Economia

Europa empieza a sonreír

Los líderes europeos defienden que 'lo peor' ha pasado y se vuelcan en alentar la recuperación

BRUSELAS. Actualizado: Guardar
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Cuesta mucho creerlo con la horrorosa tasa de paro en España y la sensación de depresión general, pero en Bruselas empieza a sonar una melodía de esperanza. Desde principios de año, los líderes comunitarios sugieren progresivamente que 'lo peor' de la crisis de la deuda ha quedado atrás, una condición indispensable para que Europa pueda volver a crecer y crear empleo. Este guiño al optimismo se basa en la incipiente calma que ha arraigado en los mercados y sus consecuencias para España e Italia, dos socios que hace solo unos meses parecían condenados a pedir el rescate. Pese a la creciente mejoría, en la UE nadie canta victoria y se insiste en que aún queda por delante una «profunda crisis social».

Herman Van Rompuy, el discreto presidente de la Unión, deslizó el primer mensaje marcadamente positivo coincidiendo con el inicio de la presidencia de turno irlandesa. El malogrado 'tigre celta', que hasta julio encabezará las citas de los Veintisiete, se ha convertido en un símbolo de la resurrección de la zona euro. Tras muchos sacrificios, Dublín empieza a recuperar el pulso económico, un despegue que se traduce en todo un ejemplo para el resto de socios rescatados. Aprovechando los resultados obtenidos por el Gobierno irlandés, Van Rompuy proclamó que 2012 había supuesto «un punto de inflexión» para Europa. «Lo peor ha quedado atrás», agregó alejándose de su proverbial prudencia.

El ex primer ministro belga dio por hecho que la moneda única ha superado las «amenazas» que ponían en peligro su supervivencia. «La prueba está en que todos los que han apostado contra el euro han perdido estrepitosamente», indicó antes de explicar la importancia de garantizar la estabilidad en los mercados. En un argumento que la UE repite desde el estallido de las turbulencias, Van Rompuy recordó que la calma en los parqués es «la llave para que los negocios y el empleo puedan prosperar». Siguiendo su tesis, la tranquilidad sería el primer eslabón de la cadena del crecimiento. Ahora, habrá que esperar a que poco a poco se descongele el crédito, lo que «pasado un tiempo» estimularía la expansión de la economía y conduciría a la bajada del paro.

Aunque evitó perfilar un calendario concreto, Van Rompuy confió en que la zona euro entierre la recesión en 2013. «No hay soluciones rápidas, ni atajos. Los cambios de gran magnitud requieren tiempo», apostilló. José Manuel Durao Barroso comparte la ilusión de su colega, pero ha alertado contra el peligro de caer en la «autocomplacencia». «El tiempo de las decisiones de emergencia debería haber terminado», proclamó la semana pasada en referencia al sinfín de cumbres organizadas para salvar el euro. El presidente de la Comisión ha pulido su análisis en intervenciones sucesivas recordando que queda mucho por hacer para superar la «profunda crisis social» que afrontan algunos países.

Exitosas subastas

Más allá de los diagnósticos con un mayor cariz político, el vicepresidente económico de la Comisión, Olli Rehn, ha ofrecido un punto de vista de carácter técnico, pero con el mismo optimismo de fondo. Según el responsable finlandés, el cambio de tendencia en los mercados se refleja en las últimas subastas de deuda de España, Italia e Irlanda. En todas ellas, especialmente las españolas, han caído los intereses exigidos gracias al aumento de la confianza. Algunos expertos sostienen que la aversión al riesgo que marcó el año pasado empieza a disiparse. El mercado estadounidense de bonos basura, que se utiliza como un termómetro del ánimo entre los inversores, crece con ímpetu y refuerza los signos de estabilización de los parqués.

Rehn, que ha alertado de que la creciente calma es fácilmente «reversible», también destaca los chispazos que ofrecen las encuestas sobre la evolución de la economía. Aunque se mantiene en unos niveles muy bajos, el indicador de confianza elaborado por la Comisión registró un notable repunte en diciembre con Italia y Alemania como los países más esperanzados con su futuro. Fuera de la UE, varios organismos internacionales han constatado que la zona euro empieza a carburar. La directora del FMI, Christine Lagarde, reconoce que el bloque se encuentra ante «los inicios de la recuperación». Incluso, vaticina que Grecia arrojará este año «mejores» resultados de los esperados.

Repunte de perspectivas

La OCDE, el club que agrupa a los 34 países más ricos del planeta, justifica con sus propios cálculos la mejoría de la situación en la Eurozona. El organismo dispone de un conjunto de indicadores diseñados, precisamente, para detectar con cierta anticipación la proximidad de una recesión o de la recuperación. Esta herramienta ya ha recogido un repunte en las perspectivas del bloque, que auguran una progresiva estabilidad y rebajan las posibilidades de que las turbulencias regresen. Además, los pronósticos mejoran tanto para Estados Unidos como para China, lo que alimenta las opciones de un mayor crecimiento a escala mundial a lo largo de este año.

La tranquilidad en los parqués también ha calado entre muchos analistas internacionales. Algunos insisten en que todavía es pronto para confiar en un 'final feliz', pero admiten que la situación ha cambiado completamente. La lectura general ahonda en la idea de que el presidente del BCE, Mario Draghi, se ha erigido en el gran héroe de Europa con su promesa de comprar masivamente deuda de los países en dificultades. Convertido en el gurú de la estrategia para contener la crisis, el exgobernador italiano abrió 2013 con una expresión que ha contribuido a afianzar la sensación de que se ha pasado página. A su juicio, la zona euro vive ahora un «contagio positivo» que podría devolverle la sonrisa.

Con el frente financiero más o menos bajo control, la lupa se trasladará con cada vez mayor intensidad a los datos específicos de cada país. Las cifras sobre la evolución del PIB y el déficit cobrarán todavía más protagonismo a los ojos de los inversores, que se preocuparán menos por la implosión del euro. Consciente de este cambio de prioridades, el vicepresidente económico de la Comisión ha advertido de que hay que apretar con las reformas. Su objetivo es que los miembros de la zona euro equiparen su competitividad y desarrollen un modelo uniforme. Rehn pretende que España y el resto de socios vulnerables se vuelquen con la exportación, un terreno en el que se han registrado importantes avances.

El responsable finlandés ha reconocido en varias ocasiones el salto de la economía española en el mercado exterior. Según sus estimaciones, las exportaciones crecieron un 20% entre 2009 y 2011, una tendencia que sigue consolidándose y recorta mes a mes el déficit comercial. España deberá aferrarse a oportunidades como esta porque no pueden esperarse planes de estímulo. Al menos, podría rebajarse el ritmo de la austeridad, como reclama el FMI.