Una madre da de beber a su hijo tras ser rescatados en alta mar por los servicios de emergencia españoles cuando viajaban en una patera de juguete a varias millas de la costa gaditana. :: EFE
ola de pateras

Aumenta la presión migratoria en la costa por los conflictos en África Occidental

El repunte de este fenómeno tiene una primera y terrible consecuencia: 225 muertos o desaparecidos

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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España es noticia mundial, día sí, día también, por su nefasta situación económica y la amenaza permanente de desplome definitivo con el consiguiente efecto de arrastre sobre otras economías potentes de la Eurozona como Italia. Por eso, el país ha dejado de ser un destino idealizado para los inmigrantes africanos que buscan dejar atrás la miseria de sus estados de origen. Sin embargo, esto no ha impedido que el año pasado acabara con un aumento significativo del número de inmigrantes que trataron de cruzar el Estrecho; un flujo migratorio que se intensificó a partir de octubre.

Ese mes, los equipos de la Cruz Roja atendieron a un tercio de los extranjeros indocumentados que habían sido interceptados en el pasillo marítimo a lo largo del año, recuperándose cifras en cuanto a pateras interceptadas que no se veían desde 2005. La razón para que centenares de inmigrantes hayan tratado de alcanzar la península o las ciudades autónomas de Melilla o Ceuta durante 2012 reside en los conflictos bélicos que sacuden África Occidental, y que han provocado el desplazamiento de cientos de miles de personas como certifica la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).

A diferencia de lo que ocurría en décadas pasadas cuando la mayoría de los sin papeles que se subían a una patera procedía de Marruecos. Ahora, las personas interceptadas son los denominados subsaharianos. Una definición que engloba a ciudadanos procedentes de países como Senegal, Mali o Guinea. «Ya no vienen sólo buscando una oportunidad de futuro, ahora vienen huyendo de los conflictos bélicos», afirmaba hace unos días, Rafael Lara, portavoz de la Asociación pro Derechos Humanos de Andalucía (APDH).

Esos movimientos masivos de desplazados tendrán su continuación este año, en el que se prevé una mayor presión migratoria en el sur de España debido al agravamiento de conflictos como el de Mali, con la intervención de tropas extranjeras, o su repercusión en Argelia, donde recientemente se ha sumado el terrible episodio de la masacre en la plata de gas que motivó la repatriación de los cooperantes que trabajaban en los campos saharauis.

A esto se suma la actitud del Gobierno de Marruecos denunciada por los inmigrantes que son interceptados en el mar y también por organizaciones como Médicos Sin Fronteras, que trabaja en los asentamientos que crecen en las ciudades marroquíes de Oujda y Nador. Los cooperantes han sido testigos de cómo se producen redadas a diario de la Policía de Marruecos contra los subsaharianos que llegan allí tras cubrir una larga travesía. Muchos son de nuevo expulsados al desierto de Argelia.

Esta presión del reino alauita para frenar la entrada de inmigrantes ha provocado que muchos de los inmigrantes que aguardan su oportunidad en esos asentamientos, recurran a las mafias para que les abran el camino hacia España y huir de las autoridades marroquíes. No pretenden ya entrar en terreno nacional sin ser vistos como antaño, sino que aguardan el momento para que sean rescatados por los servicios de emergencia españoles. Esto explica que la mayoría de las operaciones que se producen en el Estrecho para interceptar embarcaciones, viene precedida siempre por una llamada de socorro; bien desde la propia patera o desde los teléfonos móviles de amigos y familiares de los que viajaban en la lancha.

Este aumento del tráfico de inmigrantes irregulares en la costa conlleva un incremento del riesgo de naufragios y; por tanto, de muertes. Una terrible consecuencia que confirma el Balance Migratorio Frontera Sur que publica todos los años la APDH. Según los datos recabados por esta asociación, en 2012 aumentaron los muertos y desaparecidos en el fenómeno de la inmigración irregular, cifrándolo en 225 personas; el dato más elevado desde 2009. Si bien, el informe hace una salvedad y es que este número es estimativo ya que se basa en gran parte en los testimonios de los supervivientes y siempre queda por debajo de la realidad.

De esos más de 200 sin papeles, la mayoría pereció en zona marroquí (92), seguida de Andalucía (64).