los horarios de salida previstos en un primer momento.

La Palma

Javier no tiene edad para comprender aún lo que supone este día. Percibe la ilusión de sus padres, Javier e Irina, al verlo a sus 22 meses vestido con el hábito de penitente de su hermandad. Azul y blanco que lleva, como ya hicieron con su padre, Javier Taboas, cuando tenía su edad. Fernando Cabrera no viste los colores de su cofradía, pero no falta cada Lunes Santo desde que la ceguera le impidió seguir portando a sus titulares sobre sus hombros allá por 2005. Puso punto y final a diez años de servicio a su hermandad e inició un ritual que repite año tras año. Su mujer Susana, él y su perro guía, Tuste, acuden a una salida que Cabrera lleva con resignación. «Lo vivo regular, esto hay que verlo», explica. Sus ojos son su mujer y sus piernas, sus hijos que desde que él dejó de salir acompañan al Señor y a la Virgen por las calles de La Viña (primero su hija y ahora su hijo). Son historias que ayer confluyeron en una intensa salida de La Palma.

Una procesión que tuvo que atrasar su salida media hora ante un riesgo de lluvia que no se llegó a consumar. Una suerte para todo un acierto de cortejo cuajado de detalles. Era el caso del estreno del dorado completo del canasto trasero del Cristo o el guiño de la Virgen de las Penas a los 25 años como vestidor de Juan Manuel León. Un cuarto de siglo que el cofrade revivió vistiendo a la Virgen con el mismo estilo y ropajes que ya lució la primera vez que la engalanó. Por ello, lucía la saya de bordados antiguos recompuestos, como tocado una antigua toca sobremanto y la el rostro enmarcado por un 'refregao'.

León fue el encargado de dar la primera levantá del paso del Cristo de la Misericordia. Un momento «emocionante», como él describía justo después: «Me siento orgulloso de salir en la hermandad». Así resumía el gaditano el sentimiento «palmero, viñero y gaditano» del que hace gala. Tras su orden de levantá, el Señor comenzó su caminar con el buen hacer de los hermanos Martín. Un barrio entregado aplaudía con entusiasmo el caminar bajo los sones de 'Siete Palabras' y 'Al compás del Altozano' que sonaron en los acordes de la Banda Vera-Cruz de Utrera, un acertado estreno de la hermandad.

Detrás marchaba la Virgen de las Penas bajo un palio que este año cumple 50 años desde su terminación (cuando pertenecía a los Negritos de Sevilla) y que lució exornado con claveles blancos y azahares. Por la salida pudo verse a la alcaldesa de la ciudad, Teófila Martínez, al cofrade José Luis Ruiz Nieto, al hermano mayor de Luz y Aguas, José Silva o al superior de los marianistas, Ignacio Sánchez Galán. En la Banda de Música Cigarreras sonó Virgen de las Penas', 'Palma Coronada' y 'Coronación de la Macarena' engarzadas como primeras marchas del recorrido. La cuadrilla de Ramón Velázquez destacó por un paso corto y hacia delante. La hermandad se perdía por la calle de La Palma para buscar el Campo del Sur, novedad de la salida. Antes de llegar a ese punto, un incidente obligó a detener el cortejo cuando un cargador del Cristo sufrió una lesión en un dedo de la mano y tuvo que ser trasladado al hospital. La hermandad fue la primera en incorporarse a Carrera Oficial, tras hacer estación de penitencia en la Catedral. Le seguía sus pasos Nazareno del Amor.

Nazareno del Amor

Una calma tensa se respiró durante más de una hora en el patio del Convento de San Francisco. Nerviosos y con la mirada inevitablemente puesta en el cielo, los hermanos de la cofradía de El Nazareno del Amor y de la Virgen de la Esperanza se concentraban desde las tres de la tarde a la espera de que la junta de gobierno de la hermandad decidiera si hacer caso al parte meteorológico o a la devoción de sus fieles. Una decisión difícil teniendo en cuenta el patrimonio del que son responsables y que en los últimos 50 años solo se han quedado en el templo unas cuatro veces. Uno de esos hermanos era María José que aguardaba la decisión final mientras se acariciaba de forma inconsciente su barriga. En su octavo mes de gestación y a pesar de los riesgos que le podía conllevar salir en penitencia, no tenía la menor duda de que finalmente saldría. «Llevo 25 años saliendo cada lunes santo con la hermandad y aunque esté embarazada no podía faltar. En parte por una promesa pero también por la devoción que le tengo tanto al Cristo como a la Virgen», explicaba antes de salir. «Mi familia está preocupada pero mi fe es más grande», aseguraba, «de todas formas, he prometido salir si empezaba a encontrarme mal». Durante las cerca de ocho horas que dura el recorrido, María José iba rezando el rosario y pidiendo por su familia.

