Sakine Caniz, con un fusil AK-47, junto a Abdulá Ocalan, en 1995. Sobre estas líneas, retiran el cadáver de una de las mujeres asesinadas ayer en el centro de París . :: REUTERS / AFP
MUNDO

Baño de sangre kurda en París

Una fundadora del PKK y otras dos militantes aparecen asesinadas de un tiro en la cabeza en un local bajo vigilancia

PARÍS. Actualizado: Guardar
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Tres mujeres militantes de la causa kurda aparecieron ayer asesinadas en una sede de su comunidad en París, identificada y vigilada por los servicios secretos franceses y turcos. Entre las víctimas mortales figura una fundadora del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), cuyo líder histórico, Abdulá Ocalan, preso desde 1999 en Turquía, acaba de iniciar un diálogo político con Ankara. Ajuste de cuentas interno, atentado de la extrema derecha turca o episodio de guerra sucia, lo cierto es el que el viejo conflicto del Kurdistán tiñó de sangre kurda la capital francesa donde se llegaron a escuchar gritos acusatorios a una sospechada complicidad de París en medio de una manifestación espontánea de duelo y protesta.

El triple crimen, en apariencia perfectamente planificado, se produjo el miércoles por la tarde pero los cadáveres no fueron hallados hasta pasada la una de la madrugada de ayer. Un vecino del local, situado en la primera planta de un edificio cercano a las estaciones del Norte y del Este, dijo haber oído una detonación hacia las 18 horas. A última hora de la tarde un miembro del Centro de Información del Kurdistán intentó acceder a la discreta sede de esta oficina del PKK en Francia pero no tenía llaves y nadie le abrió la puerta. Alertado por manchas de sangre en el descansillo, dio la voz de alarma a otros compatriotas que descubrieron la masacre tras echar abajo la puerta.

En el suelo yacían los cuerpos inertes de tres mujeres que presentaban un impacto de bala cada una en la cabeza: dos en la nuca y la otra, en la frente. La más conocida es Sakine Cansiz, de 51 años, que fundó en 1978 el PKK junto a Ocalan a quien estaba estrechamente vinculada. Las otras víctimas fueron identificadas como Fidan Dogan, de 32 años, miembro del Consejo Nacional Kurdo, órgano representativo en la órbita del PKK, y Leyla Soylemez, de 25 años, militante de las juventudes del movimiento.

Según las primeras pesquisas, las mujeres estaban solas y debieron ser ellas quienes abrieron la puerta al agresor o agresores, conocedores de un local al que se accede mediante código digital y que no está identificado por ninguna placa en el exterior ni en el interior del inmueble. Se hallaron tres casquillos de bala procedentes de una pistola que probablemente fue disparada con silenciador. También se encontró una maleta con el contenido bien ordenado.

Tras visitar el escenario del crimen, el ministro del Interior, Manuel Valls, declaró que las tres mujeres habían sido «sin duda ejecutadas» y se comprometió a esclarecer «este acto totalmente insoportable». De la investigación se encarga la Fiscalía de París que la ha encomendado a los servicios antiterroristas de la Policía Judicial y de la Brigada Criminal.

'Guerra sucia'

La hipótesis de los investigadores se orienta hacia un ajuste de cuentas por disensiones internas en el PKK más que a una acción de guerra sucia orquestada por Ankara. Un policía especializado citado por el diario Le Figaro consideró impensable y ridículo que las autoridades turcas hubieran montado una operación de ese tipo ya que la cooperación policial y judicial «es uno de los campos en los que París y Ankara se entienden mejor».

Las represalias relacionadas con la extorsión de fondos son moneda corriente entre la diáspora kurda asentada en Francia, que cuenta con alrededor de 150.000 personas, en su mayoría originarias de Turquía. La exigencia del 'impuesto revolucionario' a obreros inmigrados y pequeños comerciantes y la venta forzada de publicaciones son canales habituales de financiación del PKK, prohibido por Ankara e inscrito en la lista de organizaciones terroristas de EE UU y la Unión Europea.

El contexto del incipiente proceso de paz, con una hoja de ruta esbozada entre Ocalan y los turcos según filtraciones periodísticas, invita a pensar en un intento de torpedear las negociaciones y eclipsar todo rayo de esperanza. Los instigadores serían alguna facción kurda partidaria de continuar la lucha armada o los ultras 'Lobos grises', bien implantados en Europa y conectados con los desagües del Estado turco.

Lo cierto es que los cientos de kurdos que clamaron venganza al pie del baño de sangre gritaron a coro «Turquía asesina, Hollande cómplice». El presidente francés, que calificó de «horrible» la matanza, declaró que una de las víctimas «era conocida mía y de muchos actores políticos porque se reunía regularmente con nosotros».