Cádiz hace poco ruido

Al margen del Carnaval, de concentraciones diversas o de excesos aislados de algunos vecinos molestos, el Ayuntamiento se ha preguntado cuánto ruido hace Cádiz de forma regular y periódica. La respuesta es un informe realizado por el Laboratorio de Ingeniería Acústica de la Universidad de Cádiz; un documento preceptivo que se elevará a la Junta de Andalucía y, luego, al Ministerio de Medio Ambiente para que lo haga público a través de su web oficial. Cada ciudad debe presentar el suyo al cierre de 2012 por orden de la Unión Europea y la capital gaditana ha cumplido con la tarea gracias a un trabajo de campo que comenzó mucho antes.

El resultado final, a falta de que obtenga la luz verde de esas instituciones, dice que Cádiz hace poco ruido. En la parte principal del informe, la que analiza la sonoridad en las vías públicas de 23 a 7 horas, cuando la mayoría duerme, el resultado es que ninguna parte del municipio supera los 70 decibelios, cifra en la que los expertos sitúan el límite de la molestia. Como curiosidad, la medición se realiza a cuatro metros sobre el nivel del suelo, la altura que se considera media para todos los vecinos que viven en Cádiz, equidistante entre los peatones y los que residen en las plantas más altas de los edificios.

Una vez descartado que haya vecinos que soporten más de 70 decibelios (que irían pintadas en color rojo en el mapa si existieran), el estudio establece otros colores, más leves. El segundo nivel (naranja) en la escala del malestar es el de los que soportan entre 65 y 70. Hay muy pocas zonas en Cádiz en esta categoría. Apenas las de la entrada de la ciudad por Cortadura (donde coinciden tráfico rodado y tráfico ferroviario, dos de las fuentes principales de contaminación sonora), la avenida central (tráfico común), el puerto (contenedores con sus sistemas de refrigeración) y el contorno del casco antiguo (por los adoquines).

Cuestión de colores

El resto de áreas de Cádiz está incluso por debajo de 65 decibelios, en el peor de los casos. Es decir, tienen colores más suaves, del pacífico azul al inaudible verde. La alcaldesa achaca este agradable silencio a medidas como el asfalto que absorbe el ruido, utilizado en la última reforma de las avenidas principales, en Juan Carlos I o todo el tramo entre Lacave y San Severiano.

También resalta que proyectos como la peatonalización progresiva del centro, el traslado de contenedores del Muelle Ciudad al Muelle Marqués de Comillas o la nueva avenida de la Bahía contribuyen a esa ausencia de ruidos excesivos para la comunidad durante las noches de casi todo el año.

Con todo, aseguró que se trata de un trabajo continuo: «Este mapa nos ayudará a mantener y ampliar estas medidas en las zonas concretas donde sean necesarias».