Dentro de la iglesia la inquietud era mayor. Poco antes de las cuatro, hora prevista para la salida de los pasos, el hermano mayor, Diego Gómez, anunciaba que la decisión se retrasaría una hora a la espera del próximo parte del tiempo. Pero la salida del Cristo de La Palma, la primera en desafiar a un cielo encapotado, ayudaba a calmar los ánimos y aplacaba la incertidumbre. Los cargadores aprovechaban para retratar el momento y se hacían fotos, mientras que los penitentes más pequeños preguntaban una y otra vez cuánto faltaba para poder salir, ansiosos por colocarse el capirote. mientras que otros preferían sentarse en los bancos de la iglesia a orar. Finalmente al filo de las 17.00 horas, la Cruz de Guía hacía acto de presencia ante la mirada aliviada de los gaditanos y turistas que se habían acercado hasta la plaza San Francisco. «Ya no hay duda ni temor», explicaba el Hermano Mayor Diego Gómez, quien este año no ha podido salir junto a sus hermanos por un problema de salud, «pero estaré en la estación de penitencia en la Catedral con ellos», como requiere su condición de hermano mayor.

La Agrupación Musical Polillas hacía sonar los primeros compases de la marcha 'Nazareno del Amor', acompañando al titular de la hermandad que iba adornado con rosas rojas y claveles sangre de toro, creando un ambiente solemne en el entorno de la plaza de San Francisco. «Lamentablemente este año -el cuarto consecutivo- tenemos que acortar el itinerario y no podremos pasar por delante de la residencia de ancianos Alvernia», explicaba el fiscal «pese a que es un momento muy esperado por todos». El retraso les obligó a acortar el recorrido para poder cumplir con el horario establecido y llegar a tiempo la Catedral y a la Carrera oficial.

Aunque el Nazareno del Amor cuenta con muchos devotos, la Virgen de la Esperanza era la gran esperada ayer por los fieles por ser el 50 aniversario de la bendición de la imagen. Por este motivo, la Virgen procesionará de nuevo por la feligresía de San Francisco y de la parroquia del Rosario el próximo 8 de junio. Pero de momento, ayer volvió a reunirse con sus fieles y devotos. Con un nuevo fajín y con claveles rosas, la imagen salió arropada por la Banda de Música Maestro Pedro Álvarez Hidalgo. Uno de los momentos más emotivos vividos fue durante el solo de clarinete de la marcha 'Virgen Esperanza Franciscana y Rocío' que arrancó varios aplausos y algún que otro grito de ovación.

El Prendimiento

La predicción de lluvia era sólo una piedra más en un camino lleno de obstáculos que ha recorrido este año la hermandad de El Prendimiento y la Virgen del Patrocinio. «Somos pocos pero fuertes y unidos», alentaba el vicehermano mayor Francisco Domínguez, momentos antes de salir. Un camino que ha estado fuertemente marcado por el daño que sufrió el paso de misterio por una fuga de agua en el local donde se almacena y que tuvo que ser sustituido por el antiguo paso de la cofradía de Columna. A ellos les están especialmente agradecidos y como muestra la primera 'levantá' del paso, la realizó un representante de la junta de gobierno de esta cofradía. El paso cedido por Columna, un poco más pequeño que el anterior, obligó este año a reducir las imágenes que salían habitualmente y la talla de San Pedro fue representada por los motivos alegóricos de unas llaves y un gallo de plata. El nuevo paso misterio salvó además la iluminación al incorporar un juego de seis faroles de orfebrería cedidos la cofradía de La Borriquita, con quien comparte templo y estrenaron árbol, donado por la cuadrilla de cargadores del Cristo. Como colofón, el paso de El Prendimiento estaba adornado por claveles sangre de toro. Por su parte, la Virgen del Patrocinio estrenó una media luna que llevó a los pies, un fajín (ambos donados por dos hermanos) y un escapulario de la Virgen del Carmen para recordar el 365 aniversario de la archicofradía del Carmen. Acompañándola lirios y rosas blancas.

A diferencia de El Amor, el ambiente que se respiraba a las cinco de la tarde en la Iglesia del Carmen era totalmente distinto. La posibilidad de que no salieran en procesión ni siquiera era contemplada por los penitentes aunque la junta de gobierno lo estudió con detenimiento. La hermana mayor, Rosa María de la Jara, momentos antes de salir, afirmaba que «pese a cada Lunes Santo tenemos el temor de la lluvia, este año había más voluntad que nunca por salir», como recompensa de todo el trabajo invertido y todo lo sufrido durante el curso.

Junto a un pilar del templo, Felipe Jiménez, aguardaba la decisión. «Llevo saliendo más de 40 años en El Perdón y 25 en El Prendimiento», aunque este año cambió su puesto. «Antes era el encendedor del paso del Cristo pero la edad me ha relegado y ahora salgo de penitente. No es la misma emoción pero sigo estando agradecido por poder acompañarlos a mis 70 años».

Poco antes de las 17.00 horas, el vicehermano mayor Francisco Domínguez se dirigió a los hermanos para recordar el «año especial» que está viviendo la hermandad, «no sólo por el cambio del paso, sino porque hemos superado todas las piedras del camino y estamos listos para visitar a Jesús Sacramental en la Catedral». Instantes después, la Agrupación Musical Sagrada Cena recibió a las puertas del Carmen a la Cruz de guía con la interpretación de 'La saeta al Cristo de los gitanos' y tocó 'Jesús en su Prendimiento'. A medida que el paso avanzaba por el pasillo central de la iglesia, los penitentes del cortejo de la Virgen se hicieron a un lado para dejarle pasar. Dentro, algunos cargadores no pudieron contentar la emoción y las lágrimas se agolpaban en sus ojos, felices por ver un cielo ya despejado que prometía una gran tarde. Fuera, un centenar de devotos aplaudían fuerte para recibir a la imagen. Tras el Cristo, salió la Virgen acompañada de la Asociación Filarmónica Ciudad de Conil que estrenó la marcha compuesta para la Virgen Juan Manuel García Pulido. Precisamente fue él quien dirigió la primera 'levantá' del paso de la Virgen como agradecimiento.

A las 17.30 horas y dentro del horario previsto, la Virgen avanzaba ya por la Alameda, meciéndose al compás de la banda. Y aunque este año el itinerario de recogida tuvo que ser modificado por unos problemas en el edificio del convento de las Carmelitas, la procesión no perdió ni pizca de emoción. Solo fue otra piedra en el camino que superaron con gran tesón.

Vera-Cruz

Haga un ejercicio de abstracción e imagine lo que pudo ser una hermandad en el barroco. Un cortejo de negro, en el interior de su templo se prepara a su salida con el Ejercicio de las Cinco Llagas. Unos motetes interpretados por una capilla musical abren el acto solemne. El cura franciscano sube al altar y 'ad orientem' dirige el rezo acompañado de acólitos con sotana y roquete. La iglesia luce a oscuras, tan solo iluminada por la luz de las velas del altar mayor. Los hermanos, sentados en los bancos y vestidos de ruán y esparto siguen la celebración breve solemne y cuidada. No es necesario que haga la abstracción propuesta, la descripción es bien reciente, concretamente de ayer mismo y vivida en el interior de San Francisco con la hermandad de Vera-Cruz.

La cofradía puso la nota sobria y elegante en una jornada eminentemente festiva y de bulla. Su salida se libró del trastoque de horarios motivado por el riesgo de lluvias. Con algo de retraso se abrieron las puertas del la iglesia conventual para dejar salir los primeros tramos de un cortejo abierto por la Cruz de guía más antigua de la ciudad. Siguieron las distintas secciones entre las que destacaba la incorporación de hermanos portando Cruz. Se sumaba este detalle penitencial a otros como las federicas que llevaban las rosas rojas y la luz que entregaron en la Catedral a los Patronos como ofrenda; el Lignum Crucis escoltado por cirios de acompañamiento o la indumentaria de los acólitos (que en el caso del servicio de paso de la Virgen estrenaban golas).

El impresionante paso del Cristo de la Vera-Cruz, exornado con claveles sangre de toro, salvó con dificultades la maniobra de salida con la dirección de Benito Jodar. El Señor se enfrentaba a una plaza abarrotada, aunque poco respetuosa, y comenzaba a sonar uno de los estrenos del día 'Cuatro saetas al Cristo de la Vera-Cruz', un motete compuesto por el hermano de la cofradía, Chico Marrero. Minutos después, la complicada salida del palio presentaba a Cádiz una Virgen de la Soledad bellamente exornada con claveles blancos y vestida con saya burdeos bordada en oro (restaurada recientemente) y su tradicional manto negro bordado en plata. Para ella sonó 'Soledad' y 'Soleá dame la mano'.

La última de las hermandades del día estaba en la calle. La nota sobria a una jornada festiva y alegre que al cierre de esta edición transcurría con normalidad y con un leve retraso en los horario de paso por Carrera Oficial.